Acciones a escala humana para equilibrar el cambio climático
Estamos ante un cambio climático aplastante para la humanidad, que hace años dejó de ser silencioso y modifica velozmente nuestro entorno. ¿Podemos a tan pequeña escala mitigar nuestro impacto en el ambiente? La respuesta es que sí: desde el conocimiento y la acción, no sólo desde la filosofía y el activismo.
Afortunadamente,tenemos alternativas para lidiar con esta tarea medioambiental y evaluar cómo lo estamos haciendo más allá de un marco legislativo. Nuestras conductas de consumo o producción deben transitar hacia una ruta sustentable para que disminuyamos las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. En nuestro entorno podemos identificar diferentes áreas de acción que por mínimas que parezcan igual cuentan. Por ejemplo, el uso eficiente del agua, evitar desechar alimentos, preferir transporte público o bicicleta, rechazar el sobreenvasado, reciclar y trabajar en la eficiencia energética de nuestra viviendas; repensar nuestro microsistema para que considere tanto un gasto mínimo de recursos y un bajo impacto medioambiental.
Y un rol fundamental lo tiene la ciencia en el monitoreo de las acciones humanas y la estimación de la magnitud del problema. Esta evidencia debe ser considerada por los tomadores de decisiones para la generación de medidas efectivas. También deben entregarse alternativas tecnológicas que representen soluciones para la sociedad y las empresas. El trabajo no esta completo si no entregamos a la sociedad los estímulos necesarios para cambiar. En tal sentido es fundamental difundir y dar a conocer las alternativas que nuestro sistema de ciencia y tecnología ha generado, y no sólo intentar imitar soluciones empaquetadas desde otras latitudes, sino que poner atención en aquellas generadas por centros del conocimiento a nivel nacional y que cuentan con la retroalimentación de las condiciones locales.
Sin duda esto debe ir más allá, con soluciones más profundas y duraderas. Tal vez, generando incentivos comunitarios y tributarios para la gestión de residuos y para aquellas ideas capaces de minimizar los impactos actuales, e incluso desarrollando infraestructura para dicho propósito. Hay que promover lo bueno para que tengamos posibilidad de cambio. En definitiva, debemos generar un alineamiento de las agendas personales, privadas y gubernamentales en el cuidado ambiental, sin dejar de lado la educación sobre esta temática, que es transversal a todos los niveles de nuestra sociedad.
dir. ej. Centro de
Investigación de Polímeros
Avanzados