Cultura del reciclaje: tan posible como necesaria de construir en la sociedad
Chile es el país de Sudamérica que más genera basura, sumando más de 7 millones de toneladas de residuos domiciliarios al año. Sólo el 10% de los desechos se recicla, mientras que hay naciones del mundo en que esto bordea del 60% al 80%.
Lo quiero, lo compro, lo uso (o quizá no) y lo boto. La cultura del consumismo y de lo desechable ha predominado por años en nuestra sociedad, llevando a que muchos hoy tengan que subsistir con un exceso de deudas y también a un nivel de generación de basura tan grande que lidera en Sudamérica.
"Según el Banco Mundial en el país el promedio per cápita es de 1,15 kilogramos de desechos por día", advierte Arturo Godoy, magíster en Medio Ambiente y jefe de las carreras del Área Ambiental del Instituto Profesional Virginio Gómez de Concepción. En efecto, el total anual es de más de 7 millones de toneladas de residuos domiciliarios, lamenta, y si se suman otros desechos sólidos se llega a 17 millones de toneladas; y en contraparte en Argentina el promedio por persona es 1,14 kilogramos y en Brasil 1,04.
Una situación desfavorable, sobre todo porque mucha de esta basura pudo no serlo, pero lo cierto es que los números demuestran que poco se viven esas "R" que disminuirían sustancialmente la cantidad de residuos: reducir, reutilizar y reciclar. De hecho, las estadísticas más amigables dicen que en Chile se recicla el 10% de la basura.
Ante esta realidad, el planeta y todas las formas de vida que lo habitan, piden a gritos un cambio y crear consciencia para impulsarlo es la meta del "Día Internacional del Reciclaje", que promovido por la Unesco se celebra cada 17 de mayo y a lo que Chile ha adherido con el "Día Nacional del Reciclaje" el mismo día, y que busca incrementar el nivel de material reciclado, siempre de la mano de un actuar conducido por los conceptos de reducir y reutilizar.
MÁS CONDUCTAS CON "R"
En la práctica, la base es que antes de adquirir un producto se realice un cuestionamiento interno que responda: ¿realmente lo necesito?, ¿le podría dar otro uso una vez ocupado?, ¿el material que deseche se puede reciclar?, y esto guíe las decisiones de compra. La idea, recalca Godoy, es que "las personas compren sólo lo necesario (reducir), que se preocupan de preferir lo que podrían darle un nuevo uso (reutilizar) o que al desechar pueda pasar por un proceso que lo transforme en otro producto (reciclar)". Un ejemplo es comprar algún líquido que venga en una botella de plástico o vidrio y que una vez consumido pueda servir para rellenar con otro contenido, o que ese envase se lleve a un punto donde se recoja para llegar a una planta de reciclaje.
Son acciones simples de ejecutar, pero que se configuren como hábitos y se repitan desde una inconsciente consciencia no es tan simple, mas no utópico.
"El parámetro internacional que tenemos es de países desarrollados como Suiza, Suecia y Alemania, por mencionar algunos, que reciclan entre 60 y 80% de sus residuos", detalla como ejemplos Arturo Godoy, que si se detiene a comparar esos porcentajes con los nacionales lo define como "doloroso".
Por ello, piensa que es posible aumentar la cantidad de reciclaje y ojalá llegar a esos números, sobre lo que plantea que hay una brecha, en general, para llegar al 100%, ya que "hay residuos peligrosos (que pueden ser nocivos) que no pueden ser reciclados, porque no hay tecnología para ello", mencionando en este grupo a las baterías de auto y pilas de uso común en mal estado. No obstante, son pocos versus los que sí pueden ser reciclados.
SE NECESITA
Cambiar la cultura no sólo es posible, sino sobre todo necesario. Porque la generación de desechos se traduce en severos impactos ambientales, como la contaminación que está estrechamente vinculada con la emisión de gases y el calentamiento global, y esto ha dañado a la Tierra, a sus ecosistemas y biodiversidad, y así como es gran responsabilidad de la actividad del ser humano, no es una situación libre de costos para la salud, bienestar y calidad de vida de las personas. Proteger al planeta y todo en esta gran casa es el primordial propósito de celebrar al reciclaje y de promover la cultura guiada por las "R".
