Llega la temporada otoño-invierno, bajan las temperaturas y aparece también la lluvia como invitada más habitual de las semanas. De la mano de estas condiciones, en parte de la población existe la creencia de que es necesario aumentar la ingesta calórica como una forma de aumentar la temperatura corporal y combatir el frío.
Pero, para pesar de muchos que esperan esta época para disfrutar a destajo y sin culpas de la comida y, sobre todo, de preparaciones típicas de la cocina criolla asociadas al invierno como las sopaipillas, calzones rotos o picarones, todas masas fritas elaboradas en base a harina blanca, no se trata más que de un error que pese a que suena a la excusa perfecta para caer en la tentación, si se repite reiteradamente puede tener distintos efectos negativos en la salud. Sobre todo cuando no se puede desvincular con que también es bastante común durante los meses invernales que haya más inactividad física.
"Las consecuencias de aumentar el volumen y frecuencia de estas preparaciones, sumado a poca actividad física, es caer en el círculo vicioso de ingresar al organismo mayor cantidad de energía a través de los alimentos que la energía que realmente necesita para mantenerse en buenas condiciones, aumentando de peso y aumentando la masa grasa", advierte la nutricionista Rebeca Carrasco, directora de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás sede Concepción, lo que además de algo estética puede derivar en condiciones como sobrepeso, obesidad, diabetes y dislipidemias, por mencionar algunas.
Pero, reconociendo que las anteriores son recetas tradicionales y que a muchos gustan, plantea que la clave está en la mesura, recalcando que "el error no es consumir este tipo de alimentos, sino hacerlo en gran cantidad y frecuencia, ya que están hechos de harinas blancas y azúcares refinados, lo que es una pésima mezcla si además se suma el aceite recalentado en la cocción (fritura)".
REGULAR TEMPERATURA
En relación a la creencia de que se debe aumentar la ingesta de calorías, la profesional lo define como un mito si es que nos situanos en la Región del Biobío, debido a que las temperaturas no bajan hasta llegar a unas extremas. "En territorios donde la temperatura disminuye bruscamente bajo cero, puede ser que se requiera un poco más de energía y solo en aquellas personas con estado nutricional deficiente", sostiene.
La razón de lo anterior es que, aclara, el organismo necesita energía para regular la temperatura corporal y mantenerla a 37°C, y que es cierto que es posible adquirir esta energía a través de la ingesta de alimentos, además que en el metabolismo y digestión se produce calor (termogénesis). De hecho, 30 a 60 minutos después de comer el cuerpo produce hasta 10% más de calor.
Pero, éste es un proceso que ocurre de manera normal y de la mano de la ingesta calórica y de nutrientes recomendada para cada individuo, es decir, con la dieta habitual.
DIETA EQUILIBRADA
Considerando que desde la alimentación el organismo obtiene la energía que requerirá para realizar todas las actividades diarias, las funciones fisiológicas y también mantener en equilibrio la temperatura corporal, y que no es necesario aumentar la ingesta calórica con este fin, vale la pena preguntarse si es que existen formas de contribuir.
En este sentido, la nutricionista especifica que "en general no existe un único tipo de alimento que tenga la propiedad de combatir el frío", destacando que la base y lo ideal es siempre mantener una alimentación saludable y equilibrada, que permita que se consuman todos los nutrientes que el organismo requiere y en la cantidad necesaria, para que así funcione de la manera adecuada.
Así también lo recalca la nutricionista Victoria Halabí, directora de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo de Concepción, quien sostiene que para combatir el frío lo que sí puede ayudar es preferir preparaciones templadas a calientes, lo que nada tiene que ver con las calorías que aportan. Incluso, aclara que existen recetas que, además, se caracterizan por un bajo contenido calórico.
Entre éstas se pueden mencionar las sopas y caldos, pero sobre todo recomienda preparar guisos de verduras y leguminosas, sobre las que Carrasco agrega que "son preparaciones con un mayor número de nutrientes para la regulación metabólica. Además, legumbres y semillas oleaginosas contienen neurotransmisores reguladores del ánimo, colaborando con la sensación de placer y bienestar, que en muchas personas se ve opacada por los días nublados".
Otras ideas que pueden ayudar a temperar al cuerpo y los días, son las infusiones de hierbas, te o mate calientes, pero siempre cuidando de no añadir azúcar . Es una buena idea incluso ingerirlas previo a comer, ya que aumentan la sensación de saciedad.