"Si gana el Rechazo será una provocación directa a la rebelión, y será peor que la del 18 de octubre"
El dirigente local ha estado de cabeza trabajando en la campaña para el plebiscito en el que se definirá si hay que cambiar la Constitución. Cree que el trabajo unitario de la oposición debe extenderse a otras elecciones, como la de gobernador regional el próximo año. Reconoce que los partidos políticos han perdido protagonismo, pero dice que por ahora son la mejor alternativa para canalizar las demandas ciudadanas. También apuesta a que la mayoría de los chilenos están por los gobiernos de centroizquierda.
Bernardo Daroch es un político histórico en Biobío. El actual presidente del Partido por la Democracia (PPD) en la región en varias ocasiones ha sido el timonel local del PPD, también ha hecho de vocero de Convergencia Democrática, movimiento que reúne a su partido, a los radicales y socialistas, fue consejero regional y jefe de campaña en la zona de Alejandro Guillier para las elecciones presidenciales de 2018.
Daroch trabaja actualmente en la Municipalidad de San Pedro de la Paz, desde donde ha visto en primera fila el trabajo que han realizado los jefes comunales, primero para el estallido social y luego durante la pandemia.
Cree que ahora es momento de que la oposición se una para conseguir el gran desafío de elaborar una nueva Constitución, tarea que se definirá en el plebiscito programado para el 26 de octubre. Hace casi un mes se formó un comando conjunto en el que participan las colectividades de la ex Nueva Mayoría, más algunos partidos del Frente Amplio. También se sumaron los comandos "Que Chile Decida" (Frente Amplio), "Chile Aprueba" (PPD, PS, PRSD) y el Yo Apruebo (DC).
Lo que se logre el 26 de octubre, dijo, servirá de base para un nuevo proyecto país liderado por la centroizquierda.
-¿Cuál es el rol de la oposición en este momento?
-Lograr este desafío de acercarnos a una nueva Constitución, y también de encarar al Gobierno para que garantice este proceso, en el tema sanitario y de participación. Que el gobierno se meta la mano en el bolsillo y vaya en ayuda de los chilenos que han sufrido pérdida de empleo y que la pandemia ha hecho evidente. En eso, la oposición ha jugado un rol fundamental.
-¿Y en qué postura están? Se articulan para temas puntuales, pero pareciera que no están muy presentes, o no como se les veía hace cinco años…
-Tuvimos una explosión social significativa y después entramos en la pandemia. Estamos en una situación anormal para el desarrollo de las iniciativas políticas. Hoy ni siquiera nos podemos juntar. Pero estamos haciendo todos los esfuerzos para desarrollar el máximo de acciones unitarias en pos de un objetivo compartido y fundamental para nosotros, que es el plebiscito.
-¿Por qué las articulaciones se generan en torno a elecciones y no a temas?
-Todos los procesos electorales, en lo fundamental, tienen ideas programáticas. Qué decir del desafío mayor que tenemos hoy, que es construir una carta constitucional compartida con toda la ciudadanía.
-¿Y existen esos valores comunes detrás? Normalmente tienen objetivos electorales, de diputados, senadores, presidenciales, pero ¿hay una idea país?
-Eso va a ser parte del proceso constituyente, qué duda cabe. Crear una nueva constitución no se va a referir sólo a los procesos electorales, sino a cosas más profundas, todo lo que tiene que ver con los derechos ciudadanos, cuáles son los límites de los estamentos sociales para convivir. Estamos hablando de cosas bastante profundas. No es sólo ganar una elección, sino cómo logramos instalar una nueva forma de relaciones entre todos los ciudadanos. El estallido social nos dijo claramente que la gente estaba harta de los abusos, y muchos de ellos (o casi todos) estaban consagrados por reglas de la Constitución actual.
-El desafío más urgente es el plebiscito, pero el próximo año se vienen varias elecciones. Tenemos la de gobernador regional. ¿Ya lo están definiendo? ¿Van a presentar un solo candidato?
-La elección inédita de gobernador regional que vamos a tener el próximo año es un desafío mayor. Tenemos la oportunidad de elegir a nuestra máxima autoridad en la región, para tomar decisiones relacionadas con nuestra propia realidad y no esperar una decisión de un ministerio en Santiago. Como oposición tenemos que hacer el esfuerzo para llegar a un acuerdo. La elección de gobernador regional requiere de un porcentaje de votos para que esto se materialice en primera vuelta y la derecha tiene un nicho relevante que se acerca a ese porcentaje. Si logramos poner en el centro este espíritu de unidad para enfrentar este proceso eleccionario podemos lograr la elección en la mayoría de las regiones del país, de 12 a 13.
-¿Qué rol juega en este mapa Rodrigo Díaz? Se pensó que podía ser una figura de la oposición, luego le hicieron guiños desde Evópoli. Él ha dicho que quiere ser candidato, pero independiente. ¿Siguen las conversaciones, cree que puede ser el candidato de la oposición?
-Vamos a tener que trabajar con mucha delicadeza la elección del candidato o candidata que pueda representar a la oposición. Creo que Rodrigo Díaz cumple, como persona, requisitos que muchos vemos que debiera tener un futuro candidato común de la oposición. Él tiene experiencia de gobierno, fue director de un servicio público a nivel regional, seremi, gobernador, intendente. Tiene una trayectoria pública larga. Es una persona proba, que sabe trabajar con equipos. Podrán haber otros, pero creo que Rodrigo representa hoy para el PPD un candidato común.
