"No fue prudente aferrarse de forma majadera a una fecha y un solo día para realizar el plebiscito"
El dirigente gremial profundiza en el manejo de la pandemia, formula una autocrítica a la incapacidad de transmitir el mensaje de autocuidado a la comunidad y hace un especial llamado a cuidarse durante el proceso electoral del domingo 25 de octubre. "Creo que tiene mucho sentido que la gente vote y, por lo tanto, sería terrible que no participen", afirma, pese a que se muestra en desacuerdo con que se haya mantenido la fecha del proceso.
Si hubiera que encasillar a Germán Acuña Gamé, presidente del Consejo Regional Concepción del Colegio Médico, en una corriente de pensamiento, no sería una tarea sencilla. Si bien él mismo se define como un humanista cristiano, se trata de un dirigente gremial que suele alejarse de los cánones de lo "políticamente correcto" y sorprende con sus posiciones en materias asociadas a su quehacer profesional y a la política.
Quizás aquello explica por qué en 2017 este médico formado en la Universidad de Concepción y especializado en anestesiología en la Universidad de Chile dejó su militancia de varias décadas en la Democracia Cristiana o por qué -en esta entrevista- no tiene problemas en expresar que "no fue prudente aferrarse de forma majadera a una fecha y un solo día para realizar un plebiscito". Puede ser también la razón por la cual en medio de un reciente encuentro convocado por el arzobispo de Concepción, Fernando Chomali, con líderes políticos, gremiales y sociales de la zona, hizo un llamado a dejar de hablar solamente entre la elite y comenzar a escuchar mucho más a los destinatarios de las políticas públicas y de las decisiones de los dirigentes.
-¿A qué se debió ese llamado?
-Quise inspirarme en aquella frase del evangelio en que Jesucristo se dirige a Dios y le dice algo así: "Yo te alabo, Señor, porque has ocultado estas cosas de los grandes y poderosos y se las has revelado a los humildes". Es la base teológica de la participación social, que la verdad se ha entregado a los humildes y los sencillos. Representa un llamado a aprender a escuchar, lo que es un ejercicio muy complejo. Creemos que escuchamos, pero la verdad es que la mayoría de las veces no lo hacemos.
-¿Y cómo se aplica aquello al ejercicio de la medicina?
-He sido educado como médico de cuidados paliativos por muchos años. Y cuando digo que he sido educado, lo digo porque son los enfermos los me han educado. El privilegio de estar sentado a los pies de una cama, en que me han regalado muchos momento de intimidad, es una gran lección de vida. Y ahí uno aprende que estas personas, sin ser doctorados en materias de filosofía o ciencia, o sin tener empresas, muchas veces sobrepasan con mucho a lo que uno pudiese esperar. Pareciera que en la vida es cierto que en los pobres y los humildes está la verdad que debemos escuchar. La gran pregunta es si estamos dispuestos a correr riesgos como sociedad en aras de fomentar una verdadera participación de ellos.
MANEJO DE LA PANDEMIA
-¿Y cómo se debería expresar este concepto en el manejo de la pandemia por el covid-19 en el país?
-He tenido conversaciones con juntas de vecinos, agrupaciones sociales, concejales y alcaldes. Y en ellas los invito a que se arriesguen y que entreguen herramientas a las personas de a pie, de la calle, a los niños. Muchas veces nos vamos a sorprender de su sabiduría, lo que nos van a enseñar. Probablemente para el tiempo venidero en educación lo más importante será cómo los pequeños -desde muy temprana edad- pueden hacerse responsables de hacer frente a la pandemia en su entorno. Se trata de atrevernos a entregar el control de la vida a quienes son los más sencillos. Y eso requiere una convicción profunda: reconocer que en cada ser humano hay una porción de la verdad que yo no tengo y recibirla con respeto. Y arriesgarnos desde el punto de vista político a fomentar la mayor descentralización del poder posible.
-¿Eso aplicaría también a la forma en que se han tomado las decisiones más importantes en medio de esta pandemia, con un férreo control desde el centro?
-Efectivamente, y por eso todos los presidentes de colegios médicos regionales pedimos en su oportunidad al Presidente de la República que entregara a los intendentes y seremis la capacidad de decretar y levantar las cuarentenas. Porque nos parecía que era importante aplicar algunos confinamiento locales para frenar la movilidad del virus y aliviar el uso de camas de cuidados intensivos. Al final el tiempo demostró que teníamos razón y por Dios que costó tomar las decisiones en Santiago para nuestras zonas.
-A propósito de su especialización profesional en el cuidado del dolor crónico, ¿cuáles son los grandes dolores que le ha provocado a usted la pandemia?
-Cargo con dos dolores fundamentales. El primero es nuestra incapacidad como sociedad -y hablo de médicos, políticos, el Gobierno- de transmitir bien el mensaje del autocuidado. Hemos intentado hacerlo, pero no ha resultado, nos ha ido mal. Todavía vemos gente que rompe las reglas de manera cotidiana, muchas veces en oficinas públicas, reuniones sociales donde participa gente del mundo político, o fiestas. Y nos duele, porque significa que no hemos sido capaces de transmitir el mensaje. La tendencia natural es acusar a las personas de irresponsables, pero la verdad es que eso es una mirada un poco superficial. Tenemos también que hacernos la autocrítica: no hemos invertido el suficiente tiempo o puesto toda la inteligencia necesaria. Lo segundo es el particular dolor de tener personas cercanas, de nuestro gremio, que han estado dando lo mejor de sí para atender a los pacientes y que han caído enfermos por este virus. Lo han pasado pésimo, una o dos semanas conectados a ventilación mecánica, algunos con traqueostomías y tocando las puertas del cielo. Es muy triste ver a personas que han seguido operando en los hospitales y que en el ejercicio de su profesión han enfermado.
