Concluye primer curso de robótica en escuela de Hospital Regional
Ir al colegio es una experiencia clave durante la infancia, lo que puede tornarse complicado cuando se tiene una hospitalización prolongada. Sebastián Mendoza fue diagnosticado con artritis reumatoide juvenil, una enfermedad crónica que le impide ir a clases con normalidad. Su padre, Richard Mendoza, comenta que la escuela del Hospital Regional, donde está internado, le ha facilitado mucho las cosas y que ahora su hijo está más entusiasmado que nunca gracias al nuevo taller de robótica implementado desde agosto.
Este semestre el Hospital Regional recibió al grupo de robótica de la Universidad del Bío-Bío (UBB), integrado por cinco estudiantes que ofrecieron cursos de robótica para los niños que se encuentran hospitalizados y no pueden asistir a un colegio o escuela tradicional.
Génesis
El director del equipo, Carlos Lagos, contó que el proyecto surgió bajo el alero de la universidad en el marco de su aniversario número 70. Decidieron que, en lugar de hacer un proyecto para los estudiantes, una mejor idea sería llevarlo hacia afuera y buscar la instancia para trabajar con los niños del hospital, experiencia que calificaron como sumamente enriquecedora y gratificante.
La idea era clara: transmitir conocimientos básicos de robótica y tecnología a niños que quizás puedan encontrar su pasión en algo nuevo que antes no conocían, junto con distraerlos de su enfermedad y que desde pequeños vayan conociendo ese mundo.
"El futuro es la robótica. De ahora en adelante las futuras generaciones van a crecer en un mundo vinculado a ella y nos parece importante llevar ese mensaje de forma lúdica a los niños", cuenta Lagos.
Por primera vez
De parte del Hospital se manifestaron sumamente gratos con la iniciativa, la cual calificaron como innovadora, pues en sus 57 años de funcionamiento nunca habían acogido un proyecto similar.
Gisselle Reyes, directora de la escuela básica Hospital regional, manifestó su satisfacción con el proceso ya que fue algo que a los niños les enriqueció al complementarse con los planes de estudio tradicionales. "Los ayuda a motivarse, les entrega otras herramientas. Descubren el pensamiento crítico que tienen como estudiantes. Se vuelven más creativos y aprenden a desarrollar el trabajo en equipo", recalcó.
La directora manifestó que los beneficios del programa no son solo académicos, sino que los ayuda emocionalmente porque los distrae de la condición que los mantiene hospitalizados, tanto a los niños como a sus familias.
"Respecto a las complicaciones, lo más relevante fue el tema de la asistencia al proyecto en sí. Cuando el clima estaba malo la asistencia era baja, o cuando los niños debían someterse a procesos de hospitalización, pero aún así sacamos el proyecto adelante. Los chicos del grupo de robótica se adecuaron al tiempo y a los horarios. La idea era que cada niño tuviera la oportunidad de construir, de desarrollar y de participar de este proyecto de robótica", comentó.
Sobre la permanencia de este proyecto en el tiempo, los estudiantes contaron que ya se encuentran buscando fondos para hacer de este proyecto algo definitivo. "En primera instancia era un plan piloto por así decirlo, queríamos probar si era posible trabajar con los niños de los hospitales y enseñares robótica. La idea es poder replicarlo en otros hospitales o clínicas de la región", contó Carlos Lagos.