"A veces se nos olvida que en Chile todavía el 9% vive bajo la línea de la pobreza"
La experta no comparte la idea de retirar fondos previsionales que revisa el Congreso y acá explica por qué.
No sólo en el Congreso. Muy probablemente no hay mesa en Chile en que no haya sido tema de discusión la posibilidad de que se permita el retiro del 10% de los fondos de pensiones. Unos a favor, otros en contra. Y en redes sociales, ni hablar. En ellas ha sido muy activa Sylvia Eyzaguirre. La investigadora en Filosofía y Educación del Centro de Estudios Públicos (CEP) no apoya la iniciativa que se revisa en el Parlamento y estos son sus argumentos.
-¿Por qué le parece una mala idea?
-En primer lugar, porque estamos desvistiendo a un santo para vestir a otro. En diciembre del año pasado, el principal problema que acusaban los chilenos eran las bajas pensiones. Promover el retiro de ahorros previsionales sin que el Estado reponga ese retiro es agravar aún más el principal problema que tenemos en materia social. En segundo lugar, si analizamos las distintas propuestas, se observa que todas ellas adolecen de falta de focalización, favoreciendo de igual manera a quienes están en apuros y a quienes no lo están.
En tercer lugar, la idea de utilizar los ahorros previsionales se debe comparar con la propuesta que hizo el Gobierno de un crédito blando. Esta consiste en un crédito en UF a tasa 0% de interés, es decir un crédito subsidiado por el Estado. Además, es contingente en el ingreso, es decir, si usted no tiene ingresos no paga y sólo paga una proporción de su ingreso, de manera que no queda acogotado por deudas.
Y finalmente, se condona la deuda después de 4 años, es decir, si usted no logró pagar el total del crédito el Estado le regala el remanente, de manera que lo que está ofreciendo el Estado es una combinación de crédito con subsidio, pero bien focalizado. Por el contrario, si usted retira el 10% de sus ahorros, ese retiro a usted le cuesta mucho más que el monto que retiró, pues sus ahorros previsionales le generan utilidades anuales del orden de 4,9% en UF, de manera que prestarse dinero a esa tasa de interés es una muy mala alternativa.
-Un porcentaje de chilenos vive el día a día y sabe que sí o sí tendrá una jubilación precaria. ¿Por qué no poder sacar un porcentaje de su dinero, si finalmente no cambiará grandemente su futuro?
-Precisamente, porque la gran mayoría de los chilenos no tenemos ahorrado lo suficiente para gozar de una jubilación digna y retirar parte de nuestros ahorros agrava aún más el problema. Durante el estallido social hemos debatido intensamente sobre cómo mejorar nuestras pensiones y resulta que ahora se proponen medidas que terminan disminuyendo aún más esas precarias pensiones; el mundo al revés. Si no hubiera otra alternativa se podría considerar, pero existiendo la posibilidad de una medida que combine subsidios con créditos, me parece que no hay por dónde perderse.
-¿Cuál es el mejor argumento de quienes defienden el retiro del 10%?
-Alguien en Twitter dijo que no quería un Estado paternalista y que quería disponer a su entero antojo de sus ahorros. "Él sabe mejor que el Estado qué hacer con su plata". Es un buen argumento, pero pone en tela de juicio el sistema de seguridad social completo. La experiencia más bien indica que las personas son poco previsoras y si el ahorro fuese voluntario, los ahorros previsionales serían aún menores. De ahí que en la mayoría de los países este ahorro sea obligatorio. Pero tienen un punto.
-Con esta crisis ha quedado en evidencia la gran cantidad de personas que vive en el límite de su sobrevivencia. Un imprevisto como una enfermedad catastrófica o en este caso un confinamiento obligatorio con menores o nulos ingresos, dejan a muchas familias debajo de la línea de la pobreza. ¿Qué se les puede decir si lo que se les ofrece es un crédito?
-Es importante para la discusión hacer distinciones. Vivir en el límite de la sobrevivencia, es decir, bajo la línea de la pobreza o en la extrema pobreza, no es lo mismo que gozar de una vida con buenas condiciones materiales gracias al trabajo remunerado y a la posibilidad de endeudarse. Me parece injusto tratar igual a quienes tienen un ingreso autónomo por hogar cercano a los 30 mil pesos y a quienes tienen un ingreso autónomo que supera los 800 mil pesos. Por supuesto que para ambos grupos es dramático perder el trabajo, pero tenemos que ser capaces de distinguirlos. Para el primer grupo es fundamental ayudarlos con subsidios del Estado, para el segundo grupo me parece acertada una medida que combine subsidio con crédito. A veces se nos olvida que en Chile todavía tenemos extrema pobreza y 9% vive bajo la línea de la pobreza. Ahora bien, la fragilidad que nos ha enrostrado esta pandemia nos lleva a plantearnos la necesidad de seguir fortaleciendo nuestro sistema de seguridad social, para que este sea más robusto y solidario.
-¿De qué manera? ¿Eso incluiría un sistema de pensiones solidario y menos individualista?
-Hay varias formas para hacerlo, la que más me gusta es a través del pilar solidario y eso implica aumentar la recaudación del Estado. Pareciera que hoy hay espacio para recaudar más aumentando los impuestos a la renta de segunda categoría.
-¿No cree que es tiempo de subsidiar directamente a las personas?
-El gobierno ha presentado tres planes económicos que en total contemplan casi 30 mil millones de dólares. No me parece una suma de dinero despreciable para un país como el nuestro. Es de esperar que las medidas se tramiten con celeridad en el Congreso y que su implementación sea lo más rápida posible. Al menos yo no estoy en condiciones de evaluar ahora si este dinero es o no suficiente. Me preocupa además que seamos capaces de abordar las demandas sociales que se levantaron con fuerza durante el estallido social, pero que siempre han estado presentes. Tenemos enormes desafíos en materia social: todavía hay personas que viven en campamentos, 9% de personas viven bajo la línea de la pobreza, pensiones bajas, 500 mil jóvenes que no estudian ni trabajan, 185 mil niños excluidos del sistema escolar, estos temas tienen que ser nuestra agenda de futuro; ojalá pudiéramos retomarlos pronto.
-Ya se proyecta que al final de la pandemia estas cifras pueden ser mucho peores, especialmente las de personas bajo la línea de la pobreza. Por eso, se anticipa un rebrote del estallido social, incluso con más fuerza. ¿Lo cree posible? ¿Qué habría que hacer para que esto no ocurra?
-Las medidas de mitigación y contención de la pandemia han provocado una crisis económica mundial que también nos golpea fuerte. El desempleo está subiendo y ello repercute directamente en el bienestar de las familias. Cuando termine la pandemia seremos un país más pobre y muchas familias sufrirán los rezagos de la economía. Esta situación claramente provocará malestar, de ahí la necesidad de inyectar capital para reactivar la economía. Pero un nuevo estallido social no ayuda a reactivar la economía. De hecho, lo entorpece, no nos olvidemos que muchos empleos se perdieron a causa del estallido social. Creo que hoy hay mucha incertidumbre, es imposible prever lo que sucederá. Si miramos las encuestas, estas muestran una fuerte caída al apoyo a las manifestaciones, pero todavía el 45% de los encuestados dicen apoyarlas.