-¿Cuál es su lectura del peak tardío que ha vivido la Región del Biobío -comparado, por ejemplo, con la Región Metropolitana o Valparaíso- en relación al número de contagios por covid-19? Hasta julio la enfermedad aparecía bastante controlada localmente.
-Creo que el anuncio adelantado de las medidas de masivo confinamiento en Santiago produjo un tremendo éxodo hacia el resto del país y se recibió de diferentes maneras. Si uno mira los días de los contagios y sobre todo los aumentos, éstos tienen que ver con esa llegada cuando fueron las grandes cuarentenas en Santiago, que se anunciaban un día miércoles para ejecutarse un viernes a las 12 de la noche. Salieron miles de personas en sus vehículos para llegar a sus provincias y acá arribaron a Concepción, Mulchén, Cañete. Entendiendo que no se puede confinar de un rato para otro, sí se podrían haber cerrado las ciudades. Lo mismo cuando le pedíamos a las industrias que ojalá trabajen en ellas personas de la comuna o las comunas cercanas, que no venga gente de Arica o Puerto Montt a trabajar acá. En general las empresas han ido entendiendo esto, pero esos traslados también contribuyeron a la movilidad del virus a lo largo del país.
EL PLEBISCITO
En su trayectoria, Germán Acuña ha ocupado diversos cargos públicos. Desde la época universitaria, cuando fue secretario de la primera Federación de Estudiantes elegida democráticamente en la Universidad de Concepción, a mediados de los 80. Después fue director del Hospital Regional de Concepción (1997-99) y entre 2000 y 2002 ejerció como concejal de Concepción, hasta que asumió como gobernador provincial, cargó que ocupó hasta 2004. Un año más tarde fue candidato a diputado, pero aunque obtuvo un 23,52% de la votación no le alcanzó para obtener un cupo en la elección en que resultaron electos Clemira Pacheco (PS) y Sergio Bobadilla (UDI).
En 2017 decidió abandonar la Democracia Cristiana, partido al que estuvo vinculado desde su época universitaria. Ese mismo año asumió la presidencia del gremio médico en Concepción, del cual había sido vicepresidente desde 2014.
-¿Echa de menos algo de la militancia partidaria?
-No, para nada. Creo que igual uno puede aportar sin estar militando en un partido. Me invitan permanentemente a opinar y, en general, trato de hacerlo.
-Desde la perspectiva sanitaria, ¿cómo evalúa la realización del plebiscito de este domingo 25?
-Con todo el riesgo político que tiene una afirmación de este tipo, quiero plantear que hemos esperado mucho tiempo por un acto democrático de esta naturaleza. Es primera vez que tenemos una oportunidad donde toda la población va a decir si quiero o no quiero una nueva Constitución y es algo que ocurre por primera vez en la vida republicana. Y si queremos ir más allá, esperamos 500 años para esto. Y bien podríamos haber esperado 500 años y tres meses o 500 años y cuatro meses, para darnos certezas que yo creo que hoy día no tenemos. Me parece que aferrarse tozudamente a votar en un solo día también representa una falta de libertad y creatividad. Si hubiéramos votado tres meses después, quizás hubiéramos podido habilitar el voto electrónico para ese momento o el voto semielectrónico, para reducir el número de personas que se juntan en un local. O habríamos definido un sufragio durante varios días. Estamos además asumiendo el riesgo de que haya muchas personas que digan "yo no voy a ir a votar porque no quiero contagiarme". Si mucha gente se abstiene de ir a sufragar, después vamos a decir que el plebiscito no es legítimo. Yo creo que no fue prudente aferrarse de forma majadera a una fecha y a un solo día para realizarlo. Fue un error de todos los sectores políticos.
-En ese escenario, ¿cuál el llamado que hace usted como representante del Colegio Médico para ese día?
-Hoy día hacemos el llamado a cumplir con todas las medidas de protección, usar bien la mascarilla, lavarse las manos, llevar un alcohol gel en su bolsillo para cuidarse de todas las superficies que se tocan. Y en cuanto a la distancia social, hay que ser majadero, muchos científicos ya han dicho que la distancia son dos metros. Y a lo mejor atrevernos a decirle al vecino que se guarden esas distancias. Que la gente ojalá vaya muy temprano a votar, que no lo dejen para última hora. Las personas que tienen más riesgo, como los adultos mayores, que vayan lo más temprano posible, ya que no los pueden dejar como vocales de mesa. También es importante votar rapidito, evitar la vida social a la entrada o la salida y a los políticos evitar las entrevistas en los locales, porque eso va a significar que se van a juntar los periodistas con sus cámaras y micrófonos. Es una invitación a que se cuiden mucho ese día y cada cual en conciencia tomará la decisión de su participación en este acto. Creo que tiene mucho sentido que la gente vote y, por lo tanto, sería terrible que no participen. Pero entendiendo que aferrarnos a la fecha no fue lo más sabio, es posible que nos arriesguemos a que mucha gente diga "yo prefiero quedarme en casa, sano, y que otros decidan por mí".