"No solo a los seres humanos nos cambió la vida con la pandemia de covid-19, también a las palomas urbanas, que estaban

acostumbradas a consumir lo que generosamente le daban las personas y especialmente los niños en la plaza Independencia y en otros rincones penquistas. Ahora con poca gente en las calles y casi sin vendedores de "palomitas" de maíz, se las deben arreglar de alguna forma. Esta bandada se puso de acuerdo para dar cuenta de una bolsa de basura en calle O'Higgins. Algunas comían hasta las cáscaras de plátano, observó el lector Gregory Fuentes.