El retorno seguro y la "nueva normalidad"
Gradual, flexible y dinámico. Esos tres conceptos definen de buena forma las características que espera tener el "Plan Retorno Seguro", anunciado el viernes por el Presidente de la República, Sebastián Piñera, y el cual se lanzó con el objetivo de encauzar la ruta hacia lo que se ha llamado una "nueva normalidad" en el país, donde si bien el foco central está en la protección de la salud, no se pueden perder de vista las complejas consecuencias económicas y sociales que tiene la paralización de las actividades.
El plan se aplicará de forma gradual y será flexible para adecuarse a las distintas realidades de las regiones y comunas, y también dinámico, para adaptarse a la evolución que tenga la pandemia del coronavirus. "Distintas regiones y distintas soluciones, porque cada territorio y cada comunidad tiene su propia realidad", expresó Piñera.
Este cuenta además con tres componentes esenciales. Primero, el retorno de los trabajadores públicos de aquellos organismos que son indispensables para atender las necesidades de la ciudadanía. Segundo, el regreso en el área privada y, tercero, la reanudación de las actividades en los establecimientos educacionales. Las fechas, eso sí, todavía no están claras y tienen que ver con la evolución que se observe en la pandemia en los próximos días y semanas.
El jefe de Estado enfatizó que el primer foco del plan es "proteger la salud de todos, y por ello no exigirá el retorno (a la actividad habitual) de personas de alto riesgo, como adultos mayores, enfermos crónicos, mujeres embarazadas y otros casos". Además, se debe enfatizar que este plan incluye de forma absolutamente necesaria las medidas sanitarias que se han venido aplicando hasta ahora -con mayor o menos éxito- como el distanciamiento social, evitar aglomeraciones, el lavado frecuente de manos, uso de mascarillas cuando sean exigidas y la sanitización de lugares de trabajo.
Lo preocupante, eso sí, es que en los últimos días se ha visto cómo en ciudades como Concepción algunas de estas obligaciones y recomendaciones comienzan a ser menos respetadas. Así lo comprobó El Sur en un recorrido por puntos como los paseos peatonales del centro de la capital regional, donde en la semana se observaron aglomeraciones, un pésimo uso de las mascarillas (sin cubrir la nariz, manipuladas con las manos o recogidas bajo la boca, solo por dar algunos ejemplos) y un escaso respeto de la distancia social en las filas para ingresar a centros comerciales u organismos públicos.
En relación al concepto de "nueva normalidad", que fue criticado por sectores de oposición una vez que fue escuchado de parte del Presidente Piñera, se debe ratificar -tal como lo ha enfatizado en las últimas horas el ministro Jaime Mañalich- que no es una creación del equipo comunicacional o del propio Presidente Piñera, sino que fue acuñado a escala global por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para dar cuenta de la relevancia de adaptarse a los nuevos tiempos que deberá enfrentar la humanidad.
En efecto, en un discurso transmitido el miércoles último por el director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, este expresó que "es comprensible que las personas quieran continuar con sus vidas, porque sus vidas y sus medios de vida están en juego. Eso es lo que también quiere la OMS. Y para eso estamos trabajando, todo el día, todos los días. Pero el mundo no volverá ni puede volver a ser como eran las cosas. Debe haber una 'nueva normalidad', un mundo más saludable, más seguro y mejor preparado".
Se trata -tal como lo detalló el directivo del organismo de la Organización de las Naciones Unidas- de entregar un mensaje claro: aún queda un largo camino por recorrer y este virus estará con nosotros por mucho tiempo.
En este sentido, es relevante recalcar que las disposiciones de quedarse en casa y mantener otras medidas de distanciamiento físico han suprimido con éxito la transmisión del covid-19 en muchos países, pero la evidencia sugiere que la mayoría de la población mundial sigue siendo susceptible y epidemias como esta pueden volver a encenderse fácilmente.
Por eso, más allá de una discusión semántica, que no reviste suficiente relevancia en virtud de la naturaleza del desafío que enfrentamos, es verdad que uno de los mayores peligros que enfrentamos ahora es la complacencia.
Por eso, es importante insistir en algunas de las preocupaciones claves, como rastrear la mayor cantidad de casos posibles, asegurar la cuarentena de cada uno de ellos, así como de sus contactos estrechos. Y, algo muy importante, educar e involucrar a todas las personas, para que las medidas de protección realmente se cumplan y no se crea que la denominada "nueva normalidad" signifique convivir exactamente como se hacía antes del inicio de la emergencia sanitaria.
Transmitir aquello a todos los sectores -desde los niños a los adultos mayores- no es una tarea sencilla y obliga a la especial responsabilidad de aquellos que tienen roles de liderazgo, tanto en el mundo público como privado.
Si bien el plan anunciado por el Gobierno para reanudar las actividades considera la mantención de las medidas que se han venido aplicando hasta ahora -con mayor o menor éxito- lo preocupante es que en los últimos días se ha visto cómo en ciudades como Concepción algunas de las recomendaciones comienzan a ser menos respetadas.