Campaña contra consumo y tráfico de drogas
La Asamblea General de Naciones Unidas decidió en 1987 celebrar cada 26 de junio el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y Tráfico Ilícito de Drogas. También ha alentado a las personas, a las organizaciones sin fines de lucro, al sector privado y a los Estados miembros a participar en su campaña a través de las redes sociales.
En esta oportunidad, se ha señalado que la pandemia de covid-19 es una oportunidad para advertir que el uso de drogas que se fuman o inhalan incrementa el riesgo de contagio y empeora el pronóstico de pacientes con coronavirus. Estas personas pasan a ser un grupo vulnerable ante la pandemia ya que las drogas ilícitas debilitan el sistema inmune y hacen al organismo más vulnerable ante esa y otras enfermedades. Además, el aislamiento social y la ansiedad pueden incrementar el riesgo de consumo de drogas, razón por la cual la relación entre el consumo y las repercusiones en el covid-19 hacen necesario alejarse de la ingesta.
Un estudio del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) reveló que en el año 2018 el 50,4% de los estudiantes universitarios de Chile admitió haber consumido marihuana, con especial prevalencia entre los jóvenes de 23 y 24 años. Pero más lamentable resultó que sólo el 28,5% entendía el riesgo que representa para su salud el consumo frecuente de marihuana. Esto es lo más preocupante, si se considera que desde 2011 su uso ha crecido en un 58% y paralelamente han disminuido los índices de percepción de riesgo que tienen los niños y jóvenes acerca de los daños que provoca su consumo. Por ello, el Gobierno puso en práctica el año pasado el programa "Elige vivir sin drogas", con el fin de prevenir el consumo de estas sustancias entre los escolares, con un plan inspirado en un exitoso modelo de prevención desarrollado en Islandia, que se ha replicado en 22 países y recoge el aporte de las sociedades médicas y científicas e incorpora la experiencia de la sociedad civil, de los municipios y del Gobierno, entre otros. Se basa en cuatro pilares: en el primero, se encuentra las familias, a las que se les entregarán instrumentos eficaces para cuidar y proteger a los niños. En segundo lugar, se enfoca en las escuelas, con programas preventivos que involucran a alumnos, padres y profesores. El tercero, incluirá una mejor oferta pública y de la sociedad para que los niños y adolescentes tengan más y mejores oportunidades deportivas, culturales, recreativas y comunitarias a las cuales dedicar su tiempo libre. Y el cuarto, consiste en potenciar los liderazgos positivos.
Muchas veces, un medio familiar deteriorado y disfuncional hace que un sector de los jóvenes opte por refugiarse en la bebida y en las sustancias ilícitas, lo que a veces conlleva a la aparición de la violencia y el riesgo de caer en alguna acción delictual con el fin de conseguir dinero y proseguir en el vicio. Hace unos días el Gobierno ha presentado el proyecto de ley que -de aprobarse- fortalecerá la persecución y el combate de los delitos vinculados al narcotráfico. La iniciativa modificará la actual Ley de Drogas (ley N.º 20.000) aplicando con mayor rigor la legislación contra quienes los tribunales establezcan que pertenecen a organizaciones narcotraficantes, y coloca acento en acciones destinadas a limitar la capacidad económica de esos grupos.
Por ello, ha sido muy importante que se acoja el llamado de las Naciones Unidas a luchar contra el consumo indebido de drogas y que diversas organizaciones hayan desarrollado, hasta antes de la pandemia de covid-19, programas como "Elige vivir sin drogas", trabajando especialmente con los niños, iniciativa que se ha congelado como consecuencia de la pandemia. A la vez, es imprescindible que los padres retomen su rol de ser los primeros educadores y formadores de sus hijos, junto con la escuela, con el fin de no seguir incrementando las cifras de consumo de drogas, especialmente en el nivel escolar.
La pandemia es una oportunidad para advertir que el uso de drogas que se fuman o inhalan incrementa el riesgo de contagio y empeora el pronóstico de pacientes con coronavirus. Estas personas pasan a ser un grupo vulnerable, ya que las drogas ilícitas debilitan el sistema inmune.