Por CARMEN GLORIA SANDOVAL V.
Aplanar al máximo la curva de contagios por covid-19 y minimizar el impacto del coronavirus en la actividad productiva de Chile son, tal vez, los extremos que han marcado el péndulo del debate regional y nacional desde que comenzó la emergencia sanitaria.
Y en línea con lo anterior, el modo ferroviario de carga exhibe atributos, ventajas y fortalezas que lo relevan, hoy más que nunca, como un actor estratégico para la productividad de distintas industrias que son pilares de la economía de la Región del Biobío y también del país.
Si bien el tren ha sido fundamental para sacar la producción de industrias hacia los puertos de Coronel, Lirquén, Talcahuano y San Vicente, a los que moviliza mensualmente un promedio de 350 mil toneladas, también lo ha sido para proveer de insumos a plantas de nuestra región, principalmente del ámbito forestal, hasta donde llevan productos químicos y troncos en trozos para el proceso de la celulosa.
Pese a algunos inconvenientes iniciales, las dos empresas ferroviarias de carga que operan en nuestra zona informaron que han seguido hoy con el 100% de sus traslados diarios hacia las industrias y desde ellas a los puertos con celulosa y también tableros de Plywood.
"Tanto en la Región del Biobío como en otras partes del país hemos podido brindar un servicio continuo a empresas forestales, químicas, mineras, portuarias e incluso de retiro y tratamiento de residuos domiciliarios, con lo que que tenemos plena convicción se está apoyando a la protección del empleo", señala David Fernández, gerente general de Fepasa.
Una visión similar tiene Juan Pablo Bowen, gerente general de Transap, quien sostiene que "estamos muy comprometidos no sólo con mantenernos nosotros en movimiento con las máximas medidas de seguridad para nuestro personal, sino también asegurar la continuidad productiva de las industrias que requieren de nuestros servicios para sus procesos. Sabemos que hay muchas personas cuyos trabajos dependen de que no nos detengamos como empresas, como región y como país".
VENTAJAS EN LOS
TIEMPOS DE CORONAVIRUS
Cuando se le compara con el movimiento en camiones, el tren de carga no sólo exhibe una economía de -aproximadamente- entre un 20 y 30% en costos. A ello se suma un 75% de menores emisiones de CO2 por tonelada transportada y 44 veces menos exposición a accidentes, según datos de la Asociación Latinoamericana de Ferrocarril (Alaf).
Y en tiempos de aislamiento para evitar contagios por covid-19, el tren de carga saca a relucir una ventaja que calza con las necesidades que tiene la región y el país para evitar al máximo los contagios y mantener la productividad todo lo posible.
La aritmética es bastante simple: un tren equivale a unos 80 camiones para movilizar la misma carga, por lo que para ello se requiere de un maquinista y un ayudante, en tanto que cada camión requiere de -al menos- un conductor para llevarlo desde origen hasta destino.
"Sentimos que tenemos una gran responsabilidad con la logística productiva y exportadora, al ser actores que podemos ayudar a que las industrias sigan funcionando con normalidad y también mínimos riesgos en la propagación de la pandemia en el Biobío y Chile", comenta David Fernández, de Fepasa.
Por su parte, Juan Pablo Bowen, de Transap, sostiene que "no nos cabe duda que el coronavirus está poniendo a prueba la solidez y capacidad de muchas instancias, donde obviamente se encuentran las empresas. En este sentido, creemos firmemente que el aporte estratégico para la región y el país del ferrocarril de carga será aún más reconocido que en tiempos de normalidad".
Ambos ejecutivos concluyeron que habrán muchas lecciones y conclusiones de las cuales tomar nota cuando pase esta emergencia sanitaria, y esperan que dentro de ello puedan revisarse algunos aspectos que regulan el funcionamiento del transporte ferroviario de carga, que se podrían actualizar y mejorar de acuerdo a una nueva realidad que seguramente vendrá para Chile, y así comprobar si el tren es realmente considerado un polo estratégico en la logística nacional de la agenda de competitividad por parte de los gobiernos de turno.