Pablo Rojas vivió 12 de sus 64 años en las calles. Pero el pasado 31 de marzo, en plena emergencia por el coronavirus, al salir de la Hospedería del Hogar de Cristo, llevándose sus cosas como lápices y blocks porque su pasatiempo es pintar, su vida dio un giro radical, pues iba ingresar a su departamento, un sueño anhelado por años.
Ese día, recibió un hogar amoblado, que recorrió emocionado, pues para él empezaba una nueva era que no podía más que definir como "una bendición de Dios", manifestando que "pese a todo lo que he vivido, llegar a este departamento es un cambio de vida enorme, se empiezan a arreglar los hábitos que estaban perdidos, porque vivía en pésimas condiciones, así que estoy muy agradecido".
De esta forma se convirtió en uno de los participantes del programa "Viviendas con Apoyo", de Corporación Catim, como entidad que la lidera en la Región del Biobío. Este es un programa que se basa en el modelo internacional del "Housing First", o "Vivienda Primero" en español, que dispone al inicio la casa, para favorecer la inclusión social de personas que viven en situación de calle, empoderándolos en que sean los protagonistas de sus procesos.
PILOTO PIONERO
Freddy Venegas, coordinador de la Corporación Catim, es el director del programa "Viviendas con Apoyo", que como piloto se inició en marzo de 2019 y gracias a un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, lo que valora enormemente pues afirma que "depositaron su confianza en nosotros para dar inicio a esta enorme propuesta".
No es para menos, se trata de un piloto no sólo pionero para Chile, sino que también en Latinoamérica, y "que comenzó el año pasado con Catim en la Región del Biobío y con el Hogar de Cristo en Santiago. Catim inició con 24 personas el 2019 y en Santiago se han iniciado más programas, dado que el piloto a la fecha ha tenido importantes avances. Para este 2020 se tienen proyectados 159 cupos entre las regiones de Biobío (24), Metropolitana (117) y Valparaíso (18)", detalla Venegas.
La idea de esta iniciativa es que los participantes, que deben ser adultos mayores y llevar más de 5 años en situación de calle, sean los dueños de casa: trabajan o tienen pensiones asistenciales y deben crear sus propias redes, con el apoyo de los profesionales. No es algo sencillo, pues muchos de ellos han pasado gran parte de sus vidas en calle, por lo que deben adaptarse a nuevas condiciones, a sustentarse y avanzar, y un factor que complejiza aún más es que no son pocos los que además sufren adicciones o enfermedades.
Esto, si bien no es obstáculo para ingresar a Viviendas con Apoyo y el compromiso es que sí deben tratarse, vuelve a este programa y su ejecución sumamente desafiante para quienes lo impulsan, y Venegas no esconde la preocupación previa al comienzo. "Debemos reconocer que tuvimos mucho temor en iniciar esto, desde nuestros prejuicios personales y familiares, ya que al estar habituados al acompañamiento y muchas veces al asistencialismo, creo que pocos creímos que la autonomía de las personas pudiera ocurrir de forma positiva accediendo a una vivienda sin pasar por procesos previos como desintoxicación, salud mental u otros. Es una coincidencia además que, en la presente pandemia, justamente es la casa el espacio que nos puede proteger, y las personas en situación de calle son una población objetivo de contagio importante", reflexiona.
APRENDER A VIVIR
El modelo del programa apuesta por brindar un acompañamiento focalizado en la autonomía, donde las personas participantes viven en duplas, a quienes se les pasa una vivienda totalmente implementada y en óptimas condiciones. Paulatinamente, tienen que tomar el control de sus vidas, generar ingresos, pagar sus cuentas, y con el tiempo obtener subsidios o arrendar, e idealmente lograr adquirir su propia vivienda.
En julio de 2019, Oscar Gaete ingresó a su departamento en San Pedro de la Paz. Vivió cinco años en situación de calle, trabaja en el área de aseo y gracias al apoyo del programa retomó el contacto con sus familiares. "Es una felicidad muy grande haber llegado a Viviendas con Apoyo, es algo que nunca había conseguido, jamás pensé tener un departamento tan bonito. Recuerdo cómo estaba antes y veo cómo estoy ahora gracias a Catim, es como un regalo de Dios", manifiesta.
Y es que su sentir refleja la emoción tras vivir una experiencia sumamente cruda y que, lamentablemente, es la historia de muchos que saben lo que es sobrevivir en la calle, en lugares como la Vega Monumental, las ruinas del Liceo Balmaceda, cajeros automáticos o donde sea. Los profesionales también se preocupan de que los participantes tengan espacios de esparcimiento, como en Fiestas Patrias o en Navidad. Así, las casas fueron adornadas y tuvieron su propio arbolito, algo que muchos de ellos no habían tenido nunca en sus vidas, aunque muchos sí saben lo que es tener un hogar.
Es el caso de Juan Zaldivia (52), de Coronel, quien relata que "después de que falleció mi esposa yo llegue a la calle porque me faltó plata para pagar la universidad de mis hijos. No tengo cómo bañarme o ducharme, lo hago con un baldecito y los vecinos me convidan agua". Lleva más de 10 años así y aunque ahora vive en camarín en una cancha de la población, pues en ese lugar trabaja haciendo aseo como parte del programa Proempleo, antes tuvo que subsistir en donde pudieran, sueña con una casa con flores, tal como tenía cuando vivía con su esposa.
Anhelo que espera cumplir pronto, pues como parte del programa se está buscando un hogar para arrendar, lo que no es fácil, pues su vivencia cristaliza la realidad de que hallar arriendos es también un desafío, ya que se dificulta por el prejuicio que existe de dejar una vivienda a una persona en situación de calle y por ello no todos los participantes no están en casas. Pero Zaldivia no pierde la esperanza y asegura que "sé lo que es tener un hogar, así que hice una manda, no me voy a afeitar hasta que me vaya a mi nueva casa".
VALIDACIÓN
Es por lo expuesto que Freddy Venegas sostiene que "este piloto proyecta enormes cambios", uno tiene que ver con un cambio sociocultural, derribar prejuicios, pero también "en la política hacia personas en situación de calle, principalmente creo en torno al reconocer el derecho de las personas a su autonomía".
En este sentido, el reto que les enorgullece y motiva como Corporación es "validar este piloto en la Región y ayudar a su validación a nivel nacional", precisa, relevando lo clave que es el trabajo coordinado con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia a través de la Oficina Nacional Calle y también a nivel local con Seremía a nivel local, pues "lograr implementar un piloto de estas características requiere de un compromiso enorme y un trabajo coordinado permanentemente", concluye