Incumplimiento de las medidas sanitarias
Hace unos días, el ministro de Salud, Jaime Mañalich ha declarado que si parte de la población no toma en serio las medidas preventivas que se están aplicando, la guerra contra el covid-19 se va a perder. Y lo ha señalado especialmente respecto de fiestas masivas que se han organizado, sin las mínimas precauciones, la salida a la calle de personas que están contagiadas y no respetan la cuarentena, u otras que insisten en desplazarse los fines de semana, con el riesgo de contagiar o ser contagiado.
Durante los últimos días ha aumentado fuerte el número de casos, porque las medidas estrictas que se han ordenado no se respetan, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social. En nuestra Región es posible verlo en las filas que se realizan frente a bancos, locales comerciales o servicios públicos. Parece que en momentos en que se preveía el auge de contagios, la población optó por relajar el cuidado. Esto no debiera ser así, porque todos los inviernos circulan virus que provocan enfermedades respiratorias que afectan más gravemente a niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Este año, a la normal circulación de virus influenza, adenovirus y sincicial, se agrega el coronavirus, por lo que el riesgo epidemiológico es grande.
Frente al relajamiento de las medidas preventivas, el Ministerio de Salud ha dado a conocer que la autoridad sanitaria en todas la regiones redoblará la fiscalización a las personas y al comercio y se aplicará el máximo de rigor de la ley, considerando que las multas pueden llegar hasta mil UTM (50 millones de pesos) y penas de cárcel para las personas que respetan las cuarentenas.
Es cierto que algunos países europeos, como España, Italia, Alemania y Francia, están experimentando un descenso de casos y hay interés en levantar las medidas restrictivas, pero la OMS ha llamado a no apresurarse, sino que se debe actuar de forma gradual y segura, ya que se ha visto una falta de preparación del sistema de salud pública y hoy ningún país es inmune ni tiene mecanismos fuertemente desarrollados como para garantizar a la población que no habrá rebrotes. Se deberá garantizar en los países que vayan levantando las cuarentenas la implantación de medidas preventivas en los lugares de trabajo y escuelas, así como un cuidadoso control de los posibles "casos importados" que pudieran ocurrir si se reabren las fronteras.
La humanidad ha estado lidiando continuamente con enfermedades y pandemias que han causado mortandades. La peste negra demoró años en pasar de Asia a Europa en el siglo XIV -alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353- y lo mismo ocurrió con la llamada gripe española, que causó la mayor cantidad de muertes y enfermos en Estados Unidos en 1918. Las enfermedades transmitidas desde el Viejo Continente hasta América, también tomaron décadas, conforme avanzaban los hispanos en la conquista del territorio y así ocurrió en otras partes del globo. La peste negra, por ejemplo, causó el deceso de hasta un quinto de la población en algunas ciudades. Pero otra cosa notable es que tales plagas, que antes demoraron muchísimo tiempo en expandirse, hoy lo hacen en semanas o meses, como ocurrió con el covid-19. De acuerdo con la OMS, el primer caso de este coronavirus fue hallado en Wuhan, China, el 8 de diciembre de 2019 y desde entonces, el contagio se fue instalando en todo el mundo, pese al cierre de fronteras. Es una muestra de lo pequeño que se ha vuelto un mundo interconectado como el que tenemos.
Hoy las personas se movilizan entre uno y otro punto del planeta en cuestión de horas. La apertura mundial permite traspasar los beneficios del intercambio, pero también enfrenta riesgos, ya que las epidemias rápidamente se transforman en pandemias, así como también en este mundo globalizado se contagian los efectos de las crisis económicas y financieras. Al menos, hay que ser responsables para no acelerar esos contagios.
Durante los últimos días ha aumentado fuerte el número de casos, porque las medidas estrictas que se han ordenado no se respetan, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social. En nuestra Región es posible verlo, por ejemplo, en las filas que se realizan frente a bancos, locales comerciales o servicios públicos.