Nuevo estallido social
-¿Cuál es la posibilidad que ven de un segundo estallido social? Ya hemos visto algunas manifestaciones en los puntos donde se concentraban antes las protestas.
-Qué duda cabe que eso es un riesgo latente, y se lo hemos indicado de muchas maneras al Gobierno cuando ellos han llegado tarde con políticas, sobre todo en esta pandemia. Si no somos capaces de dar salida coherente a las demandas de los chilenos, ese es un riesgo. Por eso nos parecen absolutamente peligrosas esas declaraciones de algunos personeros de la derecha que indican que el plebiscito no debiera hacerse, que es el principal acuerdo político que se logró después del estallido social. Eso sí que sería una bofetada a los miles de chilenos que estuvieron en las calles protestando desde el 18 de octubre.
-¿Que cree que pasará si gana el Rechazo? ¿La gente va a aceptar ese resultado?
-No. Ahí tenemos garantizado el segundo estallido. La gente está con una ilusión, una esperanza. Si gana el Rechazo, va a ser una provocación directa a una rebelión y creo que lo que vendría sería más crudo que lo del 18 de octubre.
-¿Y no lo encuentra violento, si la mayoría dice que no quiere cambiar la Constitución?
-Estimo que eso es lo menos posible, toda vez que el cambio a la Constitución no es un objetivo sólo de la oposición. Hoy hay sectores de derecha, alcaldes, abiertos al Apruebo. No veo una posibilidad real de que el Rechazo sea mayoritario en el país.
-¿Cómo hubiese abordado la ex Nueva Mayoría el estallido social? Es más fácil opinar desde la otra vereda.
-Nosotros teníamos más capacidad de diálogo para llegar a acuerdos y escuchar de buena manera los reclamos de la ciudadanía.
-Pero los reclamos son acumulados desde hace años...
-No digo que toda la culpa la tiene el Gobierno de Sebastián Piñera. La gente que salió a las calles lo dejó claro. Esta es una rabia acumulada de muchos años y nosotros hicimos el mea culpa de las cosas que dejamos de hacer, aunque también hubo cosas que no nos dejaron hacer, porque no siempre tuvimos mayoría parlamentaria.
Extremos y centro
-¿Cómo ve la polarización del país? Antes del estallido social comenzaron a verse posturas extremas e irreconciliables. Desde los '90 Chile se vio como un país más de centro, con un protagonismo de la DC, pero ahora vemos que en las candidaturas presidenciales están Daniel Jadue, del PC, que genera simpatía, y del otro lado a José Antonio Kast. ¿Cómo ve el PPD eso? Ustedes tienen una postura más hacia el centro.
-Se han ido radicalizando muchas posturas, pero la mayoría de los chilenos siguen siendo personas con una visión de centroizquierda, más progresistas, y creo que hoy hay un tremendo espacio para que la centroizquierda pueda aunar el trabajo de representación política de los chilenos y aislar los extremos. No creo que van a tener posibilidad de ser mayoría. La mayoría está por salidas más concordadas.
-¿Esos grupos gritan más fuerte entonces?
-Siempre hemos tenido extremos en Chile: Patria Libertad, el MIR. Pero siempre han sido minoritarios.
-Pero no tengo noción que un candidato del partido comunista se viera como una figura realmente competitiva…
-Pablo Neruda, comunista, fue candidato presidencial. Así que no es el primer caso. Pero siempre ha habido una fuerza que ha ido por el centro y ha arrasado. Siento que el PPD en eso tiene una gran tarea, junto con los aliados, de lograr que esa fuerza de centroizquierda pueda representar a la mayoría de los chilenos.
-¿Los partidos políticos son relevantes ahora?
-Todavía no hay un instrumento de participación que los reemplace, por tanto, siguen jugando esta tarea de representación de la ciudadanía. Debemos trabajar fuertemente por la mayor legitimidad de las organizaciones partidarias políticas, superando los momentos amargos que han habido respecto a poca transparencia, sobre todo en esta relación con el mundo privado y creo que eso de alguna manera se ha logrado con todas las modificaciones legales que ha habido.
-Más allá de eso, la cantidad de militantes que tienen son bajas, la gente no se siente muy identificada con los partidos ni buscan que sean éstos quienes los representen, sino que se generan otro tipo de organizaciones. La gente prefiere otros canales para expresarse, como marchas…
-Efectivamente, eso está más desarrollado que antes. Ya no está esa incidencia de antaño de los partidos, que monopolizaban la participación ciudadana. El estallido social lo demostró. No fueron los partidos los que lo encabezaron, pero a la hora de los quiubos, cuando hubo que ponerle una salida política, fueron los partidos los que se sentaron a la mesa a escribir un acuerdo, que derivó en el plebiscito. Los partidos todavía siguen jugando un rol fundamental en lograr acuerdos para proyectar un trabajo de la sociedad. De todas maneras, vamos a trabajar en la integración de muchos independientes a nuestras definiciones políticas electorales. Necesitamos que los partidos se aireen para que la ciudadanía vea que tiene espacio de participación.