Impacto de Change.org prueba el poder real de las acciones en el mundo virtual
En 2007, ante una necesidad familiar cuya solución requería acudir a una autoridad, el estadounidense Ben Rattray pensó que era buena idea aprovechar la facilidad que ofrece internet para expresarse y comunicarse mediante distintas plataformas, y lo usó como canal para hacer la petición. No se equivocó: la solicitud comenzó a replicarse masivamente a través de las redes sociales digitales, experimentando el fenómeno de la "viralización" del contenido que fue el vehículo que llevó a la anhelada respuesta.
Fue ese también el humilde inicio de Change.org, plataforma gratuita que permite crear peticiones de la más diversa índole o apoyarlas mediante firmas digitales que hoy es mundialmente utilizada, con 300 millones de usuarios activos en todos los continentes, y oficinas en múltiples países, cuatro de Latinoamérica: Colombia, México, Brasil y Argentina. "Y el próximo paso es que haya una en Chile", afirma Consuelo Arévalo, periodista oriunda de San Pedro de la Paz que hace un par de años reside en Buenos Aires, capital argentina, y es encargada de Campañas de Change.org para Chile, donde precisa que "tenemos 3,2 millones de usuarios. En los últimos 6 meses casi 1 millón de personas ha hecho acciones concretas, ya sea crear o firmar peticiones, y hay 7 mil usuarios que activamente están creando peticiones y se crean 150 peticiones mensuales".
ACTIVISMO DIGITAL
on lin
smartphones
Como ejemplo de lo anterior, menciona que "está el caso de Cindy, mamá de Lucas, niño electro-dependiente de Arauco. Con su petición logró sacar adelante una ley para pacientes electro-dependientes", quienes difícilmente pueden salir de sus casas a protestar. "Hace unas semanas estuvimos celebrando una victoria grande, de la señora María Elena, que hizo una petición para que el cáncer de pulmón fuera incluido en el Auge. Estuvo mucho tiempo en la plataforma, fue difícil y largo, porque es un cambio sistémico, pero a partir de este mes esta patología va a formar parte del Auge", añade con alegría.
USO EFECTIVO
Sobre el uso de la plataforma, Arévalo comenta que es público, cualquiera pueda acceder a hacer peticiones o firmarlas, y detalla que "las peticiones son tan variadas como las características e inquietudes de los usuarios", y pueden relacionarse con temas contingentes y de interés nacional o global, como mejoras en salud, educación o cuidado del medio ambiente, y también a problemas que afectan a grupos determinados, como la necesidad de tener un semáforo.
Desde lo anterior, aclara que definir victoriosa una petición puede tardar más o menos, destacando que el éxito se relaciona con las acciones de quien la crea para que repercuta y se viralice. Esto, sostiene "no es tan relativo a los temas, sino en cómo se construyen. Lo básico es que la petición se entienda bien, es muy importante que el texto sea breve y preciso, que quede claro el problema y la persona que podría solucionarlo esté identificada expresamente. También es ideal que la foto que acompañe sea de impacto e ilustre el problema. Si se incluyen cuentas de Twitter es mas fácil que la petición llegue a más personas, que empaticen, se viralice y se sumen firmas".
on line