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EL INTERÉS DE LA COMUNA RURAL
El director del centro Demodata de la Universidad de Concepción, Sergio Toro, junto con su equipo han recogido entre 60 y 70 testimonios de personas que viven en comunas rurales y les consultaron por qué no fueron a votar. Y las respuestas son transversales.
"Van desde que en realidad estos cambios no les iban a servir para la vida cotidiana, muy propio de las zonas con lógicas del familismo, otros no fueron por el temor a contagiarse de coronavirus producto de que estos territorios tienen una población más envejecida. También se suma a que las elecciones en estos sectores suelen ir acompañadas por mucha locomoción y acarreo y que en esta oportunidad por el contexto actual no ocurrió, la locomoción no llegó a muchas zonas", puntualiza Sergio Toro.
Por eso Susana Riquelme considera que falta un poco de perspectiva a la hora de abordar las elecciones desde un punto de vista territorial y considerando las dificultades que deben enfrentar las personas que viven en comunas más alejadas. Recalca que siempre va a ser más fácil ir a votar en una ciudad urbana.
Asevera que "los traslados son distintos, los horarios para los adultos mayores no fueron los apropiados porque ellos van a primera hora y no durante la tarde, o que pasó con las mujeres que son cuidadoras y no tienen facilidades para ir. A eso se suma que estamos en un contexto de confinamiento y desconfinamiento, donde si bien los protocolos estuvieron buenos, no sé si se logró informar con la misma certeza a las comunas más alejadas".
El director ejecutivo de Observa Biobío, Lucas Serrano, indica que hay una infinidad de variables que afectan a las comunas más alejadas, pero destaca además la forma en que se realizaron la campañas -en formato digital- que no logró llegar a estas comunas, ya sea por la brecha digital, pero también porque no fueron informativas sobre el trasfondo de la elección.
Serrano precisa que "la campaña pecó de no ser informativa, sobre todo cuando llega la franja, donde se alejó de la parte explicativa y se centró mucho en caricaturizar, en dar argumentos para reafirmar posturas a quienes ya tenían su voto decidido. Y en comunas rurales donde le educación cívica es de peor calidad o inexistente, como en el resto del país, es más difícil que tengan las herramientas para discernir, además que la contienda electoral es utilitarista y se centran en aquellos territorios donde hay más votos, si hay comunas con pocos votos, no se la van a jugar ahí".
Sobre ese punto, en Alto Biobío votaron 1.800 personas y en las elecciones anteriores han llegado a votar un poco más de 3 mil, situación que se repite en la mayoría de las comunas pequeñas de la Provincia de Biobío y de Arauco. En tanto en el Gran Concepción, votan en cada comuna como mínimo 20 mil personas. Sólo en Concepción sufragaron más de 100 mil personas y en Florida, por ejemplo, lo hacen en promedio 5 mil.
CON O SIN REPETICIÓN
Los analistas coinciden en que el plebiscito del domingo fue un hecho inédito y que sólo puede ser comparable el referéndum realizado en 1988, por lo que implica la motivación entre votar por una opción versus hacerlo por personas. Por lo mismo hay distintos parámetros para evaluar si el fenómeno de alza de participación se podría repetir en las elecciones del 11 de abril de convencionales y/o de gobernador regional, sin contar que en la misma fecha se escogerá alcaldes y concejales.
Para Lucas Serrano, el porcentaje de participación registrado el domingo pasado debería ser la base de la expectativa en números y no lo máximo a aspirar, pero esto ocurriría sólo si se construyen más instancias de participación. "El calendario electoral se viene súper intenso y ciertamente es distinto porque el plebiscito despertó un interés especial. Hasta antes de esta elección era más la gente que no votaba y si se hubiera participado en procesos electorales anteriores, quizás no hubiéramos tenido un estallido social. Hay que cautivar ese cambio de pensamiento y la importancia de votar, considerando que el plebiscito de salida va con voto obligatorio".
Reconoce que parte de la alta votación se puede explicar por la mística que rodeó el plebiscito del 25 de octubre y, por lo mismo, si se dan las mismas lógicas políticas del pasado, "mucha gente puede verse descontenta, lo que estaría bastante mal porque el proceso constituyente sale como respuesta a ese descontento. Y si no se maneja bien, podría reactivar la manifestación social".
Susana Riquelme, en tanto, asegura que "el '88 asiste la ciudadanía a votar en masa porque lo que hoy moviliza a la ciudadanía es la esperanza de cambiar el modo de gobierno, que se cambie el modelo fundamentado en la Constitución. Creo que lo que se viene es distinto, no sabemos qué va a ocurrir con el proceso de elección de convencionales, la ciudadanía ya dijo que no quiere parlamentarios en la redacción de la Constitución y por eso eligió a la Convención Constitucional".
La analista de datos recalca que, de mantenerse la efervescencia o dinámica de participación, dependerá de quienes vayan de candidatos sean personas nuevas, independientes, que exista renovación de rostros.
Misma postura tiene el investigador de la UDD Miguel Ángel Fernández, quien cree que el efecto de la participación se va a mantener, primero, porque las comunas rurales votan más en las municipales y por ende, van a participar en la elección de convencionales, y porque la figura de gobernador regional va a generar altas expectativas en las personas para elegir a un líder con identidad local. Sin embargo, también cree que el clima -la votación otoño y no en primavera- podría influir negativamente si ese día está lloviendo en el Biobío.
"Cuando veamos la lista de candidatos a convencionales después del 11 de enero, ahí vamos a ver cómo reaccionar el entusiasmo de la ciudadanía y el indicador de participación por dicho efecto, será más claro", precisa Fernández.
En ese sentido, reconoce que es importante que los partidos políticos moderen el entusiasmo inicial del plebiscito, con lo que realmente va a ocurrir con un sistema de lista abierta proporcional, donde un independiente fuera de pacto -en el distrito 20, por ejemplo- debe obtener al menos el 12% de la votación total para poder asegurar un escaño.
"En cambio la lista de Chile Vamos o Unidad Constituyente, que lleva 8 ó 9 candidatos, significa que si en promedio cada uno saca 1,5% de votación puede asegurar su escaño. Esa diferencia es brutal, porque se premia el conjunto de la coalición política y no cada candidatura. Y es difícil de explicar al electorado y eso va a generar frustración".
En tanto Sergio Toro, director de Demodata centra que la participación podrá estar afectada por la temática que representará a cada uno de los candidatos. "Hay que entender que la crisis de octubre también fue de los mecanismos de representación que se estaban aplicando tradicionalmente (…) Y más que los nombres, tiene relación con el tipo de principio que va a estar en juego, si se focalizan en que los nombres sean independientes o partidarios, puede generarse un problema grave del tránsito que debe existir entre la dinámica refundacional del pacto social".
Con las cartas en la mesa, habrá que esperar hasta la inscripción de los candidatos y de las listas para ver si la ciudadanía volverá a acudir en masa a las urnas, tal como ocurrió el domingo pasado o si sólo fue la expectativa de un plebiscito inédito. De todas formas, el escenario está abierto y los analistas abogan porque se logre una valorización mayor de la importancia del voto y que el número de votantes no caigan en seis meses más.