Humedales artificiales serían opción sustentable para tratar aguas residuales
Entre 500 y 600 litros de agua residual diaria genera una familia que vive en el mundo rural o semi rural, las que muchas veces están fuera del ámbito de operación de las sanitarias. No obstante, esa gran cantidad de residuo líquido debe terminar en algún lugar y la fosa séptica, que permite dar un tratamiento primario a estas aguas servidas domésticas, suele ser la solución. "Pero, lo único que logran es retener los sólidos. El resto de contaminación, particularmente bacteriológica, se infiltra en el suelo y las napas subterráneas, contaminando. Los pozos sépticos en ningún caso incluyen un proceso que elimine la contaminación bacteriológica ni del material orgánico soluble", sostiene Pedro Cisterna, ingeniero civil químico y doctor en Ingeniería Química.
Además de la nociva polución que se produce al "esconder" el agua a través de estos pozos, se pierde la posibilidad de reutilizarla en acciones como el riego en ciertas plantaciones o humectar el suelo durante el verano, ejemplifica el también docente e investigador del Departamento de Ingeniería Civil Ambiental de la Universidad del Bío-Bío. Esto parece una aberración, sobre todo con el escenario que el planeta enfrenta, enfermo por el calentamiento global y una evidente crisis hídrica que provoca que haya zonas donde el acceso al agua es casi un imposible.
Sin embargo, existe una alternativa para el tratamiento de aguas servidas domésticas, más amigable con el medioambiente y que se sustenta en la sabiduría de la naturaleza, a la que el investigador le ha dedicado largos años de trabajo: los humedales artificiales de flujo "sub superficial". En 2002 comenzó a desarrollar una línea de estudios sobre las tecnologías de este tipo de sistemas y cuenta que en 2013 lideró la instalación del primer humedal artificial que trabaja con aguas servidas en la Región del Biobío, específicamente en un centro recreacional de Hualqui. En adelante, agrega que han construido "uno en una Aldea SOS (comuna de Bulnes), 4 pequeños para unos grupos familiares de Coliumo y Nonguén, y actualmente estamos construyendo uno que llegará a unas 400 personas en Tomeco". Éste es el primero que construirán para una comunidad más grande y se proyecta que esté terminado en 10 días más.
UN PROCESO NATURAL
Por los años de desarrollo que lleva en el área de los humedales artificiales, el doctor Cisterna es un convencido de que se trata de una alternativa que ofrece múltiples ventajas a los sistemas convencionales para el tratamiento primario de aguas servidas como los mencionados pozos sépticos o los emisarios submarinos, o los lodos activos (dan tratamiento secundario).
Por replicar un humedal natural, como punta de lanza está su positivo impacto paisajístico, que logra embellecer un entorno, pero por sobre todo está la sustentabilidad que conlleva. Sobre los humedales que junto a su equipo han construido, destaca que el tratamiento de las aguas residuales es biológico de tipo anaeróbico (con oxígeno) y se logra mediante un proceso que realizan las especies de plantas instaladas, las mismas que están presentes en un humedal natural.
AGUA DEPURADA
En cuanto al proceso, detalla que el flujo del agua servida hacia el humedal es horizontal, desplazamiento similar al de un río y que tras llegar al humedal, "se comienza a formar una biomasa bacteriana en las raíces de las plantas. Éstas transfieren el oxígeno a la biomasa y los microorganismos se empiezan a alimentar de la materia orgánica diluida que trae el agua servida; la van biodegradando y transformando en CO2, que luego capturan las plantas y empiezan a desarrollarse y crecer. Parten en alturas de 40 centímetros y terminan en 3 metros", comenta Cisterna.
No se usan insumos químicos ni otros elementos, es básicamente un proceso natural, mediante el cual, especifica el investigador, "se obtiene un agua depurada que cumple con estándares de calidad para ser usada en distintas aplicaciones", como riego de céspedes y árboles o para infiltrarse. "Hay riegos que tienen que ver con la ingestión humana, como el de hortalizas, y no es recomendable usarla para ello, porque no se garantiza que esté siempre bajo los mil coliformes fecales que exige la norma de riego con este fin, que obviamente es más exigente", precisa. En este sentido, aclara que este tipo de plantas de tratamiento de aguas servida no está configurada para usar en la mencionada actividad, pero que han habido ocasiones en las que se ha logrado una liberación de coliformes fecales según lo que exige dicha norma de riego.
AVANZAR EN BENEFICIOS
Si bien lo mencionado es de gran impacto, tanto para el ambiente como para una comunidad, Pedro Cisterna sostiene que lograr que los humedales artificiales se posicione como una opción real frente a los sistemas convencionales de tratamientos de agua residuales, que considera la parte más compleja, exige seguir trabajando en técnicas que mejoren el nivel de eficacia.
En eso han estado, pensando e ideando complementos y mejoras, como un dispositivo que ha logrado en un 10% optimizar la hidrodinámica dentro del humedal, y que como invento hace poco obtuvo su patente por parte del Inapi.
Asimismo, es fundamental seguir avanzando para tener procesos que lleven a ampliar la posibilidad de reutilización del agua residual, porque en su opinión siempre es posible tener más beneficios. En este sentido, junto al equipo con el que trabaja están desarrollando una tecnología que usa la radiación solar para eliminar la contaminación bacteriológica.
Sobre esto, releva que optimizar la gestión del reciclaje del agua es siempre fundamental, sobre todo en comunidades como en las que han trabajado, donde hay temporadas de escasez de agua, muchas familias sustentan en el cultivo de productos de la tierra y es esencial el riego y, además, muchas veces están en un contexto de vulnerabilidad económica y social.
Es por eso que recalca otra importante característica que este sistema tiene, dado su funcionamiento natural, es su bajo costo en inversión y operación. Sobre esto, cuenta que en zonas donde las sanitarias no llegan y se instalan sistemas como "lodos activos", estos son muy caros y casi imposibles de sostener por las comunidades. Y esa, afirma, es otra razón para considerar a los humedales artificiales como una buena opción en dichos contextos, pues no sólo son sustentables en lo ambiental, también lo son económicamente.