"Dentro de 10 años no será necesaria una ley de inclusión"
"Lavandería Industrial 21 es un orgullo regional y ojalá sea imitada en todo el país, sobre todo porque surgió cuando la ley no obligaba a cumplir cuota de inclusión".
De esta manera ejemplificó el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, la inclusión laboral, que a diez meses de su implementación, el balance es que a la fecha el 83% de las empresas que estaban obligadas cumplir con la normativa, lo hicieron y, por lo mismo, el secretario de Estado anunció que fiscalizarán para que todas las compañías antes de abril venidero hayan cumplido con la obligación de contratar a personas con discapacidad.
"Tenemos 1.916 empresas con 10.476 personas contratadas, de las cuales 1.085 corresponden al Biobío, con una remuneración promedio de $690.000. De este total nacional, 6.980 corresponden a hombres y 3.496 a mujeres", detalló.
Afirmó sobre el emprendimiento que depende del Arzobispado y que integra a jóvenes con síndrome de Down, que es una motivación para cambiar a la sociedad y "decirnos a gritos que el derecho a un trabajo no tiene que ver con el número de cromosomas de la persona".
El personero afirmó que lo importante es que llevan adelante una cruzada para que esta ley, que es mucho más que una cuota, sea vista como una oportunidad única que existe como sociedad de dar empleos de calidad a personas con discapacidad.
"Esa forma de cumplir la ley, que va mucho más allá de un número es lo que provocará un cambio de cultura en el país. Si multiplicáramos en todo Chile los ejemplos que se dan en el Biobío, donde se ha superado el porcentaje que le ley obliga, en diez años más no va a ser necesaria una ley de cuotas por el cambio que habrá y porque contratar a un persona con discapacidad va estar en la costumbre de todos", estimó.
A su juicio, esto no es una ayuda, sino que es un derecho que toda la sociedad le entregue a las personas con alguna dificultad mediante un trabajo donde se les premien y se les corrija como cualquier trabajador.
EJEMPLO
Mario Linque es el padre de Jean Paul, que trabaja con la "Lavandería 21", dijo que están orgullosos de su hijo, porque de pequeño lo trataron como un niño normal. "A los seis meses ya estaba en un jardín infantil y toda su vida ha estudiado y trabajado. Es muy independiente, así que estamos más que orgullosos", afirmó.
Su sueño es que Jean Paul cumpla muchos años trabajando, sobre todo porque es sano y lo acompañan el mayor tiempo posible.
La madre del menor, Luisa Angélica Severino, agregó que a su hijo de 36 años le hizo muy bien ingresar a la lavandería, porque se independizó y sabe hacer bien sus cosas. "Llega muy contento a la casa y cuenta todo lo que hizo durante el día, cuando le toca lavar, planchar o apartar las prendas", relató.
Valoró esta ley, porque sirve para aquellas personas que son discriminadas.
La lavandería nació como una iniciativa del arzobispo Fernando Chomali y abrió sus puertas el 6 de septiembre de 2014 y fue financiada íntegramente con aportes de particulares, fundaciones y empresas.