Aunque hay casos en que no será posible y se requerirá usar leches de fórmula, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mantener la lactancia materna como fuente de nutrición exclusiva de los bebés hasta sus seis meses de vida. Así, sugiere que sólo después de dicho periodo, una vez que la lactancia materna exclusiva se haya establecido al 100%, se puede pasar a la etapa de introducción de alimentos complementarios.
Transición que "según la OMS debe ser segura, oportuna y adecuada", afirma la nutricionista Rebeca Carrasco, directora de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás de Concepción, sin perder de vista que "como su nombre lo indica, es un complemento al alimento principal del bebé que es la leche materna hasta que mamá lo decida", que debería ser hasta los dos años de vida del niño, al menos, según el organismo.
Al respecto, cuenta que en la mayoría de los países, los bebés inician la introducción de alimentos sólidos mediante la alimentación con cuchara, pero que en otros como Chile ésta comienza con preparaciones en consistencia "papilla".
Baby-led Weaning
MÉTODO Y AUTONOMÍA
En la práctica, explica Carrasco, el BLW consiste en proporcionar al bebé alimentos saludables en un formato que le permite recogerlos, explorarlos y comerlos si lo desea. Así, uno de sus beneficios es que "reconoce y respeta los instintos, las habilidades y el deseo de autonomía del bebé", destaca.
Añade que a diferencia de que lo tradicional es que los pequeños tengan horarios para alimentarse que suelen ser distintos al del resto de su familia, en este método "las horas de comida se comparten, de modo que todos comen alimentos que tienen el mismo aspecto y los adultos pueden modelar elecciones de alimentos saludables y un comportamiento apropiado". Por lo mismo, la nutricionista afirma que se propone como una manera relajada de incorporar al lactante al patrón familiar de alimentación y desenvolverse más activamente en el contexto de sus familias.
IMPACTO EN LOS HÁBITOS
Lo planteado, en opinión de Rebeca Carrasco, es también relevante por el impacto de esta etapa de transición de la lactancia a la incorporación de otros alimentos a la dieta a corto y también largo plazo, pues sostiene que "este periodo es un momento de suma importancia, ya que no sólo se trata de un gran cambio en la rutina del lactante, sino que también se asocia con el desarrollo de preferencias y conductas alimentarias, y peso corporal en la infancia y en la adolescencia". "La alimentación durante los dos primeros años de vida es fundamental para el desarrollo pleno del ser humano", asegura.
Así, la introducción de alimentos es definida por la profesional como "una ventana de oportunidades" para instaurar hábitos saludables tempranamente, lo que asegura que estos perduren en el tiempo, y de esta forma prevenir condiciones patológicas de riesgo o enfermedades crónicas a futuro, ya sea en la niñez, juventud e incluso en la vida adulta, pues es en los estilos de vida, con la dieta como un pilar, donde está la clave del estado de salud integral de una persona.
En este sentido, también es relevante la diversificación alimentaria, es decir, ofrecer múltiples alimentos, pues la nutricionista asevera que "los lactantes que han tenido la oportunidad de exponerse a diversos alimentos saludables desde el inicio de la alimentación complementaria tienen mejores hábitos nutricionales en su infancia y por extensión en la adultez".
Otro aspecto en el que se detiene la experta es que así como son los pequeños los que tienen la posibilidad de elegir sus alimentos, otra ventaja del BLW es que también son ellos los que autorregulan lo que ingieren; otro factor que previene el riesgo de sobrealimentación y exceso de peso, apunta.
Esto también tiene que ver con que estimula la masticación, sobre lo que precisa que "la alimentación de consistencia papilla o semilíquida promueve una rápida deglución, sumado a la alimentación con cuchara proporcionada por un adulto tiene el potencial de conducir al consumo excesivo de alimentos. A diferencia de la masticación, que al parecer tendría un papel importante en la regulación del apetito". Al respecto, Carrasco destaca que "la evidencia existente permite concluir que la excesiva dependencia de los alimentos blandos contribuye a un crecimiento facial deficiente y a un mayor riesgo de problemas dentales, respiratorios y auditivos.
A partir de lo expuesto reconoce que en los inicios de esta modalidad se reportaron desventajas como riesgos de asfixia por atragantamiento, consumo inadecuado de energía, déficit en el crecimiento o insuficiencia de hierro o zinc, pero afirma que "la literatura actual sobre BLW tiende a descartarlos", por lo que Rebeca Carrasco opina que "parece ser un enfoque adecuado para la introducción de alimentos complementarios", sobre todo, porque "ha demostrado que muchas de sus características, como comidas compartidas en familia, la capacidad de respuesta al apetito del bebé y un entorno de alimentación agradable, contribuyen de forma independiente a una alimentación saludable y a un comportamiento positivo a la hora de comer", finaliza.