Vuelven a las pistas con el objetivo de conseguir un cupo a Tokio
Seleccionados nacionales son los únicos atletas de la Región del Biobío que han regresado a los entrenamientos presenciales.
"Se me vinieron muchos recuerdos cuando llegué a la pista, un sinfín de emociones". La espera terminó para Mauricio Orrego… y también para Ignacio Sepúlveda: "Ahora veo realmente el tiempo que hago en el entrenamiento, ya que antes corría en el campo y no era tan exacta la evaluación".
Ambos atletas locales, con opciones de ir a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, volvieron esta semana a los entrenamientos presenciales en sus respectivas ciudades. Orrego, en la pista atlética del Estadio Ester Roa de Concepción, mientras que Sepúlveda en el Estadio Municipal de Los Ángeles.
Van por sus sueños de ir a la cita planetaria y la pandemia no los detiene. Pese a que, en un principio, la Asociación Deportiva Regional Atlética del Biobío había dado conocer que trece atletas iban a ser parte del retorno a los entrenamientos presenciales, la situación actual del Gran Concepción detuvo la planificación de la entidad local. La cuarentena frenó el progreso y solamente dos exponentes están entrenando.
El hualpenino, quien ganó medalla de oro en Lima 2019 en los 1.500 metros planos T46, es el único atleta que está entrenando en Collao, ya que cuenta con el permiso único especial para entrenar y transportarse desde su casa al reducto penquista. ¿El motivo? Sus probabilidades de clasificar a Tokio, que se realizarán desde el 24 de agosto del próximo año.
Tanto Orrego (20 años) como Sepúlveda (26), quien está radicado en Los Ángeles donde no hay cuarentena general, se preparan para el clasificatorio a las Olimpiadas que se llevará a cabo en la Región Metropolitana en enero. "Sería ideal clasificar en enero, ya que tendremos más tiempo para prepararnos", expresó el angelino. En caso de no lograr el resultado ideal en nuestro país, habrá una segunda y última competencia para conseguir el boleto olímpico: en Brasil durante marzo.
EMOCIÓN DE VOLVER
Orrego, en su regreso a la pista atlética, expresó la felicidad de volver a correr en la pista del Ester Roa: "Estoy contento, es emocionante tocar la pista después de seis meses, además es motivante porque da un plus para seguir trabajando en busca de la clasificación a Tokio".
Agregó que "es grato cuando uno llega a un lugar y te tratan súper bien como lo hizo el administrador del estadio, Eric Tillería. Me dejó estacionar el automóvil al lado de la pista atlética, donde se colocan las ambulancias en los partidos de fútbol para evitar un contagio dejando el auto en otro lado. En ese mismo lugar me cambié las zapatillas, además hay dispensador de alcohol gel cada cien metros".
Sepúlveda, por su parte, aseveró que "el hecho de entrenar en la pista atlética me motiva a seguir entrenando, especialmente ahora, ya que el clima no acompaña mucho, pero en unos días más comienza la primavera y llegarán los días lindos, así que por ese lado hay que enfocarse en entrenar bien".
"Acá estaba entrenando en un campo, lo único que me guiaba era mi sensación. Ahora volviendo a la pista nos damos cuenta si andábamos bien y hay una emoción de evaluarnos mejor. Sirvió para preparar el cuerpo, ya que uno siempre está propenso a lesiones y la tierra a uno lo fortalece, por lo que en el regreso uno quiere ver los resultados de entrenar en el campo y con lluvia", complementó.
Después de un largo receso de seis meses, Orrego y Sepúlveda, ambos dirigidos por el entrenador Jorge Grosser, se alistan para Tokio 2020. "Es un sueño y anhelo personal", confiesan ambos exponentes. Ahora, ni la lluvia los detiene. Volvieron donde son felices y el clima es solo un acompañante. Alguien pasajero.
Por Andrés Yáñez Castillo