Pandemia crea oportunidades de negocio para lanerías e impulsa ventas
Los locales también han potenciado sus estrategias en redes sociales, lo que les ha ayudado a difundir productos, e incorporaron la entrega a domicilio.
Este ha sido el año de las lanas. En eso coinciden quienes se dedican al rubro en Concepción, que estiman que las ventas se han duplicado o incluso triplicado en relación a un año normal.
Tras el estallido social en octubre del año pasado, las expectativas para este 2020 no eran muy buenas. Después vino la pandemia y, contrario a lo que se pudo pensar, la ventas repuntaron.
Los productos más demandados son las lanas acrílicas, ya que son las más baratas. Cada ovillo cuesta unos 1.200 pesos y con unos siete se puede fabricar un suéter para un adulto promedio.
"En abril se experimentó un alza y vemos a dos tipos de personas que van a comprar: la gente que se quedó sin trabajo y que confecciona cosas para vender y quienes lo ocupan como una terapia para desestresarse", contó Marcelo Arriagada, uno de los propietarios del Bazar de la Trini. Aquí venden lanas, insumos para tejido y telar, además de materiales para bordar y coser.
Agregó que si el año pasado demoraba tres meses en vender 3.500 kilos de lana, esta cantidad ahora le dura un mes.
Fernando Palomera, uno de los dueños de Punto Color, manifestó que ellos venden al por menor y mayor. Esto incluye productos para tejer y para bordar. Abastecen a pymes de comunas más pequeñas de Biobío y La Araucanía. De esos territorios han tenido harta demanda, porque la venta de lanas también se ha transformado en una oportunidad de negocios, reconoció.
"Aquí tuvimos un crecimiento importante de clientes e incluso empezamos a recibir pedidos de otras regiones de donde nunca nos habían llamado", dijo.
Empleos
Las buenas cifras han permitido mantener a la cantidad de trabajadores y sin necesidad de recurrir a la ley de protección al empleo. En el caso del Bazar de la Trini, son 16 las personas que laboran en los tres locales que tienen. "Esto nos ha permitido seguir pagando los sueldos íntegros pese a que ahora trabajamos menos horas. Desde octubre del año pasado que tenemos horarios más acotados", mencionó.
En Punto Color tienen a siete colaboradoras. Todas mantienen sus puestos de trabajo.
Beatriz Véjar trabajaba con una persona en el local de Concepción, quien dejó de laboral en parte por la pandemia y en parte porque volvió a Iquique, donde reside.
La dueña de Telar Lanas, mencionó que las restricciones de movilidad permitieron a otros emprendedores generar nuevos negocios. Es el caso de quienes realizan los repartos. Aunque entrega los productos en su casa a algunos clientes, a la mayoría les entrega los productos a través de estas empresas.
Otras posibilidades
La pandemia, además, ayudó a crear otros canales de venta e incluso modernizarse. Por ejemplo, la tienda Punto Color abrió una cuenta de Instagram para recibir pedidos a domicilio.
Fernando Palomera, quien trabaja con su hermana Pilar en el local, contó que una sobrina se encarga de actualizar las fotos y otro familiar hace las entregas. Incluso, hay días en los que han tenido que suspender la recepción de pedidos porque no dan abasto.
Algo similar le ocurrió a Beatriz Véjar, de Telar Lanas. Su tienda está en el mercado provisorio de Concepción, pero la tiene cerrada desde mediados de marzo, cuando se decretó el estado de emergencia por la situación sanitaria vinculada al coronavirus. Trasladó sus lanas e insumos para telares a su casa y desde ahí ha estado vendiendo. Aunque ya tenía una pagina web y cuenta de Instagram, con la situación sanitaria esto se potenció.
"A mis clientas habituales se sumaron otras personas interesadas en hacer manualidades como terapia. A veces publico fotos de mis lanas en Instagram y las vendo al tiro", indicó.
Agregó que ahora está viendo cómo sacarle más provecho a la página web. El principal problema, dijo, tiene que ver con el stock. Como trabaja con productos naturales -productos que incluso ella misma hila y tiñe- las cantidades disponibles no son comparables a las que manejan las principales textiles. Está viendo cómo resolverlo.
El aumento de la demanda, sumado a los cierres de las fronteras y las restricciones de movilidad generaron un problema de stock a mediados de junio. El propietario de El Bazar de la Trini planteó que esto los llevó a comprar otro tipo de productos. Lo que quedaba en el mercado eran materiales con alto componente de lanas naturales, lo que los hace más caros.
"La gente igual los compraba. Esto sirvió para que también se dieran cuenta que existen otros materiales", afirmó.
Arriagada cree que esta tendencia llegó para quedarse. En Punto Color opinan que es algo excepcional, vinculado al efecto de la pandemia. De todas formas, todos creen que este proceso generó oportunidades de negocio que hay que seguir explorando.