Los desafíos de la Nasa para volver al espacio a 33 años del Challenger
Una de las mayores tragedias espaciales de las que tiene registro la humanidad ocurrió un 28 de enero, hace 33 años, cuando el transbordador espacial de la NASA Challenger se alzó en el aire en una misión orbital y sólo alcanzó 73 segundos de vuelo antes de estallar en el aire, ante la presencia de todos los asistentes y millones de espectadores que seguían el lanzamiento a través de la televisión.
El viaje de la nave era particularmente esperado ya que era la primera vez que una profesora escolar viajaría en una misión de este tipo, en medio de un proyecto especial en conjunto con la Nasa. Se trata de Christa McAuliffe, quien fue seleccionada entre más de 11 mil postulantes a ser parte del proyecto de la agencia espacial de "Enseñar en el Espacio".
De acuerdo a investigaciones posteriores, el accidente fue a causa de una falla presentada en uno de los motores de impulso de la aeronave, con alta responsabilidad en la toma de decisiones dentro de la Nasa, ya que el informe mostró que los ingenieros no fueron escuchados cuando alertaron sobre potenciales problemas.
El accidente de 1986, que además terminó con la vida de otros seis astronautas, también fue el inicio del fin del programa de transbordadores espaciales en Estados Unidos que, tras 32 meses de paralización en los lanzamientos, logró ser retomado gracias a la nave Endeavour que voló entre 1992 y 2011, año en que la Nasa decidió terminar completamente con sus vuelos orbitales con el último viaje realizado por Atlantis el 21 de julio de 2011.
Desde entonces, los astronautas estadounidenses que viajan hacia la Estación Espacial Internacional (EEI), el laboratorio espacial en que la Nasa ha tenido presencia ininterrumpida desde que comenzó a operar en 2000, deben hacerlo a bordo de los cohetes Soyuz de Roscosmos, en el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán. Sin embargo, esta situación presenta un nuevo problema.
Este año, el acuerdo entre la NASA y Roscosmos para los viajes orbitales se termina, específicamente en noviembre, por lo que la agencia estadounidense deberá comenzar a operar de otra manera.
De acuerdo a las proyecciones del Estados Unidos, volver a los transbordadores federales no es una opción, por lo que la alternativa seleccionada por los expertos fue un acuerdo comercial con Boeing y SpaceX para utilizar sus naves espaciales con los viajes hasta la EEI.
El principal problema que han enfrentado con este acuerdo es que las naves no contarán con los permisos correspondientes antes de que se termine el acuerdo con Roscosmos, lo que podría significar que Estados Unidos pierda su presencia en el laboratorio espacial.
Actualmente nueve astronautas ya se encuentran trabajando en con estas firmas privadas en las pruebas de vuelo -programadas para junio y agosto-, pero no existe fecha para el primer viaje oficial hasta la Estación Espacial.