Pierart, Ríos y Stüven optaron por los "Triálogos" artísticos
La pregunta es, ¿acaso el arte debe tener un hilo conductor, conector, algún atisbo de sintonía?
Internarse en las más de 20 obras, entre pinturas y cerámicas, que componen la exposición "Triálogos" apela a las cuestiones anteriormente anotadas.
Precisamente, porque acá no es la obra artística la que "conversa", sino las creadoras de las mismas: Coco Pierart, Elizabeth Stüven y Pilar Ríos. "Trabajamos como tres mujeres distintas", resume Pierart. "Mujeres de Concepción y artistas independientes", agrega Stüven. "Amigas", remata Ríos.
Por ahí, precisamente, pareciera ir este "triálogo", el que se viene desarrollando más intensamente durante los últimos tres meses. Los resultados de todo este proceso se verán públicamente mañana, a las 19.30 horas, en la inauguración de la muestra en la sala de exposiciones Llacolén.
Ubicado en el tradicional club deportivo/familiar sampedrino, el espacio artístico celebra su primer aniversario con este lúdico "triálogo", que comenzó a gestarse hacia fines del año pasado, cuando se le propuso a Ríos y Stüven exponer en el lugar.
"A la Coco la invitamos hace unos 3 meses, por eso esto pasó a ser de un diálogo a un triálogo", apunta Pilar Ríos, cuyo aporte para esta iniciativa se basa en la serie "Mujeres fantásticas", en la cual trabaja hace unos dos meses.
"Son mujeres que admiro -acá están Amy Winehouse, Violeta Parra y Frida Kahlo-, por ser destacadas, prodigiosas, por su voz o arte", comenta Ríos, quien en sus 20 años de carrera siempre ha tenido presente la figura femenina en su propuesta creativa que, en este caso, transita entre lo abstracto y figurativo, sumando el movimiento en el cuadro.
La artista penquista señala que no tiene un plazo final, ni una cantidad de pinturas para esta serie que hoy la tiene enfocada. "Claro que en torno a la figura de Kahlo llevo trabajando unos dos años", acota, quien hace énfasis en los textos que agregó a estas piezas que tienden hacia el collage.
"Es un poco para jugar, pero también para pensar, a partir de trocitos de palabras que algo tienen que ver con los personajes. Agregar textos es algo que siempre me ha gustado, es como poético, y la poesía va unido al arte", explica quien en esta ocasión también expone dos cuadros con sus tradicionales flores.
SER PARTE DE LA OBRA
Más abstracta en su propuesta, evidenciado en las 11 pinturas que expone en la galería Llacolén, Elizabeth Stüven pretende que el espectador dialogue desde su perspectiva con sus obras.
Con una fuerte presencia de lo urbano, arquitectónico y matemático en su arte, Stüven apuesta por una paleta de colores enfatizada en los grises. "Porque es difícil", responde, y "me gusta ponerme desafíos en cada obra que emprendo".
Dueña de un lenguaje pictórico -trabaja en acrílico en gran parte de sus 20 años de carrera- que la acerca a las vanguardias del siglo XX, Stüven busca desarrollar un lenguaje propio. "A partir de aquello puedo plantearme cualquier cosa y adaptarme. Me gusta experimentar al máximo con los materiales, también lo gráfico", indica, quien tampoco quiso titular los cuadros en los que trabajó exclusivamente para esta exposición. "Cada uno le pondrá el nombre que más le guste", sostiene.
Con ese mismo deseo de búsqueda y experimentación, de probar en las técnicas, Coco Pierart propone un cuerpo de obra, digamos, frente al cual vale la pena detenerse, contemplar y descubrir.
Es lo que llama la atención en las piezas cerámicas confeccionadas para esta iniciativa con arcilla gres, paste que permite trabajar a más altas temperaturas.
Se suman 3 series de pinturas apuntadas en acrílico y óleo en barra, lo que propone una textura de particular estética, donde el volumen se hace presente. "En general trabajo más en plano", dice la artista penquista cuyos inicios se remontan a los años 90.
"No quise mostrar sólo cerámicas, pues necesitaba poner pinturas", comenta Pierart, quien hace que sus obras dialoguen en el reflejo. El motivo pictórico es también la inspiración para estas cerámicas de inspiración japonesa.