Los altos niveles de morosidad en la Región
Un 37,8% de los habitantes mayores de edad de la Región del Biobío mantenía deudas impagas a marzo del presente año, lo que corresponde a un total de 444.563 personas, de acuerdo con lo que ha señalado el informe de deuda morosa que elabora la Escuela de Ingeniería Comercial de la Facultad de Economía y Negocios de la USS, con datos entregados por Equifax y Mapcity.
El estudio se realiza periódicamente desde hace siete años y de acuerdo con los autores, la alta participación de morosos por habitantes en algunas comunas se debe en gran medida a que crecieron las cifras de desempleo como consecuencia de la crisis social que estalló desde el 18 de octubre de 2019. Sin embargo, no se alcanzaron a captar los efectos de la menor actividad productiva y cierre de empresas por cuarentena debido a la pandemia del covid-19, por lo que se prevé que la situación debería agravarse cuando se consideren esos factores en los próximos informes.
Si se considera la relación de morosos por cantidad de habitantes mayores de edad, las comunas de Lota (57,3%), Penco (47,4%) y Talcahuano (44,6%) lideran las cifras, mientras que los menores porcentajes de morosos se encuentran en Alto Biobío (23,2%), Santa Juana (22,9%) y Tirúa (22,5%).
Desde marzo del año pasado a igual mes del presente año, el número de morosos en la Región aumentó con una tasa del 1,9%, mientras que la deuda impaga promedio de cada uno se elevó de $1.501.403 a $1.601.224. Al igual como en los informes anteriores, la cantidad de morosos se concentra en el retail (42%), seguido de la banca (28%) y las actividades financieras y de seguros (13%), aunque los mayores montos de deuda impaga están en los bancos.
En las últimas décadas, la sociedad se ha vuelto muy permeable al consumo, estimulada por las tendencias, las modas, el impulso de viajar, las facilidades que ofrecen los sistemas de endeudamiento, como tarjetas de créditos bancarias y comerciales, así como el expedito acceso a los préstamos y avances en dinero. Asimismo, es frecuente que a los jóvenes universitarios se les ofrezcan productos bancarios, lo que constituye un riesgo si se considera que aún se encuentran estudiando, no generan ingresos y dependen económicamente de sus familias, lo que supone que ingresarán al mercado laboral con compromisos financieros ya contraídos.
Por otra parte, está el endeudamiento de personas de la tercera edad, que muestra más tendencia a caer en el incumplimiento de pagos por el recurrente avance en dinero que obtienen en tiendas comerciales y supermercados, que se utilizan para la adquisición de medicamentos, alimentos y calefacción, pero que tiene altas tasas de interés.
El endeudamiento no responsable, por sobre la capacidad de pago de las familias, ha llevado a un persistente aumento de la morosidad, que se acentúa cuando se deteriora la economía y el mercado del trabajo se restringe, como ocurre hoy. Así, las personas que pierden sus empleos estables deben buscar otros más precarios, que en ocasiones sirven para sobrevivir pero no para asumir los compromisos que representa un endeudamiento excesivo. El tema no es distinto a los dramas que viven personas cuyos sueldos no les alcanzan para solventar sus gastos y echan mano a las tarjetas bancarias, de farmacias y casas comerciales para llegar a fin de mes. En el caso de los mayores, tiene una connotación más grave, porque atrás de ese endeudamiento está la evidencia de las escuálidas pensiones y de necesidades de medicamentos no cubiertas.
Es importante considerar la situación precaria en que se mantiene el mercado del trabajo, como consecuencia de los fenómenos social y sanitario mencionados, por lo que es clave tener claros los gastos fijos de cada familia, no utilizar tarjetas de crédito en gastos pequeños y evitar aquellos que involucren pagar intereses, prefiriendo hacerlo en una o varias cuotas pero con precio contado. Hoy más que nunca hay que actuar con moderación al asumir esos compromisos.
Si se considera la relación de morosos por cantidad de habitantes mayores de edad, las comunas de Lota (57,3%), Penco (47,4%) y Talcahuano (44,6%) lideran las cifras, mientras que los menores porcentajes de morosos se encuentran en Alto Biobío (23,2%), Santa Juana (22,9%) y Tirúa (22,5%).