En la actualidad educativa, secundaria y universitaria, es necesario contar con docentes capaces de ser autónomos, críticos y reflexivos en torno a sus propias prácticas pedagógicas. Para ello necesitan fortalecer ciertas competencias que les permitan adquirir las capacidades necesarias y suficientes para tomar decisiones y actuar bajo fundamentos teóricos-reflexivos que tributen en beneficio del contexto educativo en el cual se desenvuelven y forman permanentemente.
Visto desde la complejidad del escenario universitario, donde la enseñanza se centra en el desarrollo de competencias y habilidades, surge la necesidad de un docente capaz de potenciar el desarrollo y aprendizaje del estudiantado y el propio, generando pensamiento reflexivo en su desarrollo profesional y, por consecuencia, en sus estudiantes.
El docente universitario debe tener consciencia de la potencialidad que posee y en cómo tributa a las prácticas que pueden desarrollar de manera constante en su quehacer docente, el cual nace desde una perspectiva problematizadora, exponiendo situaciones concretas y encontrando soluciones frente a variados contextos, en los diversos momentos del proceso de enseñanza-aprendizaje, siendo promotor de acciones, invitando a la comprensión y cuestionamiento de sus propias realidades y del contexto en el que se desarrollan, ayudando a transformarla para el bien común.
Lo que se busca es generar cambios transcendentes en las prácticas del profesorado, desarrollando y fortaleciendo, principalmente, la reflexión para la acción, en la acción y sobre la acción, las cuales sin duda favorecerán el aprendizaje del estudiantado y la adquisición de competencias sólidas y de carácter permanente.
Es de especial importancia e interesante generar un análisis de las prácticas rutinarias que muchas veces son ejercidas de forma poco reflexiva, replicando programas de asignaturas descontextualizadas, prolongando hábitos y prácticas inefectivas, amenazando la calidad individual y colectiva de las prácticas pedagógicas, además del desarrollo profesional, y por consecuencia, un detrimento en el proceso de aprendizaje de los estudiantes de educación superior que buscan aprender bajo situaciones de enseñanza innovadoras, contextualizadas, acordes al futuro laboral que enfrentarán según sus propios intereses y necesidades.
Desde allí cabe preguntarse, ¿cómo generar innovación en un contexto regido por un sistema que se supone ideológico?, ¿se podrá generar las competencias esperadas en los estudiantes universitarios si no se reflexiona sobre las prácticas pedagógicas y su coherencia con los intereses y necesidades de los educandos?, ¿es responsabilidad del profesorado adquirir las competencias necesarias y suficientes para generar los avances en los resultados académicos y en el diseño e implementación de planificaciones y secuencias de enseñanza innovadoras y contextualizadas en los y las estudiantes, bajo prácticas y procesos reflexivos?,
Es un desafío constante dentro de la práctica docente intentar dar respuesta a éstas y muchas otras interrogantes, así también a la multiplicidad de problemáticas que surgen en el proceso de enseñanza y aprendizaje, desde las condiciones de la comunidad en la que se encuentran inmersos los enseñantes de hoy, sin dar paso a una doble dicotomía teórico-práctica, posibilitando que primen los principios constructivistas, y en lo posible, avanzar paulatinamente dentro de este marco donde muy pocos docentes se atreven a salir del contexto educativo que los encasilla, lejos de la improvisación, construcción e implementación de modelos innovadores, vistos desde una racionalidad superior a la técnica, en donde normal y cotidianamente se ven inmersos la mayoría de los docentes de hoy.
docente
Matemáticas y Computación IP y CFT Santo Tomás