Necesario foco en los más pobres
El Presidente de la República, Sebastián Piñera, dio a conocer antenoche cinco nuevas medidas para enfrentar la pandemia que enfrenta el país debido a la proliferación del covid-19 y, en particular, los complejos efectos sociales que medidas como las cuarentenas generan en la población más pobre del país.
El anuncio más llamativo fue, sin duda, el reparto de 2,5 millones de canastas de alimentos a las familias más vulnerables, una decisión que aparece como totalmente necesaria, especialmente considerando que la disposiciones de restricción de movimiento, como cuarentenas y cordones sanitarios para detener la pandemia, "están significando graves dificultades para muchas familias para abastecerse de alimentos", según admitió el propio Mandatario.
Pasado el mediodía de ayer, el Jefe de Estado profundizó en la fórmula en que se concretará este beneficio y aseguró que las canastas familiares comenzarán a entregarse a fines de esta semana o inicios de la próxima.
Además, Piñera pidió "tranquilidad" a la población en medio de la pandemia por el coronavirus. "Vamos a llegar a cerca del 70% de las familias y, en consecuencia, yo comprendo la incertidumbre, la angustia y la necesidad de saber y de informarse de las familias", comentó el Presidente.
Agregó que "por eso les pido comprensión y tranquilidad, comprensión porque eso es un esfuerzo inédito en Chile y tranquilidad, porque vamos a llegar con estas canastas a los hogares y domicilios de la inmensa mayoría de las familias chilenas y priorizando a las más vulnerables y las que tienen más dificultades de acceso a alimentos y elementos de limpieza".
La preocupación por la alimentación de los personas con mayores carencias ha aflorado con fuerza en las últimas semanas.
De hecho, en una entrevista con El Mercurio el domingo último, el director social del Hogar de Cristo, Pablo Egenau, planteó que los ejecutivos y profesionales distribuidos por todo el país "han levantado la voz de alerta respecto del hambre".
Y profundizó: "Hay situaciones que comienzan a ser apremiantes en los territorios, como la falta de alimentos y eso ya nos empieza a preocupar (…). Han ido resurgiendo las ollas comunes, propias de los ochenta, para resolver la alimentación, dado que muchos no pueden trabajar y esto, evidentemente, con las cuarentenas prolongadas y masivas tenderá a agudizarse".
Algo similar ya había planteado a nivel regional, en una columna publicada en Diario El Sur a mediados de abril, el arzobispo de Concepción, Fernando Chomali, quien aseveró que "los pobres terminan siendo siempre los más perjudicados y los que pagan los costos de la catástrofe. En efecto, quienes pueden quedarse en casa, lo que es, a todas luces, deseable, son aquellos que tienen acceso al dinero que les permite comer, hacer trámites en línea, conectarse remotamente con los demás, estudiar y trabajar desde su casa. Hay familias que si, al menos, un miembro de la familia no sale a trabajar, sencillamente no comen".
Es importante que la sociedad en su conjunto asuma que este tipo de preocupaciones -de tanta urgencia, pero que a la vez se creían absolutamente desterradas de nuestras realidades como país- se asuman con la seriedad que se merece en la agenda pública tanto nacional como regional. Porque no puede haber una preocupación tan relevante -junto con la salud y el control de la pandemia- como el asegurar que los más pobres cuenten con comida.
Por cierto, más allá de caridad, se trata de un deber ético que se debe asumir con la fuerza necesaria para evitar que las consecuencias de la pandemia se profundicen socialmente a un nivel tan grave, como el hecho que haya quienes no tengan qué comer en sus viviendas. Por ello es que se debe llegar de manera rápida y eficiente con la alimentación requerida.
Es importante que la sociedad en su conjunto asuma que preocupaciones como asegurar la alimentación de los más postergados -de tanta urgencia, pero que a la vez se creía desterrada de nuestra realidad como país- se asuma con la seriedad que se merece en la agenda pública tanto nacional como regional.