Estaba recién egresado, necesitaba dinero, publicidad y más contacto con la gente. Por eso el abogado Marcelo Negrón (28) decidió que su primera oficina sería la calle. Así fue como un día cualquier se vistió de terno y, buscando un lugar con alta afluencia de público, se sentó afuera de los Tribunales y colocó un cartel que decía "consulte su jurídica duda".
Algo similar pasó con Carla Domínguez y su marido Rodrigo Vives, dueños de la panadería El Negocio, ubicada en calle O'Higgins, entre Lincoyán y Angol. Ellos también decidieron darle un giro a su emprendimiento y regalan pan en las tardes, cuando creen que este ya no se va a vender.
"No nos gusta quedarnos con algo que le podría servir a alguien más", explicó Carla.
Ambos son ejemplos de penquistas que se atrevieron a innovar en la forma en que realizan su trabajo, permitiéndoles acercarse más a la gente y facilitar el acceso a necesidades tan básicas como la justicia o saciar el hambre con pequeños gestos.
OFICINA EN LA CALLE
lucas
Después de un rato, el abogado captó a su primer cliente y después de él vinieron otros más. Incluso, ha emprendido el mismo método de trabajo en Valdivia, Santiago y Osorno, de donde es oriundo.
"Cuando salí del colegio me vine a estudiar a Concepción, pero también aprovecho algunos viajes que hago para ofrecer el mismo servicio en otras ciudades", contó.
Este mes Negrón cumple 11 meses trabajando en la calle. Según su diagnóstico, son los lunes y martes los días en que más personas consultan por trámites judiciales. La mayor cantidad de diagnósticos los entrega a mujeres jóvenes y son los temas de pensión de alimentos y derecho de familia los que más se consultan.
"Al parecer le gente quiere solucionar sus problemas los lunes y los martes, descubrí eso por las máximas de las ciencias (…) Yo diría que lo más consultado son los temas de divorcio, pensiones alimenticias, mujeres que buscan a hombres que paguen las pensiones y que se hagan cargo del régimen de visitas, escrituras públicas o cesiones de derechos, eso es lo que más se estila", detalló.
Su trabajo, precisó, consiste en entregar un diagnóstico de los problemas de la gente, orientarlos en cómo podrían solucionarse, las implicancias de esto y también una estimación de cuánto durarán los trámites. Todo eso por $3 mil, valor que está muy por debajo de los casi $35 mil que cobra un abogado convencional.
Eso sí, reconoció que también ha recibido mucha "mala onda" de otros colegas de leyes o de la misma gente que transita por el lugar. "Hay mucho adulto mayor o magistraturas que pasan y me increpan por lo que hago, dicen que la profesión no puede caer tan bajo como para trabajar en la calle, pero cuando les explico, algunos cambian su postura y entienden cuál es la idea", indicó.
PAN PARA TODOS
"Me da vergüenza que esto sea noticia", dijo Carla Domínguez, dueña de la panadería El Negocio. Hace ochos que abrió el local junto a su esposo y al poco tiempo se dieron cuenta de que les estaba sobrando mucho pan y que no podían botarlo.
"Al principio, cuando nos íbamos para la casa, regalábamos mientras caminábamos al auto; ahí se lo dábamos a los parquímetreros, a maestros trabajando en la calle o a quien fuera. Fue después cuando empezamos a dejarlo en una canasta afuera del negocio para que las personas sacaran lo que necesitaran", explicó.
Además de dejar el pan, en El Negocio también hay mesas para las personas que van a tomar desayuno y libros para quien pueda quedarse un rato más. "Queríamos que la gente también pasara un rato agradable cuando viniera, la idea es compartir con la gente e interactuar, pasamos todo el día aquí y la idea no es quedarse aburrido sentado", contó.
"Deberíamos compartir más, imagínate toda la comida que se pierde en las cadenas grandes de supermercados. Yo trabajé en una de ellas y ahí nos hacían botar la comida", finalizó.