Arzobispo Chomali presentó su libro de poemas con profundos pensamientos
En los momentos de espera, cuando la mente arma pensamientos, y surgen ideas y reflexiones, en esos instantes fue cuando el arzobispo de Concepción, Fernando Chomali Garib se encontró con la poesía. Fue "de repente, sin sospecharlo" , según expresa en versos de su libro "Desde la Plaza del Alma", que presentó el jueves 27 en una ceremonia privada en Casa Betania, a la que asistieron más de cien invitados, mientras la oscuridad y la lluvia caían sobre la ciudad.
En esa actividad, Chomali contó que mientras esperaba alguna reunión o la llegada de un bus, o en un alto de sus numerosas actividades, esas espontáneas reflexiones aparecían en su mente pero no quedaba un registro externo de ellas, hasta que hace dos años se propuso ir escribiéndolas. Decidió entonces andar siempre con una libreta de apuntes y un lápiz, con el que oportunamente comenzó a anotar esas palabras, que resultaron en versos, que hablan entre otros temas, de su visión de la vida, del ser humano, de la fe, del paso del tiempo, de la belleza, del dolor, la rabia y la esperanza.
Al cabo de dos años y con al menos cuatro libretas escritas, quiso entonces mostrar a personas cercanas esos pensamientos. Esas palabras que cobraban vida fueron digitalizadas, y ese material llegó hasta el destacado poeta Tulio Mendoza, quien le dijo al autor que se trataba de un material valioso y le aconsejó publicarlo.
Así surgió el libro que el arzobispo penquista, de 62 años, que es también ingeniero, presentó el jueves en un emotivo acto. Monseñor contó que estos dos últimos años han sido muy duros, reconoció que ha sido un periodo muy complejo y que ha sufrido. Quizás por eso, su poesía, de estructura aparentemente simple, entrega un mensaje potente, directo, que invita a la reflexión y hasta estremece.
UN ACTO DE REBELDÍA
"Todo cuanto he hecho este tiempo ha surgido del deseo de mostrar que todos podemos crear. Al final, exponerme al escribir y mostrar estos poemas, así como incursionar en el mundo de la fotografía, la pintura y el teatro, no es más que un acto de rebeldía. Estoy seguro de que en todo ser humano hay una fuente inagotable de belleza y he querido dar a conocer mi experiencia. Hay que atreverse a exponerla, sin miedo, sin temor, sin vergüenza", manifestó el arzobispo en la presentación de su libro.
ANÁLISIS
"Desde la Plaza del Alma" fue presentado en la ocasión por el poeta Tulio Mendoza Belio, miembro de la Academia Chilena de la Lengua, Premio Municipal de Arte de Concepción y Premio Baldomero Lillo de Artes Literarias.
En su presentación escribe que "Monseñor Chomali cita la dimensión técnica de la vida para resaltar, en su opuesto, cómo la belleza constituye la alegría de la vida, el alimento del alma y la renovación del espíritu, todo lo cual nos acerca a realidades trascendentales con sabiduría, bondad, verdad y armonía y podríamos también agregar con justicia. Y afirma y asigna un sentido plural y democrático al arte: todos podemos crear y para ello precisamos el acto de rebeldía que significa mostrar, sin miedo, sin temor, sin vergüenza, ese mundo maravilloso de la belleza y exponerla en todas sus dimensiones".
En otra parte de su análisis, agrega que "La temática de esta obra se relaciona con la importante y poco conocida tradición de la poesía religiosa escrita en Chile...El carácter "religioso" de este libro debe entenderse, en una primera instancia, como el intento de religar, de volver a unir, de encontrar o reencontrar lo que le falta al ser humano para completar su primigenio carácter unitario y propone, entonces, un diálogo abierto desde la realidad humana (el espiritual inquietum cor) hacia un sentido numinoso, sagrado y cosmogónico encarnado en la figura histórica, divina y poética de Cristo y en María Virgen".
Tulio Mendoza, destaca también que "El hablante poético de estos textos parte de una profunda realidad humana y habla en la lengua de la tribu, un lenguaje cercano y familiar, es, como diría Unamuno, nada menos que todo un hombre, y se reconoce como tal en su debilidad y su grandeza. Este elemento es uno de los que más llamarán la atención, pues la envestidura eclesiástica no es aquí símbolo de ostentación, sino de digna humildad".
LA MÚSICA
Y si el análisis de Tulio Menoza hizo valorar más la poesía de monseñor Chomali, en la ceremonia hubo una sorpresa musical que potenció el trabajo literario. En la oportunidad se ofreció también la interpretación musicalizada de dos poemas de la obra: "Te he visto Dios" y "Cansado", en una propuesta especialmente preparada por el barítono Pablo Castillo y la maestra Rebeca Sepúlveda en piano, cuya composición es obra del penquista Daniel Bustos Bascur.
Los temas llegaron al alma de los presentes, que premiaron con largos aplausos el resultados del trabajo musical adaptado a los versos y su profundo contenido.