Teatro Biobío recibió al público más pequeño de su historia para ver obra
Un momento que más allá de la ternura implicada, advierte sobre uno de los cometidos básicos sobre la trascendencia de una formación con énfasis en aspectos relacionados con el arte y la cultura en movimiento.
Y es la que tuvieron ayer, muchos por primera vez, alrededor de 400 párvulos de seis establecimientos de la Junji y ocho de la Red Municipal de Concepción.
En dos pases, realizados a las 10 y 12 horas, respectivamente, niños entre los 2 y 5 años disfrutaron de la primera función educativa del año organizada por el Teatro Biobío, en la Sala de Cámara del recinto que mira al río en La Costanera.
La obra "VaLlena52", de la compañía Manada, tuvo la misión en 30 minutos de atrapar la atención de los pequeños, quienes interactuaron como uno más de esta propuesta que cruza la técnica de danza con el mapping como soporte multimedia. Esto, explicaron desde la compañía formada hace alrededor de una década en Santiago, con el objetivo de acercar esta luminosa y viva disciplina a los niños, en este caso, "de manera lúdica y creativa".
"La construcción de esta obra estuvo basada en el estudio de la estimulación visual y cognitiva existente en la etapa de la primera infancia y sus beneficios psicomotores, físicos y cognitivos al ser desarrollada por medio del arte", comentaron los encargados del montaje, que fue aplaudido por la audiencia en el marco de la Semana de Educación Artística y el programa de vinculación del recinto artístico con la comunidad.
POR PRIMERA VEZ
Desde su apertura el año pasado, es primera vez que el Teatro Biobío abre sus puertas para presentarle una alternativa a un público tan pequeño en edad.
"Muchos de esto niños, además, vienen por primera vez a este lugar, por lo que resulta muy significativo para nosotros, ya se trata de niños en la primera infancia. Esto les sirve para que conozcan el Teatro y para que sepan que pueden venir con sus familias", comentó Francisca Peró, directora ejecutiva del espacio que avanza por su segundo año de funciones.
"De alguna manera, también se motivan con el entorno y el impacto que causa en ellos este espacio de tan grandes dimensiones", saludó Peró, destacando que instancias como ésta, además, apuntan a un desarrollo integral. "Se trata de tener acceso al arte y la cultura, y poder crecer en una ciudad con teatro", sostuvo, argumentando que este tipo de iniciativas evidenciaba a las familias de los propios niños que el acceso a un lugar como éste es natural.
Alejandra Navarrete, directora regional de la Junji, se mostró agradecida por la invitación que le hicieran desde el Teatro Biobío, sobre todo porque ahora recibía a los niños más chicos dependientes de su partición.
"Esto se traduce una oportunidad para ellos y sus familias, para que puedan conocer este lugar, y qué mejor que con una obra de esta naturaleza, que busca mostrar el arte a los niños. A partir esto, ellos pueden desarrollar otras facetas como seres humanos y personas. También les sirve para compartir valores", dijo.