Trump califica como "desgracia" para EE.UU. los ataques a estatuas históricas
Manifestantes usaron cadenas para derribar la estatua del general confederado Albert Pike en Washington, en la noche previa al relanzamiento de la carrera del mandatario para su reelección, que era ayer en Tulsa, Oklahoma.
La protesta ocurrió en las últimas horas del viernes, el día de la emancipación o "Juneteenth", que marcó el fin de la esclavitud en Estados Unidos, en medio de continuas manifestaciones antirracistas tras la muerte de George Floyd en Minneapolis.
Los manifestantes estallaron en vítores y saltos cuando la estatua de 3,4 metros de altura de Albert Pike, un general confederado, se tambaleó de su pedestal de granito antes de caer hacia atrás, aterrizando en medio de una nube de polvo. Luego, los manifestantes la rodearon y encendieron una hoguera para tratar de quemarla, mientras coreaban lemas como: "Sin justicia, no hay paz" y "No a la policía racista". Relatos de testigos y videos publicados en las redes sociales indicaron que la policía estuvo en el lugar, pero que se abstuvo de intervenir.
El presidente Donald Trump tuiteó rápidamente sobre el derribamiento, quejándose: "Los policías de la capital no están haciendo su trabajo, pues vieron cómo una estatua fue derribada y quemada. Estas personas deben ser arrestadas de inmediato. ¡Una desgracia para nuestro país!", agregó. Los manifestantes leyeron el tuit de Trump con un megáfono y celebraron su cólera. Después del derribo, la mayoría de los manifestantes regresaron pacíficamente al Parque Lafayette, aledaño a la Casa Blanca.
La estatua de Pike ha sido fuente de controversia desde hace años. El general también fue durante mucho tiempo un líder influyente de los masones, que lo veneran y que pagaron por la estatua. La estatua, dedicada en 1901, se encontraba en la Plaza del Poder Judicial, a aproximadamente 800 metros del Capitolio.
Esta forma de protesta se ha repetido constantemente durante las últimas semanas y esta vez, ha sido en la jornada previa al mitín electoral que realizó ayer Trump, donde había miles de personas registradas para asistir al evento en Tulsa, Oklahoma. Ahí el mandatario relanzaría su carrera a la reelección. Esto a pesar de reportarse de que el país suma 121.652 muertes y 2.313.920 contagiados por coronavirus, incluyendo seis partidarios que preparaban el acto electoral en el BOK Center de Tulsa.
En medio de las crecientes tensiones, el secretario de Estado Michael Pompeo declaró también ayer que la decisión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU de ordenar un reporte sobre policía y raza, en medio de protestas internacionales contra el racismo, confirma la decisión de la administración de Donald Trump de retirarse del máximo organismo de derechos humanos en el 2018.
"Si el consejo fuese serio sobre la protección de los derechos humanos, existen numerosas necesidades legítimas de su atención, tales como las disparidades raciales sistemáticas en lugares como Cuba, China e Irán", dijo Pompeo. Su declaración se tituló:"Sobre la hipocresía del Consejo de Derechos Humanos de la ONU".
PINTAN A CERVANTES
Intentando calmar los ánimos y en respuesta a las protestas, el Departamento de Parques de Nueva York anunció que renombrará algunos de los espacios públicos de la Gran Manzana para honrar a los ciudadanos negros de la ciudad. Según indicaron medios locales, las autoridades ya han dado el nombre de "Juneteenth Grove" a una parte de Cadman Plaza, en el centro de Brooklyn.
Sin embargo, esto no impidió que la estatua del misionero español Junípero Serra fuera derribada, y la del escritor Miguel de Cervantes pintada con la palabra "bastardo" en la ciudad de San Francisco. "El arte público no es una excepción. En ciudades en todo Estados Unidos, muchos monumentos históricos están siendo derribados porque las acciones e ideas que simbolizan no merecen ser veneradas", indicó la Comisión de Arte de la ciudad.