Amigos, alumnos y músicos locales sintieron la partida del "Tío Parqui"
En cada uno de los colegas, amigos, discípulos y conocidos que tuvo Héctor "Parquímetro" Briceño, en sus 65 años de vida, quedará una estela de gratas sensaciones. Las que son difíciles de olvidar.
Sólo así se entiende la emoción en las palabras de Óscar Cravero, cuando recuerda a su amigo, que partió sorpresivamente durante la madrugada de ayer, a raíz de un infarto. "Imagínate, una amiga en común me llamó para contarme a las 5 de la mañana", indicó en palabras de una sonada carga de tristeza, sobre todo, porque el trombonista capitalino siempre estuvo en línea.
"De las personajes que siempre estaba preocupado de uno", comentó Cravero, señalando que había hablado hace poco con Briceño, el jueves pasado. "Estuvimos hablando como una hora", apunta, quien le dedicó las más bondadosas palabras en un fallecimiento que lo sorprendió.
"Me siento triste, pero también feliz, porque le di trabajo, amistad y más encima le rendí un homenaje en el Cinzano (en octubre del año pasado)", comenta quien estuvo a cargo del espacio bohemio durante la última década, y conoció a "Parquímetro" en 1976.
En la ocasión, el municipio penquista le hizo un homenaje y le otorgó un galvano por sus 50 años de carrera artística.
Precisamente en esa ocasión, "Parquímetro" compartió escenario con la Big Band Concepción Jazz, el 5 de octubre del año pasado, en el Odeón de la Plaza de la Independencia, como parte del aniversario de la ciudad. "Lo invitamos como solista", indica Ignacio González, director de la Big Band desde su fundación en 2015.
"Se le hizo un homenaje y reconocimiento por su aporte a la música y, también, por su figura", comenta González, quien conoció al trombonista hace más de tres décadas. "Fue en 1987, en el Club de Jazz de Santiago. Siempre fue muy cariñoso y buena onda con los jóvenes (González tenía 18 años). Con los años toqué con él en innumerables jam sessions, como también en la Big Band que se armó para el Festival de Jazz de Tongoy (1989), donde como director nos obligaba a estudiar y nos ponía la máquina", recuerda González, sobre momentos que, confiesa, siempre quedarán marcados como recuerdos del rincón de los instantes buenos.
"Siempre nos trataba con mucho cariño, de hecho muchos lo conocimos como el 'Tío Parqui'", agrega el saxofonista oriundo de Santiago, con residencia en la capital regional hace 13 años.
UNA VIDA DE MÚSICA
Representante de aquellos músicos formados en las grandes orquestas nacionales, desde mediados de los años 70, traspasando el esplendor de la televisión chilena hasta más o menos fines de los 90, Briceño fue integrante de las agrupaciones dirigidas por Horacio Saavedra y Juan Azúa (Festival de Viña del Mar, "Festival de la una", "Cuánto vale el show" y una larga lista de estelares). Allí siempre fue característico su humor, buena vibra y las caras tan reconocibles siempre acompañado de su trombón.
"Compartí con él y lo conocí por amigo músicos como Titae (Lindl) y productores como Pablo Vera. Aún recuerdo cuando hacíamos 'No podemos vivir sin Viña' (TVN, 2005) donde lo entrevisté en un capítulo de Viña. Personalmente, estaba interesado en la orquesta festival de Horario Saavedra, de 40 músicos y un arpa, que estuvo en todos los festivales. 'Parquímetro' fue parte de esa historia, muy simpático. Recuerdo que nos comentaba cómo funcionaba la orquesta por dentro, cuando llegaban los cantantes internacionales con una maleta de partituras (...) Por él descubrí que Rafaella Carrá cantaba con cable y bailaba sin enredarse, un detalles maravilloso contado por él", sostiene Rodrigo Álvarez, periodista local y conductor del programa "La radio y la ciudad" en radio Biobío, al aire hace un mes en el bloque de las 20.50 a 22 horas.
"Era muy querido por mucha gente, una persona encantadora", agrega Álvarez sobre el músico que siendo muy joven, en sus días en el ejército, se arrancaba para tocar con las bandas en radio, bares y locales nocturnos en los días de la pasada bohemia santiaguina.
EL GRAN MAESTRO
El hoy destacado trombonista penquista Daniel Freire (31) sólo tiene buenas expresiones para referirse a quien considera su maestro en el instrumento que hoy lo tiene recorriendo diversos escenarios en el país. "Conocí el trombón y me hice músico por él", sentencie Freire, quien es parte de una generación que creció viendo a Briceño en la televisión. "Decidí ser músico cuando lo fui descubriendo hace unos 15 años".
Freire conoció al ídolo en persona en 2009, con ocasión de una de las fechas del ciclo "Jazz, vinos & blues", producido por Mario Soto hace 13 años. "Aparte de su simpatía a todas luces, era amigo de todos. Muy sencillo, humilde y generoso con sus conocimientos", destaca el músico local.
Freire explicó que luego de aquel encuentro se estableció un vínculo mayor. "Cada vez que venía a tocar a Concepción nos juntábamos y me hacía clases, sin cobrarme un peso", cuenta como reflejo de la generosidad de su profesor que llegaba hasta unas tres veces al año a nuestra ciudad.
"Nos juntábamos el mismo día del concierto o cuando venía al Cinzano me hacía clases. Tenía la buen onda siempre", cerró Freire, señalando que eso no siempre es.
Apodo
En la época de oro de la TV nacional, se ganó su apodo. Como iba de un canal a otro para tocar, muchos le decían que estaba cobrando más que un "parquímetro".