Investigaciones científicas con pausa obligada y confinadas en el laboratorio
A la pérdida de muestras por el tiempo transcurrido, se suma la problemática presupuestaria: la mayoría de los investigadores viven de las becas entregadas por la ANID y los más complicados son quienes cursan el último año de su doctorado o cuentan con una extensión. Afirman que no se les han entregado propuestas para no perder el financiamiento.
Por Lesly Zurita Arriagada / lesly.zurita@diarioelsur.cl
"Soy bioquímica, estoy haciendo un doctorado en Ciencias Biológicas en la UdeC y obtuve la beca ANID por cuatro años, postulé a la extensión para este primer semestre y desde este mes ya no soy becaria. No he pisado el laboratorio desde marzo, en mi parte experimental no he podido avanzar nada. Perdí mis meses de extensión por la pandemia", cuenta Pamela Godoy, de 30 años, quien está en su último año de su programa de postgrado.
La situación de los investigadores científicos no es fácil en Chile: a la dificultad de contar con una estabilidad laboral para poder desarrollar sus proyectos, el recorte presupuestario que registran los fondos concursables con los que sobreviven, este año deben sumar que la pandemia provocada por el covid-19 hizo que los laboratorios -ubicados en universidades- cerraran y sus experimentos quedaran entre cuatro paredes, algunos volviéndose inservibles para sus investigadores.
Los más afectados son aquellos que están en el último año de su programa o cuentan con extensión de la beca, porque a diferencia de otros postgrados, se trata de estudios que implican el tiempo completo del investigador, por lo que la beca no sólo cubre el arancel, sino que tiene un monto para que el científico pueda mantenerse.
Según denuncian becarios de todo el país, quienes están a cargo de estos fondos concursables no se han hecho cargo de quienes vieron sus investigaciones paralizadas, tanto para quienes lo realizan en universidades locales, como quienes viajaron al extranjero.
En Chile, la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) es la principal encargada de financiar con aportes del Estado la investigación científica y formación académica de los distintos profesionales de nuestro país; según los últimos datos entregados que son de 2018, la Región del Biobío contaba con 2 mil 515 becarios que fueron beneficiados por alguna de los 12 tipos de becas con los que contaba la exConicyt.
"El primer impacto que recibimos fue el recorte al presupuesto de la ciencia y con la llegada de la pandemia están los investigadores experimentales parados, no pueden entrar a las universidades y no pueden terminar sus tesis", sentencia Carola Díaz, vocera de Cipres (Ciencia Presente en la Sociedad).
Los investigadores sentencian que pese que desde mayo se hizo latente la problemática que se venía con los estudios experimentales, a la fecha no han tenido una respuesta de lo que pasará en su situación, pese a que se han reunido con el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Ciencia e Innovación. La única alternativa que se comunicó fue para aquellos con recursos adjudicados del Fondecyt, pero con propuestas que tampoco apuntaban a la base del problema que enfrentan a raíz de la pandemia por el virus del Sars-Cov-2.
LABORATORIOS CERRADOS
"Mi financiamiento se acaba en febrero, es mi último mes de manutención. Y no hemos tenido noticias de extensión. Ahora, yo este año puedo postular a una extensión para escribir mi tesis, pero obviamente no va a ser usada sólo para eso porque yo ya perdí todo un año de trabajo", cuenta Jessica Mella, quien va en cuarto año de un doctorado en Ciencias Biológicas en el área de Biología Celular en la UdeC.
Ella cuenta con la Beca Doctorado Nacional y revela que ya desde el 18 de octubre del año comenzaron a disminuir los días disponibles para ir a la universidad y desde marzo que ya ninguna dependencia ni laboratorio ha estado funcionando.
Las situaciones tanto de Jessica como de Pamela son, dentro del abanico de casos que se están registrando de retrasos producto de la pandemia, una de las más complejas por estar en sus últimos meses de investigación.
De hecho, Pamela reconoce que lo único que ha hecho estos meses es "escribir parte de la tesis y artículos científicos, pero del lado experimental no he podido trabajar nada. Y para mí estos eran meses claves, donde yo debía finalizar mi tesis, y ahora con la extensión ya perdida, no tengo nada".
En una línea similar se encuentra Natalia Barriga, quien está haciendo un magíster en Bioquímica Clínica y que es de tiempo completo. Cuenta con una beca de postgrado que sólo cubre el arancel del programa, pero no cubre sus gastos, pese a que la dedicación es de un mínimo de ocho horas diarias y eso le impide tener un trabajo para mantenerse.
