Pesca artesanal: merluzeros y bentónicos son los más complicados por el covid-19
Representantes del rubro comentaron que el problema se generó por el cierre de restaurantes y de los lugares de venta producto de las restricciones por la emergencia sanitaria.
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La pesca artesanal en la Región, según el último reporte del Servicio Nacional de la Pesca, Sernapesca, es un sector que involucra a 20.810 pescadores, 3.331 embarcaciones y un volumen cercano a las 380 mil toneladas, lo que representa el 48% del total nacional.
Los productos que se venden a las pesquerías y que se exportan no han tenido mayores complicaciones durante la pandemia. Otra historia es lo que pasa con aquellos pescadores vinculados a las caletas y sus cocinerías.
"La pandemia ha afectado mucho a quienes han invertido en el turismo, en cabañas, cocinerías. Quienes llevan su pesca a restaurantes lo han pasado mal, porque por la pandemia y ahora con las cuarentenas, está todo cerrado", mencionó Paula Reyes, presidenta de la Asociación Gremial de Armadores de Embarcaciones Menores A.G. Coliumo.
Hugo Arancibia, presidente de la Federación Regional de Pescadores Artesanales de Chile, Ferepa Biobío, agregó que "en el caso de los bentónicos (productos del fondo del mar), que son más de 5 mil familias, sufrieron los efectos de esta pandemia por el alejamiento de los visitantes y compradores de las caletas, principalmente por el encierro, relacionado con el cierre voluntario de ellos mismos, como en Lenga, Lebu, Tumbes".
Agregó que ahí se generó un problema social grave que se mantiene hasta hoy, ya que la merma económica para estas 5 mil familias fue sobre el 80%, según estimó Arancibia.
Merluzeros
Según Hugo Arancibia, otro sector complicado por la pandemia es el de los merluzeros.
"Sufrieron los mismos estragos que los bentónicos, ya que la gente dejó de ir a comprar la merluza, así que tuvieron una merma importante que nos está haciendo hoy pedir un bono especial a la Subpesca para paliar los efectos de la pandemia en ese sector", detalló. Estimó que en la zona (y vinculados a su organización) hay unos 600 pescadores complicados por esto.
César Jorquera, presidente de la Asociación Gremial de pescadores artesanales San Vicente y presidente de los pelágicos de la macrozona, agregó que los precios de compra del producto bajaron producto de la pandemia.
La excepción a estos malos resultados, indicó, fue un grupo de pescadores de Cocholgüe que logró suscribir un acuerdo con una pesquera. "Ahí consiguieron un comprador fijo, a un valor menor, pero seguro", planteó.
Las medidas
La prevención del coronavirus llevó a quienes trabajan en la pesca artesanal a adoptar algunos protocolos para poder funcionar.
César Jorquera, presidente de la Asociación Gremial de pescadores artesanales San Vicente y presidente de los pelágicos de la macrozona, contó que "tuvimos que seguir los protocolos que nos recomendó la Subpesca y la Armada. Tenemos que cumplir el protocolo de sanitización. Partimos trabajando de lunes a viernes, entonces las personas no tenían que bajar de las embarcaciones, teníamos controles de temperatura y hacer la trazabilidad si alguien se contagiaba".
Sobre esto último, Jorquera detalló que durante la temporada de pesca, que se concentró entre abril y julio, no tuvieron contagiados en su caleta. "Cuando terminó la temporada ahí tuvimos algunos casos, pero no fue dentro de las embarcaciones. En Coronel hubo un par de casos y sirvió para que activaran las residencias sanitarias", afirmó.
Raúl Sáez, del sindicato de pescadores de Arauco, agregó que se les informó de forma temprana que si salían a pescar tenían que hacerlo con su respectivo salvoconducto. Como la pesca está considerada dentro de las actividades esenciales, no tiene mayores restricciones para funcionar.
Eso sí, recordó César Jorquera, al inicio de la pandemia se habían prohibido la venta de productos del mar por las aglomeraciones, pero finalmente eso se modificó.
Jorquera recordó que por ahora la actividad de extracción está suspendida, ya que hay varios productos en veda, como la merluza. En este caso, la restricción partió el 1 de septiembre.
Los artesanales están a la espera de que haya una excepción a las cuotas de pesca, modificación que les permitiría retomar la extracción de recursos (con sardina y anchoveta) y con ello, poder mejorar sus cifras.