"El crecimiento a cualquier costo ya no es aceptable"
Patricia Palacios planteó que una de las grandes lecciones de la actual crisis es el trabajo en base al diálogo de todos los segmentos, no sólo el empresarial.
Irade no sólo está pensando en cómo enfrentar los desafíos que presenta el covid-19 para la Región. También en cómo harán para reactivar la economía una vez que se retomen las actividades a un ritmo normal.
Patricia Palacios Mackay, presidenta de la corporación de derecho privado sin fines de lucro que agrupa a las principales empresas productivas y de servicios del Biobío, dijo que para lograr este objetivo será clave un diálogo con todos los actores de la sociedad para generar un trabajo conjunto.
Ya han avanzado en ello, pues desde el año pasado están trabajando en una mesa con otras organizaciones empresariales, con Corma, la Cámara de la Construcción y la Corporación de la Producción y el Comercio.
"Creemos que la conexión con los dolores del entorno es más relevante que nunca. Quiero hacer un llamado a mantenernos todos en esta sintonía, porque la reactivación no sólo debe tener la mirada económica. Debe apuntar al sentido amplio del bienestar social", planteó.
-El gobierno ha anunciado medidas de ayuda a las empresas. ¿Es adecuado para reactivar la economía? A veces hay estrategias que se piensan a nivel nacional, pero que no necesariamente funcionan en las regiones…
-Todas las medidas del gobierno ayudan muchísimo, sobre todo en el sector de las pymes. En la encuesta que hicimos respecto del sentir de las empresas de la región nos llamó mucho la atención, positivamente, el resultado, porque hay un 21% de optimismo ante el futuro y un 42% de neutralidad, lo que demuestra que existen algunas luces que se deben aprovechar para acelerar un plan de reactivación. La iniciativa del Estado es importante, pero también lo es el impulso de las empresas medianas y grandes. Tenemos que impulsar un estado de ánimo que favorezca el despegue de la inversión y el empleo.
-Las crisis también traen cosas positivas, oportunidades. ¿Cuáles son las oportunidades que ven para la Región?
-Esta crisis nos ha hecho, como empresas, conectarnos mucho más con los dolores del entorno, con los trabajadores, con la autoridad regional. La gran enseñanza que nos va a dar esta crisis es que tenemos que dialogar, crecer de manera sustentable, amigable con el medio ambiente, con las comunidades y los trabajadores, porque el crecimiento a cualquier costo ya no es aceptable.
-Después de octubre la gente empezó a reclamar por una serie de cosas, entre ellas, cuestionó el rol que han tenido las empresas y cómo han respondido. ¿A eso apuntan?
-Respecto al covid-19, las empresas han respondido de manera muy rápida, enérgica, pensando en primer lugar en la salud de los trabajadores. También han hecho aportes sociales a sus entornos.
-¿Esa es la línea que hay que seguir o hay que incorporar más cosas para cambiar la percepción negativa que existe de las empresas?
-Han habido empresas irresponsables que han generado un descrédito generalizado, pero eso está muy lejos de ser cierto. Hay muchísimas empresas que son responsables, que han demostrado tener conciencia hacia sus trabajadores y tener un comportamiento sustentable. Tenemos que preocuparnos más que nunca del empleo, pero eso requiere de un clima social adecuado para que se produzcan las inversiones. Existe la amenaza de un estallido social violento y esto le hace mucho daño al empleo y el bienestar de la Región. No existe la posibilidad de una reactivación económica si surge la arista más violenta del estallido social. Estamos disponibles para sentarnos a conversar, tenemos que mantenernos en la sintonía del diálogo, en un ambiente de paz. De lo contrario, no veo la reactivación social.
Sería una irresponsabilidad absoluta de cualquier liderazgo político llamar a manifestarse violentamente en las calles. De nuestros parlamentarios esperamos un diálogo sensato, responsable, sin lenguaje populista, sino aterrizado y pensando en la sustentabilidad de las medidas.
-La violencia en Arauco está ahí presente. Se han aplicado distintas estrategias y vemos que se siguen quemando cabañas, maquinaria…
-Tenemos asociados que tienen actividades allá. Vemos con mucha tristeza cómo nuestras empresas, pequeñas y medianas, que están tratando de levantarse con mucho esfuerzo, les están destruyendo los equipos, con riesgo a su seguridad. Es como otro Chile. El Estado de derecho no funciona, hay incertidumbre, obviamente que las inversiones no se van a dar. Esto requiere diálogo, pero también una voluntad política de enfrentar el problema.
Sustentable
-¿Qué rol va a jugar que se adelante el cierre de una de las plantas de Bocamina? Es todo un hito para la Región. ¿Lo ven como una señal?
-Sí. Es una señal concreta de que las empresas quieren crecer de manera sustentable y construir diálogos con sus comunidades.
-Vemos por una parte que las personas piden que se cierren las termoeléctricas, pero cuando hay proyectos que utilizan otro tipo de energía, como GNL, generan rechazo igual…
-Hay mucho desconocimiento, mucho lugar común y debemos generar debates informados, serios, respecto al impacto de cada uno de los proyectos. Cuando tienes evidencia científica del impacto que un determinado proyecto genera en el medio ambiente uno tiene que hacer caso de eso y no levantar consignas sin base científica. Creo que es mucho de lo que está ocurriendo en Chile con el retraso de inversiones millonarias, paradas por evaluaciones ambientales porque la población (no la totalidad) genera trabas por desconocimiento y porque nuestro sistema tiene muchas deficiencias. Hay que generar sistemas más expeditos, hay que incorporar a la población, hacer consultas ciudadanas tempranas. Y a hay empresas que lo están haciendo. Pero también necesitamos una población informada.
-¿Hay que reformar el sistema de evaluación o la normativa?
-Creo que es necesario perfeccionarlo. Prueba de ello es que hay muchísimo retraso. Obtener una Declaración de Impacto Ambiental puede demorarse hasta cinco años. En países europeos se demoran muchísimo menos en aprobar y levantar proyectos. Esto requiere responsabilidad de las empresas, para presentar proyectos con información precisa, completa; de la autoridad, de generar un proceso impecable; y de la ciudadanía, que está llamada a opinar de forma informada.