La joven relata que "mi investigación está parada, con mis profesores guía hago trabajo escrito, analizo datos. Por ahora, la universidad tiene estrictos protocolos de no dejar entrar investigadores y recién ahora están viendo la posibilidad de volver en octubre, pero eso está sujeto a lo que digan los profesores, porque el laboratorio donde trabajo es donde realizan los diagnósticos de covid".
Natalia agrega que está en segundo año, donde su dedicación exclusiva es la tesis y el trabajo de laboratorio y que, por lo mismo, "en el ámbito económico no tengo la posibilidad de trabajar. Ahora he estado buscando algún reemplazo, pero mientras no termine el magíster es algo difícil, no puedo seguir con mis siguientes pasos como sería ya buscar un trabajo o seguir en un doctorado".
MESES PERDIDOS
"Mi idea era estar defendiendo la tesis en septiembre u octubre", dice con resignación Pamela Godoy. En su caso, su investigación está relacionada a la enfermedad de Alzheimer y cuentan con animales de experimentación, clones de ratones que no se pueden perder y que aún están en buenas condiciones.
La situación es más compleja para Natalia, quien tenía este año completo para trabajar en su tesis y que en cuanto a sus insumos para la investigación "no sé cuáles van a ser las consecuencias cuando vuelva, porque trabajo con muestras de pacientes, que estando tanto tiempo guardadas ya no me van a servir, seguro voy a tener que llamar nuevamente a los pacientes y tomar otras muestras", precisa sobre una investigación que tomará más allá de los ya siete meses perdidos por la pandemia, sino que implicará rehacer avances que ya estaban completados.
Jessica, en tanto, cuenta que "a esta fecha doy el año por perdido. Los primeros meses avanzamos con datos para cuantificar, pero se nos acabó en abril. De ahí en adelante, hemos perdido modelos biológicos, muestras que estaban listas y como han existido problemas con los envíos internacionales, tampoco hay opción de tener anticuerpos o sondas, tampoco a quién pedirlas si no hay nadie".
Con esta paralización de trabajo y el que se va a tener que repetir, Jessica proyecta que en su programa al menos se van a demorar un año más en terminar los experimentos los que ya estaban en cuarto año "y eso sin contar a los que ya estaban atrasados. Ninguno se ha podido graduar y todos quedaron sin financiamiento ahora", sentencia.
POCAS CERTEZAS
Ya en mayo pasado, los becarios se organizaron a nivel nacional para hacer latente a la ANID (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo) sobre la crisis que se venía, pero a la fecha no han tenido alguna propuesta de poder salvaguardar dichas investigaciones, especialmente para quienes necesitan un sustento económico para poder terminarlas.
Carola Díaz, vocera de Cipres, puntualiza que "recurren a las universidades para dar soporte a la crisis sanitaria, pero tampoco hay dinero para financiar a los investigadores. Es indignante porque la gente depende de los programas que son de dedicación exclusiva y no da el tiempo para financiar un doctorado con el costo que tiene".
Díaz cuenta que una vez que los investigadores terminan sus doctorados, continúan realizando estudios en postdoctorados con proyectos Fondecyt, como es su caso, donde "tampoco hemos pisado el laboratorio, nosotros tenemos que rendir año a año, hay un año completo de trabajo perdido, la ANID ha permitido la extensión, estamos hablando de que nos permiten trabajar en otras cosas".
Y agrega que los proyectos con los que trabajan son a plazo, no tienen estabilidad laboral y muchos funcionan con ahorros y esperan a tener recursos una vez terminado el proyecto. Pero si se adhieren a la extensión de la ANID a los Fondecyt, tendrán que seguir trabajando sin tener dinero para mantenerse.
"Hablamos de investigaciones que son costosas, que son difíciles de llevar a cabo sin financiamiento y la ANID ha demostrado ser una institución donde su gestión se ha visto absolutamente superada, no ha mostrado liderazgo", cuestiona la vocera de la Cipres.
Asimismo, como los investigadores no han sido trabajadores formales con un contrato, no califican para ninguna de las ayudas que ha establecido el Gobierno para quienes hayan quedado desempleados o sufrido mermas en sus ingresos a raíz de la pandemia del coronavirus.
APOYO INTERNO
Pamela Godoy cuenta que en julio lo estudiantes de su programa se organizaron para ver alguna posibilidad de regresar a los laboratorios bajo un sistema de turno en grupo de 3 a 5 personas y se iniciaron protocolos al respecto. Sin embargo, la cuarentena que rige en Concepción desde el sábado 29 de agosto echó por tierra dicha posibilidad.