En dos años se han otorgado 50 licencias por enfermedades graves de los hijos
Julieta Altamirano tenía seis años cuando le diagnosticaron una leucemia de linaje ambiguo. Afortunadamente, después del trasplante de médula que le realizaron el 28 de enero del año pasado, pudo recuperarse y hoy está completamente sana.
Francisca Pérez, mamá de Julieta y directora de la organización Oncomamás (organización que reúne a padres de hijos con cáncer), pudo sobrellevar mejor la enfermedad de su hija gracias la Ley Sanna una normativa que establece un seguro para que los padres de niños con cáncer, con enfermedades terminales, trasplantados o con accidentes graves puedan cuidar a sus hijos sin temor a perder su trabajo y percibiendo parte de sus remuneraciones mientras dura la licencia.
Este mes se cumplen dos años desde la entrada en vigencia de la Ley. El seremi (s) del Trabajo, Óscar Aliaga, detalló que de las 938 familias que han hecho uso del seguro a nivel nacional, nueve son de la Región, los que han obtenido 50 licencias laborales.
Tanto el seremi como los médicos y los padres hicieron un balance positivo de la normativa. Y, aunque reconocieron que siempre hay cosas que pueden mejorarse, valoraron que al menos ahora exista una opción para que los padres puedan cuidar, en tranquilidad, a sus hijos con problemas graves de salud.
Implementación
Son cuatro las coberturas que considera la ley: hijos con cáncer, trasplante, acompañamiento en fase terminal y accidente grave con riesgo de muerte o secuela.
Cada uno de estos se ha ido implementando por fases. La primera fue por cáncer y partió el 1 de febrero de 2018. La última en entrar en vigencia fue la de acompañamiento en fase terminal, que partió el 1 de enero.
La ley estará completa el 1 de diciembre de este año, cuando se puedan otorgar licencias por accidentes graves con riesgo de muerte o secuela.
El seremi (s) Óscar Aliaga destacó que además la ley es aplicable a una amplia cantidad de personas y contratos: "Hay trabajadores particulares acogidos al Código del Trabajo, funcionarios públicos, trabajadores independientes. Solo quedan fuera las fuerzas armadas y de orden, que tienen sus regímenes de salud en otro sistema".
Paola Olate, jefa de Oncohematología Pediátrica del Hospital Regional, mencionó que el trámite para obtener el seguro es relativamente fácil, ya que el médico debe llenar un formulario que se baja de la página de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) y se completa con los datos del papá y del niño.
"En muy pocas ocasiones nos han pedido que agreguemos informes complementarios. Basta con algún certificado que entregamos una vez y esta licencia se va renovando", detalló.
Las coberturas van variando según el problema. En el caso de cáncer, las licencias se extienden hasta un máximo de 90 días. Sin embargo, como la cifra cubre a cada padre, este tiempo puede traspasarse de un progenitor a otro. Lo mismo aplica para trasplantes.
Si se trata de enfermedades terminales, la licencia cubre hasta el día de fallecimiento del menor.
Mejoras
Francisca Pérez, directora de Oncomamás, agradeció la creación del seguro, pero dijo que hay algunas mejoras que hacer, como el tiempo del seguro. "El tratamiento de un niño oncológico son como dos años y la ley permite solo 90 días. Además, si no eres casado el padre de tu hijo no puede transferirte sus días", mencionó.
Eso sí, reconoció que ya hay situaciones que se han perfeccionado, sobre todo con la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez, Compin, donde hubo problemas con la tramitación de licencias. Esto, dijo Pérez, pasó por falta de información. Por eso en enero Oncomamás y la fundación Casa Familia se reunieron con representantes de distintos ministerios, para pedir apoyo en la difusión de la normativa.
La oncóloga infantil Paola Olate indicó que todos los papás que trabajan y tienen a su hijo con cáncer han hecho uso de la Ley Sanna y que los problemas que surgieron fueron por detalles técnicos subsanables, como la falta de una firma.
Olate remarcó que la normativa fue un gran logro: "Sabemos que no es suficiente, pero de no tener nada que los respaldara para poder acompañar a sus niños, pasar a tener estos 90 días que les permite estar concentrados en todo momento, dejando su trabajo sin miedo de perderlo, ha sido una ayuda fundamental".