Un total de 12 jardines privados han cerrado en la Región y otros tres están en peligro
Desde la asociación regional plantean que, pese a que desde mayo están viendo su situación con el Gobierno, sólo se les ofrecen créditos. La reapertura y la nueva acreditación de infraestructura requieren de inversión que en sus condiciones, ya no son capaces de costear, afirmaron.
La situación crítica que viven los jardines infantiles privados de la Región del Biobío se ha vuelto casi insostenible. A la fecha ya son 12 los recintos educativos que han tenido que cerrar sus puertas y otros tres están al borde de la quiebra si no existe alguna solución económica por parte del Gobierno.
La vocera de la Asociación de Salas Cunas y Jardines Infantiles Particulares (Asjipe), Alejandra Gallegos, quien además es propietaria del jardín Nazaret en Concepción, critica que hasta la fecha la única solución que se les ha entregado de parte del Gobierno es que acudan al crédito, pero no tienen ingresos desde marzo y la inversión que tendrán que hacer para una reapertura segura hace que el futuro sea desalentador para los sostenedores, afirmó.
"Todo el tiempo van apareciendo nuevas cosas que recargan nuestra mochila, al principio era ir sobreviviendo al arriendo, al tener trabajadores con la ley de Protección al Empleo -que nos ayudó bastante- pero ya ahora es casi imposible. En nuestro caso hemos tenido cero ayuda", sentencia la sostenedora.
Gallegos informa que a la fecha "llevamos 12 jardines cerrados y tres más con riesgo de cerrar si este mes no tenemos ninguna ayuda. Y hay pérdidas de todo tipo, familias a punto de perder sus casas por mantener los jardines, los costos han sido de todo orden, porque la salud mental en algún minuto también colapsa".
Si en promedio cada recinto privado de educación primaria cuenta con 14 funcionarios, son unas 168 personas, aproximadamente, las que han perdido sus empleos en este último mes y que no contaron con ninguna indemnización porque los recintos se han acogido a la ley de quiebra.
CERO INGRESOS
Desde la Asociación de Salas Cunas y Jardines Infantiles indicaron que la mayoría de los padres dejó de pagar la mensualidad en abril. "La gran mayoría de los papás han estado ausentes, entraron en sus propios problemas, muchos de ellos fueron despedidos, no asumieron el costo. Hay unos pocos que siguen en contacto y que algo aportan", manifestó la vocera de la agrupación.
La agrupación alberga a 52 recintos de la Región y se estiman que son alrededor de 100. Sin embargo, al ser entidades privadas, no reciben ayuda del Gobierno ni están catastradas.
"Cuando comenzamos a solicitar ayuda al Gobierno, nos encontramos con una muralla bastante grande, en parte porque desconocían nuestra situación porque si bien nosotros somos parte de la cobertura que realizan, no pasa más allá de que nosotros tengamos que cumplir obligaciones, pero ellos no tenían que preocuparse de nosotros. Entonces, no había mayor relación", puntualizó Galleguillos.
Lamentaron desde la organización que, pese a que vienen conversando desde mayo con el Gobierno con agrupaciones en Santiago, se han generado reuniones donde han planteado su situación, lo que se ha repetido en reiterados encuentros, pero de avances, nada, aseveraron.
Esto, pese a que desde regiones han realizado manifestaciones públicas y una campaña en redes sociales donde se anuncia el riesgo de que los jardines infantiles cierren por la falta de recursos.
La vocera de Asjipe indicó que "ya nadie desconoce la realidad de los jardines, con tanta presentación cada vez de nuestra realidad, siento que nos están postergando hasta la reapertura".
INCIERTA REAPERTURA
Si bien en la Región Metropolitana el ministro de Educación, Raúl Figueroa, ya analiza la reapertura de salas cunas y jardines infantiles, la realidad en el Biobío es distinto, con 13 comunas en cuarentena (es decir, en la fase 1 del plan Paso a Paso), las que se iniciaron desde mediados de agosto. Para poder abrir, el territorio debe estar como mínimo en la fase 3.
La forma en que se ha desarrollado la pandemia a nivel local también ha afectado las proyecciones de las sostenedoras. "La idea era abrir en junio y se fue alargando, hasta que nos pusieron en cuarentena. Estando en esta fase aún no podemos pensar en protocolos o acreditarlos frente a la Seremi de Educación", sentencia Galleguillos.
Pese a esta realidad, ya hay un jardín infantil de San Pedro de la Paz que solicitó la reapertura.
Aunque la postergación de la reapertura complica el escenario económico de los jardines, el retorno tampoco es la solución. Esto, por la inversión que se tendrán que hacer en los recintos preescolares para adecuarse a las normas sanitarias y de higienización, reestructuración de espacios, elementos de protección personal, entre otros. A lo que se suma que no todos los niños que acudían antes de la pandemia volverán inmediatamente a su jardín.
"Una sostenedora de Talcahuano realizó una consulta interna y de los 96 niños con los que contaba, sólo cuatro estarían en condiciones de retornar en noviembre o diciembre. Con la inversión realizada, más los costos operacionales, tampoco nos saldría a cuenta", puntualizó la vocera de los recintos del Biobío.
Y como varios jardines y salas cunas se endeudaron para poder hacer frente a la nueva acreditación de infraestructura que entra en vigencia el 2022, muchas cuentas están en rojo, aseguró.
Finalmente, Galleguillos planteó que los cierres se están realizando como quiebras, por ende, la empresa se disuelve y eso impediría volver cuando el escenario mejore.
La dirigenta alertó que esto traería un efecto futuro para aquellos padres que retornen al trabajo presencial y no tengan jardines ni salas cunas para llevar a sus hijos: "Nosotros atendemos a todos quienes tienen ingresos por sobre los 500 mil pesos y que ya no son recibidos en los recintos públicos, ¿dónde irán esos niños si estamos cerrando? Esa es una situación que tampoco se ha previsto".