Ciencia en pro de la sustentabilidad
En la actualidad, hablar de ciencia es referirse a sus implicancias y efectos. La historia nos enseña que el avance, que permite acceso a nuevos y mayores niveles de bienestar social, también genera nuevos retos para hacer ese logro sostenible en el tiempo. Hoy enfrentamos la necesidad de modificar los métodos de producción de bienes y servicios para superar los desafíos que impone el desarrollo en armonía con el medioambiente y la bioeconomía, surgida del interés por analizar los efectos del intercambio económico mediante las leyes de la naturaleza, es entendida como el conjunto de actividades industriales que procesan materias primas provenientes de recursos naturales o usan procesos biológicos en su cadena de valor.
En la bioeconomía como sistema los sectores maximizan los beneficios, vinculándose y asumiendo su carácter de interdependientes entre sí. Es aquí donde la investigación en ciencia y tecnología adquiere importancia central para hacer que la interconexión sea posible. La unión está determinada por los potenciales usos de los subproductos generados que, por ser recursos renovables de origen biológico, sus componentes pueden ser transformados por métodos de base natural para ser reincorporados en el mismo proceso u otros.
En este esquema, la agricultura es central por transcender su rol de abastecedor de alimentos y proveedor de recursos energéticos renovables en reemplazo de las fuentes fósiles. Bioplásticos biodegradables producidos a partir de desechos orgánicos mediante las capacidades transformadoras de microorganismos especializados, y biofertilizantes basados en el funcionamiento de bacterias que incrementan la biodisponibilidad de los nutrientes contenidos en la fracción mineral del suelo son ejemplos concretos de uso eficiente de los recursos que no presiona los depósitos geológicos, y evita los efectos de eutrofización de las aguas causados por el uso de agroquímicos.
La investigación en ciencia y tecnología orientada a los recursos biológicos y conocimiento de nuestra biodiversidad es fundamental para el desarrollo de procesos nuevos apropiables, principalmente en un país como el nuestro que, para incrementar el nivel de bienestar que sus habitantes demandan, está obligado a diversificar su matriz productiva en el mediano plazo. No por nada la institución rectora del área lleva el nombre de Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. En sectores como pesca, agroindustria y forestal hay trabajo que hacer en dotar de capacidad científico-técnica innovadora, generar las condiciones para la creación de nuevas fuentes de riqueza basadas en conocimiento, surgimiento de nuevos actores en la interfase de los sectores y que se configure la red de flujos y cooperación para el establecimiento de la bioeconomía en el país.
académico Fac. de
Ingeniería y
Tecnología, USS