"La mayoría de los desechos que no se reciclan terminan en vertederos", precisa Godoy. Son sitios que deberían estar lejanos de las comunidades, porque la basura produce malos olores que pueden ser molestos e incluso nocivos y añade que "la basura genera percolado que llega a las napas subterráneas de agua", y esto podría afectar el agua que luego utilizan las personas y es un recurso ya escaso, además de otros efectos en la naturaleza.
El gran problema, advierte, es que "es tan alto el nivel de basura que se genera que se deben crear nuevos vertederos y cada vez están más cerca de los lugares habitados. Algo que en Chile ocurre". Esto no sólo afecta directo y de inmediato a esa población, sino también indirectamente a otras, pues plantea que "superficies que pudieran aprovecharse como suelos agrícola o de construcción de viviendas (el problema habitacional es latente en Chile) se deben ocupar como vertederos".
A la ecuación se debe añadir la contaminación que puede llegar -y llega- al océano; ya se sabe de las islas de plástico flotando y el problema de los microplásticos entre muchos otros residuos de la actividad humana que terminan en el mar y afectan la vida allí. No sólo porque alguien sin consciencia lanzó una botella o papel al mar o le dejó en la playa, sino que por efectos de lluvias y viento llegan aquellos desechos que incluso fueron depositados en un basurero.
IMPULSAR EL CAMBIO
¿Cómo construir esta cultura? Para Arturo Godoy, que no desconoce que se han hecho esfuerzos por parte del Estado, privados y de muchas anónimos, cree que no han sido suficientes y que hay dos vehículos para recorrer este trascendental y aún largo camino.
Uno es regular. A ello atribuye que haya países que puedan celebrar el Día del Reciclaje con sus cuantiosos porcentajes, pues que gocen de esa cultura se debe a "tener regulaciones que como ciudadano obligan a segregar los distintos tipos de desechos y si no hay multas". En Chile, apunta, si bien existen normas como la Ley REP, la mayoría están orientadas a empresas y no a los ciudadanos. "Entonces, cuando desechamos, todo lo botamos junto y llega al mismo lugar, desde un termómetro roto hasta botellas y cáscaras de fruta, y ahora que estamos en pandemia los elementos infectocontagiosos como mascarillas".
Para él que existan políticas públicas que normen y que se fiscalice, es necesario porque nuestra idiosincrasia se caracteriza porque "si no es obligación, no lo hacemos", sostiene. Claro ejemplo es la ley para eliminar las bolsas plásticas, que es lo que realmente impulsó a que la ciudadanía se acostumbrara a andar con aquellas reutilizables, de género u otro material, para hacer sus compras.
Así, al igual reducir y reutilizar, reciclar queda sujeto a la voluntad tanto individual como colectiva por fomentarlo y ejecutarlo. Esto, porque existen "puntos limpios" instalados por municipios, empresas, organizaciones de la sociedad civil e incluso colegios y universidades para que las personas puedan llevar sus desechos, pero quien quiere lo hace. En la misma línea, en sintonía con la disminución de bolsas y otros plásticos desechables, hay comercios que promueven ir a comprar productos a granel llevando los propios recipientes, pero hacerlo es una decisión personal.
Además, no son extraños los casos en que sobren las ganas de reciclar (o de actuar con las "R"), pero falta información para hacerlo adecuadamente. Así, lo que destaca el profesor Godoy como lo primordial es educar a la población para que sepan qué se puede reciclar, cómo se manejan los residuos y dónde hay que llevarlos (ver recuadro).
Son enseñanzas con las que se debería llegar a personas de todas las edades y no sólo con capacitaciones por parte de un municipio u otro grupo a una junta de vecinos; para él la llave maestra está en hacerlo precozmente, porque la puerta son los niños, y afirma que es esencial instalar esta temática como asignatura obligatoria en el currículum escolar. "Si uno inculca desde etapas tempranas, desde la formación, las futuras generaciones tendrán esto incorporado como conocimiento y hábito", sostiene, y así tendrán impregnada esta cultura con consciencia que, por ser los dueños del mañana, guiará a la sociedad del futuro.