Búsqueda de una "mejor normalidad"
El Gobierno ha presentado el plan "Paso a paso", creado para que el país comience una etapa de desconfinamiento paulatino en medio de la pandemia, tomando en cuenta las realidades de cada territorio. La idea ya se inició hace más de una semana en las regiones de Los Ríos y Aysén, desde donde seguramente se sacarán algunas enseñanzas para ir avanzando en otras zonas.
El plan recogió propuestas de los sectores de la ciencia, del Consejo Asesor de covid-19, de entidades nacionales y de la Organización Mundial de la Salud. Tendrá cinco etapas: cuarentena, transición, preparación, apertura inicial y apertura avanzada, cada una de las cuales será gradual y flexible, aunque con la advertencia de que se pueda avanzar o retroceder en las fases, según las circunstancias que presenten las comunas y regiones.
Los especialistas han señalado que lo más probable es que el coronavirus pasará a ser un virus endémico, es decir, que se repetirá todos los años, con mayor presencia en invierno, tal como lo es la influenza, y su impacto dependerá de la posibilidad de que se descubra una vacuna. En consecuencia, la población tendrá que aprender a convivir con esta enfermedad.
El plan "Paso a paso" tiene también como una de sus metas de largo plazo volver a poner en marcha la economía, que desde inicios de marzo se ha visto afectada por las medidas especiales que se han adoptado para tratar de que las personas salgan lo menos posible de sus casas, y si lo hacen, que tomen medidas preventivas, como utilizar mascarilla, mantener una distancia social, además de que se realicen test de temperatura en el acceso a locales comerciales, bancarios y a diversas instituciones.
La contingencia generada por la pandemia ha llevado a la suspensión total o parcial de las actividades productivas, del comercio mayorista y minorista, las actividades comunitarias sociales y personales, los hoteles y restaurantes, la construcción e inmobiliarias, y las manufacturas, entre muchas otras. La gran mayoría de las empresas ha tenido importantes caídas de sus ingresos y presentan dificultades para su mantención, con problemas serios para cumplir con sus obligaciones salariales, financieras, y de acceso a financiamiento para capital de trabajo. La Comisión Económica para América Latina (Cepal), proyecta que debido a la crisis sanitaria y sus derivaciones en la economía, cerrarán más de 2,7 millones de empresas formales en Latinoamérica, con una pérdida de 11,5 millones de puestos de trabajo.
El Presidente Sebastián Piñera ha señalado que el plan de desconfinamiento permitirá también fortalecer el proceso de recuperación del país, la capacidad de crear empleos y dar oportunidades a las personas para obtener ingresos. Sobre todo, es necesario realizar esfuerzos para impulsar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, que son las que generan la mayor cantidad de trabajo en Chile. En síntesis, lo que se pretende es volver a poner en marcha la economía nacional.
Hace unos días, la Cepal dio a conocer un nuevo informe en el que señaló que las políticas para la recuperación de la crisis en América Latina deben apuntar no solo a una nueva normalidad similar a la anterior, sino a una "normalidad mejor", que solucione la situación de los 11,5 millones de desempleados que dejará la pandemia en el continente. Este organismo espera para 2020 la peor contracción económica de América Latina y el Caribe desde 1930, con una caída en el producto interno bruto (PIB) estimada de -5,3%, lo que tendrá efectos negativos sobre el mercado de trabajo, con una alta desocupación. A juicio de Cepal, las políticas para la reactivación requerirán formación y educación en seguridad y salud para los trabajadores, con horarios de entrada y salida desfasados para evitar aglomeraciones, rutinas de desinfección y sistema de lavado de manos, uso obligatorio de mascarillas, y un protocolo en caso de que algún trabajador presente síntomas. En síntesis, será una normalidad muy distinta a la de prepandemia.
La Cepal señaló que las políticas para la recuperación de la crisis en América Latina deben apuntar no solo a una nueva normalidad similar a la anterior, sino a una "normalidad mejor", que solucione la situación de los 11,5 millones de desempleados que dejará la pandemia en el continente.