Las señales detrás de un conflicto
Un conflicto "de manual" que -contrario a lo que pudiera pensarse- ha estado muy presente desde el inicio de la pandemia en el país, es el que se vive por estos días en la Región del Biobío a propósito del cruce de declaraciones entre el intendente Sergio Giacaman y los ministros de Estado Enrique Paris (Salud) y Jaime Bellolio (Secretaría General de Gobierno).
La situación se asocia a varios elementos largamente estudiados desde la ciencia social en las últimas décadas y que se vinculan a conceptos como la gobernanza multinivel, la centralización del manejo de las políticas públicas y la fuerza homogeneizadora que se ejerce desde el centro hacia las regiones para intentar que las normas se apliquen siempre -y en todas las áreas imaginables- de la misma forma para todo el país, sin considerar elementos tan importantes como las particularidades territoriales, la trayectoria institucional y el presente de cada zona.
Todo lo anterior engloba la necesaria discusión de fondo acerca de la urgencia de avanzar en procesos descentralizadores que consideren realmente la riqueza de la diversidad del país y no sean sólo el fruto de actores que "desde el centro" y desde "arriba hacia abajo" busquen imponer medidas que no suelen tener los resultados esperados, pues parten con ese "pecado de origen", que es pretender decirle a la gente de las regiones cómo y cuánto poder de decisión deben administrar para no poner en riesgo el modelo de país unitario que rige en Chile.
Una expresión similar -desde el punto de vista del conflicto en torno al manejo de la pandemia- se vivió ya desde las primeras semanas, cuando los alcaldes de varias comunas intentaron aplicar medidas de control por su propia voluntad (como cuarentenas y cordones sanitarios), cuestión que si bien se encontraba fuera del marco legal y, por consiguiente, no era correcto que se hiciera, reflejó otra forma de conflicto entre niveles de Gobierno, en particular el comunal y nacional.
En el caso del más reciente conflicto, cabe recordar que el origen está en el anuncio realizado por el Ministerio de Salud en torno a la aplicación de un plan especial para Fiestas Patrias, bajo el slogan "Fondéate en tu casa", que considera entre otros puntos la inclusión de un permiso en Comisaría Virtual por seis horas para que familias se puedan reunir entre los días 18 y 20 de septiembre por Fiestas Patrias, con límite de traslado de cinco personas al interior de una vivienda y 10 en espacios abiertos.
El plan fue informado el miércoles y detallado al día siguiente por el vocero de Gobierno, Jaime Belollio, en La Moneda y generó un inmediato y amplio rechazo en la Región del Biobío, debido a su condición de zona con un alto nivel actual de contagios diarios y siete comunas en Fase 1 del Plan "Paso a Paso". El malestar fue adecuadamente interpretado por el intendente Sergio Giacaman, quien planteó públicamente que "es una medida permisiva y contradictoria con la implementación de las cuarentenas que hemos definido para siete comunas del Gran Concepción y que buscan cuidar a la ciudadanía y disminuir la velocidad de propagación de la enfermedad".
Lo que vino después fue la expresión más clara de la visión que suele primar -sea cual sea el gobierno de turno- entre las autoridades centrales. La sensación de que más que una coordinación multinivel en la administración estatal, debe haber sumisión absoluta a lo señalado desde el centro y obediencia absoluta desde la periferia.
Así lo dejó de manifiesto la declaración del ministro Enrique Paris: "Quisiera llamar la atención hacia algunas autoridades regionales que tienen que sumarse al esfuerzo nacional y no tener opiniones que, a veces son legítimas, pero que deslegitiman la opinión nacional que nosotros hemos tratado de transmitir". Y la del ministro vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, que fue más allá: "Es importante que ese plan tenga el apoyo de los intendentes, yo he conversado con el intendente Giacaman que me ha comentado que corregirá sus dichos, porque lo importante es ver cómo salimos juntos de la pandemia para iniciar la recuperación".
En gentiles palabras, un llamado al orden, a la "corrección" y a no poner en riesgo el mensaje unificador que facilita las cosas en estas materias, pero que tiene una falla de origen, que es no considerar la situación particular en que se encuentra hoy cada zona frente al avance del covid-19. Algo que resulta contradictorio incluso con el criterio utilizado a la hora de establecer medidas sanitarias comunales, donde sí se consideran una serie de elementos científicos para distinguir entre las disposiciones que se aplican en cada zona.
Lo que vino después del llamado de los ministros fue también altamente llamativo. Se trata de la declaración del intendente del Biobío, quien señaló que "mi rol es representar a la región, y por eso no me arrepiento del planteamiento que hice a las autoridades". En estricto rigor, Giacaman no se equivoca, ya que entre las atribuciones establecidas en la Ley Orgánica Constitucional sobre Gobierno y Administración Regional se cuenta el "hacer presente a la autoridad administrativa competente del nivel central, con la debida oportunidad, las necesidades de la región". Y qué más claro que hacer presente que una medida tomada por el Gobierno central puede ser riesgosa para una comunidad que vive los días más complicados de una pandemia que ha azotado al país y al mundo.
Y si bien el futuro de Giacaman como intendente ahora es más incierto que hace unos días, el amplio respaldo que ha recibido su posición refleja que, al menos desde la perspectiva regional, ha sido consecuente con lo que el mundo científico, gremial, político y social siente que es necesario plantear sin temor ni dudas. Eso, aunque la respuesta intente ser avasalladora y refleje cuán poco se ha avanzado realmente en la urgente y necesaria descentralización del país.
Es necesaria la discusión de fondo acerca de la urgencia de avanzar en procesos descentralizadores que consideren realmente la riqueza de la diversidad del país y no sean sólo el fruto de actores que "desde el centro" y desde "arriba hacia abajo" busquen imponer medidas que no suelen tener los resultados esperados.