Autoevaluación puede reforzar la seguridad de cara a la PSU
Faltan exactamente dos meses para que miles de jóvenes chilenos estén en una sala de clases rindiendo la Prueba de Selección Universitaria (PSU) , que se fijó para el 26 y 27 de noviembre.
Sin dudas se trata de un hito para la mayoría, pues con este examen se marca el fin de un ciclo importante como lo es la etapa escolar y se da el primer paso hacia la educación secundaria, como también se comienza a construir el camino hacia la adultez, de asumir más responsabilidades y hacerse cargo de sí mismo con mayor autonomía. Así lo plantea Paz Céspedes, psicóloga educacional del Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc).
Por ello, sostiene, es esperable que los estudiantes experimenten nerviosismo, ansiedad o estrés , que pueden ser gatillados por la inseguridad en cuanto al manejo de los contenidos o temor a fallar en el desempeño de la PSU y no cumplir los propios objetivos o las expectativas que las familias y entornos han depositado en ellos. Pero, también recalca que es primordial hacer frente a estas sensaciones para que no se descontrolen, pues podrían afectar negativamente en el estado de ánimo, bienestar y, en ciertos casos, en el posible rendimiento del examen. "Por eso, si el estudiante (o padres) reconoce que no está pudiendo enfrentar este tema debe buscar ayuda, porque quizá puede haber alguna situación que requiera orientación o apoyo profesional", comenta.
APOYAR PROCESO
En relación al proceso normal y el manejo de las emociones, la psicóloga educacional afirma que no existe una receta o guía de pasos, porque cada individuo es diferente, pero considera fundamental trabajar en la propia seguridad y confianza de cara a la PSU, por lo que realizar un proceso de reflexión y autocrítica es uno de sus consejos para disminuir la ansiedad y el estrés. "Esto parte por comprender que todos podemos sentir dichos sentimientos y que la única manera de adquirir seguridad es hacer una autoevaluación que permita reconocer dónde están las propias debilidades y fortalezas, en qué contenido estoy más y menos preparado, identificar qué debo reforzar o de plano tener claro que si hay alguna pregunta relacionada con un contenido que no se maneja es preciso dejarla pasar", comenta.
Siguiendo esa la línea, la psicóloga María José Millán, académica y directora del Centro de Atención Psicológica de la carrera de Psicología de la Universidad Andrés Bello de Concepción, aclara que la magnitud de las emociones descritas están en directa relación con la cantidad de presión que se pone sobre la situación, tanto por los propios estudiantes como por padres y entornos. Y lo cierto es que la realidad es que cuando los jóvenes están en cuarto medio y mientras más se acerca la PSU, éste se vuelve el tema protagónico de todas las conversaciones y suelen ser bombardeados con preguntas relacionadas con la decisión vocacional, el estado actual de los puntajes obtenidos o la proyección que tienen sobre los resultados, obviando que existan otros intereses o habilidades en la vida de los estudiantes.
Así, releva el papel que los entornos cumplen en este proceso, tanto positiva como negativamente, razón por cual para disminuir la ansiedad y otros sentimientos que podrían estar afectando a los estudiantes, aconseja apoyar evitando preguntas constantes sobre la PSU y "mostrándoles que confiamos en ellos, que la preparación que han tenido es suficiente para rendir de forma adecuada y contribuyendo en el desarrollo de otros intereses y promover que han actividades que los gratifiquen, como hacer deporte", manifiesta la profesional.
De hecho, si hay un punto que enfatiza sobre estos próximos dos meses es que es sumamente importante que los y las jóvenes incluyan tiempos de "ocio y descanso junto a periodos de estudio de no más de 30 minutos seguidos sin descanso". Agrega, además, que "se debe dormir por lo menos 8 horas (pues en el sueño se consolidan los conocimientos)", evitando el exceso de fiestas y consumo de sustancias como alcohol y drogas.
Otra de las recomendaciones de Millán radica en tener una mirada realista, sobre las propias limitaciones por parte de los estudiantes y de sus hijos en el caso de los padres. En este sentido, dice que no es nocivo "abrirse a la posibilidad de darse un año entre salir del colegio para estudiar de forma adecuada y descubrir qué es lo que realmente quieren estudiar", recalcando que esto puede dar seguridad de que si bien la PSU es un evento importante, su resultado no define a la persona ni destrozará el proyecto de vida obtener un puntaje menor al esperado, sino que hay otras opciones para continuar.
TIEMPOS DE ESTUDIO
Lo anterior no significa que la preparación para el examen se pase por alto, sino de propiciar que se pueda asimilar y vivir el proceso de manera adecuada e, independiente del resultado, la clave está en dar lo mejor de sí.
Al respecto, María José Millán dice que no es aconsejable intensificar el estudio por las próximas semanas. "Se recomienda repasar, pero no generar la sensación de que muchas horas de estudio seguidas van a hacer un cambio, pues la información que abarca la PSU es contenido que los estudiantes conocieron durante todos los años de educación anteriores", afirma.
En esto coincide Edith Calderón, coordinadora del Preuniversitario Social de la Ucsc, quien releva que lo primordial está en consolidar lo aprendido, por lo que aconseja desarrollar más ejercicios, dando énfasis a ciertos contenidos más débiles o considerados como más difíciles, como comprensión de lectura, geometría o azar.
Respecto a cuándo dejar de estudiar, previo a la PSU, dice que según su experiencia es importante que sea como mínimo tres días antes, pues repasar hasta el final podría exacerbar la tensión o nerviosismo si, por ejemplo, surgen inquietudes inesperadas, que podrían perjudicar en el momento de la prueba.