Buscando palabras en las fotos de Pablo de Rokha
"Mala lengua. Un retrato de Pablo de Rokha" (Alfaguara) es el libro que escribió Álvaro Bisama leyendo cartas y mirando las fotos del poeta maulino que apagó su vida con un balazo.
Por Cristóbal Gaete
Cuarenta kilos de prietas, treinta garrafas de vino, docenas de fuentes con causeo y pebre y un cordero de veintisiete kilos fueron consumidos en la celebración del Premio Nacional de Literatura que se le otorgó en 1965 a Pablo de Rokha (1894-1968). Famoso por, entre muchas otras cosas, haber hecho un poema tremendo sobre toda nuestra geografía alimentaria, en ese año sólo tomaba agua y estaba a dieta por temas de salud, así que no fue mucho lo que comió y brindó.
Años antes había perdido a su esposa y varios hijos. Uno de ellos, suicidado. Cuenta Álvaro Bisama (1975) en la extensa crónica "Mala lengua" que la celebración del Premio Nacional fue para los otros: "El poeta está preocupado de que le den de comer a los niños del barrio, que se suben por las rejas".
Tres años después del Nacional, el 10 de septiembre de 1968, tipo 9 de la mañana, de Rokha desayunó jugo de huesillos, café y tostadas. Habló con su hija Lukó, salió al jardín y luego entró a su escritorio. Allí, a las 10:10 am, sentado en su silla de mimbre y con los anteojos puestos disparó el revólver Smith & Wesson con cacha de nácar que le había regalado Siqueiros en México. Cuando el ama de llaves entró, luego del fogonazo, de la boca del poeta salía sangre: aún empuñaba la pistola con la que acabó con su vida.
Para armar esta crónica, Bisama toma antiguas fotos y se detiene en ellas buscando ir más allá de la primera mirada, como cuando describe la imagen en que Violeta Parra está apoyada en su hombro y nos narra el encuentro entre ellos. O en las fotografías del niño Díaz Loyola, sus apellidos originales, donde es el único que mira a la cámara junto a su madre mientras los demás están asustados frente a esa nueva tecnología.
-¿Cómo comenzó a releer a Pablo de Rokha?
-Lo leí muy saltado, muy cortado. Durante 20 ó 30 años, a partir de las ediciones de LOM que hizo Naín Nómez, siempre oscurecido por dos cosas. Una: el mito, que es tremendo con él. Otra, es que se leyó a de Rokha en la órbita nerudiana, como parte de una guerrilla. Cuando uno lo empieza a leer te topas con que el proyecto es algo mucho mayor, es un adelantado en muchas cosas. Estas afirmaciones no las hago al vuelo. Cuando uno lee libros como "Genio del pueblo" o "Arenga sobre el arte" o "La escritura de Raimundo Contreras", los mitos se deshacen y la obra se eleva sobre la mitología. Es una obra todo el rato en tensión, todo el rato en movimiento. Lo leí mucho cuando escribí "Cien libros chilenos" (2008), y de pronto se me empezó a cruzar, de pronto estaba leyéndolo, tomando notas de un ensayo, y la lectura de los libros me empezó a iluminar la posibilidad de hacer una crónica, un ensayo, un texto crítico, una ficción. El libro es una mezcla entre esos cuatro registros. Es ante todo un ejercicio narrativo.
-Rescata también la revista "Multitud", publicada por de Rokha y Winét.
-Es una experiencia de lectura fascinante, es un lugar donde convergen muchas cosas, la política, la poesía, la literatura, la discusión del arte, lo sindical. Es un nervio vivo. Leer "Multitud" es cruzarse con todo lo que está en la obra de Pablo de Rokha, que es maravilloso, que es inolvidable. "Multitud" es una comunidad que existe por medio de la cultura.
-Enumera y detalla las tesis de la separación de Neruda y de Rokha (el cortejo fallido a la hermana de Rokha, un tejo errado del Nobel que rompe una garrafa, la rebelión de los poetas que mandoneaba de Rokha y una estafa a un amigo de Neruda). ¿Hay alguna que le parezca más creíble?
-¡No sé, son escritores, todo lo que dicen de ellos son mitos sobre sí mismos! Por eso coloco las versiones que son muy delirantes, todas interesantes. No me inclino por ninguna. Me parece mucho más interesante lo que dice Neruda, que se arregló con de Rokha cuando se murió, se lo dice a Jorge Amado. Uno de sus primeros lectores fue Neruda. También es interesante que la lectura de Neruda de "Los gemidos" podría prefigurar "Residencia en la tierra".
-Escribe bastante de "la banda negra", que sería la mafia de Neruda. ¿Cree que existía?
-Yo creo que sí. Siempre me pareció una presencia ominosa, una sospecha, una conspiración. Hay cosas que dice, lo que pasa en el Premio Nacional. Por eso es muy interesante el texto "Neruda y yo". Habla del sistema poético chileno y se despacha primero a Alone. Y ojo, es un texto que escribe en su cumpleaños número sesenta. Es pillo de Rokha. Luego viene la antología de 1954, el modo en que retorna es esa antología.
-Considerando la desgracia familiar y el destino de sus hijos, ¿se podía vivir siendo un de Rokha?
-No lo sé. Parte del libro es para sacarme los prejuicios de esa lectura tan fatal. Por ejemplo, no dejo de pensar en las fotos de su hijo cuando van a China juntos. Hablo del hijo que se suicida unos meses antes que Pablo de Rokha. Allí está unido al goce, al clan, a construir una armonía.