Rescatar alimentos contribuye a dar una mejor calidad de vida
Una lechuga de tamaño menor al esperado, una manzana cuya cáscara está picada, una caja de cereales cerca de su fecha de caducidad. Distintas razones, muchas estéticas, provocan que millones de productos terminen en un vertedero mucho antes de ser consumidos por las personas, pese a que son seguros y con calidad nutritiva.
Es lo que se conoce como pérdida o desperdicio de alimentos, que ocurre en toda la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo final en los hogares, y que provoca que 1.300 millones de toneladas de alimentos en el mundo terminen en el vertedero cada año, lo que equivale a un tercio de lo que se produce, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Uno de los efectos que esto tiene es desperdiciar los recursos naturales e insumos que se usan en la producción, como también en la emisión de gases de efecto invernadero que se incrementan inútilmente, tanto en el proceso productivo como en el alimento que termina como residuo orgánico en un vertedero.
Así, rescatar alimentos puede ayudar a combatir el cambio climático, pero también a quienes sufren las más grandes carencias. Y es que no sólo el desecho es impresionante, hay otra realidad que también se expresa con cifra millonaria: 795 millones de personas padecen hambre en el mundo, estimó la FAO el 2015, problemática que podría mitigarse con iniciativas que eviten el desperdicio o pérdida, transformándolas en un urgente deber ético y humanitario. De esto, cada vez existe más consciencia y acciones concretas.
PONER EN VALOR
Chile no se mantiene ajeno ni al desperdicio y pérdida de alimentos ni a los esfuerzos por reducirlo. Hoy hay dos instituciones que se dedican al rescate, la pionera fue Red de Alimentos (Región Metropolitana), bajo cuyo alero nació, en 2014, Alimentos Biobío Solidario.
Su gerente, Clahudett Gómez, contó que el espíritu es poner en valor los alimentos y ayudar a quienes lo necesitan, pues se entregan a instituciones sociales de las regiones del Biobío y Ñuble. "Muchas veces uno dice 'esta fruta se ve fea' y la bota, sin embargo, eso no significa que esté en malas condiciones, se pueden preparar muchas cosas maravillosas con ellas y beneficiar a muchas personas", manifestó.
AVANCE DEL RESCATE LOCAL
Estadísticas oficiales que permitan saber cuántos alimentos se pierden o desperdician en Chile no existen, pero Gómez precisó que sólo en la Vega Monumental, desde donde rescatan productos, "los locatarios estiman que 700 mil kilos de residuos orgánicos, frutas y verduras que está de descarte, va al vertedero mes a mes. De eso estamos logrando rescatar 25 mil kilos mensuales".
Ese dato no es el más sorprendente y los resultados de los años de trabajo de esta ONG pueden ayudar a cuantificar la problemática y trascendencia de la iniciativa. "En total, hemos rescatado más de 946 mil kilos de alimentos. El 2014 rescatamos cerca de 14 mil kilos, el 2015 fueron 156 mil, 350 mil en 2016 y hasta octubre de este año llevamos 441 mil kilos", detalló Gómez.
Además, en 2014 se comenzó trabajando con siete instituciones sociales, que se traducían en 7 mil beneficiados, y hoy llegan a más de 31 mil personas mes a mes, a través de 38 organismos. "Entre estos hay hogares que acogen a lactantes, mujeres que han sido violentadas, personas en situación de calle adultos mayores, y también juntas de vecinos de sectores vulnerables de San Pedro de la Paz y Coronel", comentó Paola Faúndez, encargada de Gestión Social de Alimentos Biobío Solidario.
MÁS MANOS, MÁS KILOS
El incremento, en kilos y beneficiados, ha ido de la mano del crecimiento del banco de alimentos. En 2014 partió con la línea de rescate desde plantas productoras y centros de distribución, y una bodega en San Pedro de la Paz (Megacentro), pero desde 2016 implementaron dos líneas más, la "cosecha solidaria" y el rescate desde la Vega Monumental, donde también cuentan con un local.
Sobre esto, Faúndez planteó que lo que rescatan es acorde a la cantidad de manos que tengan para hacerlo, pues son los beneficiados junto a otros voluntarios quienes ayudan en esta tarea, por lo que mientras más organizaciones puedan ser receptores podrán ir incrementando el rescate. Tal como evidencia el aumento en números que se ha visto con los años, por lo que si bien queda por avanzar, es totalmente posible hacerlo.
MÁS BIENESTAR
El rescate de miles de kilos de alimentos a nivel local, sin dudas que es un enorme aporte para disminuir y evitar la contaminación innecesaria, combatiendo la problemática del calentamiento global, trascendiendo así en un beneficio para el planeta. Pero, sin dudas, es su impacto en las organizaciones sociales el más tangible hoy en día.
"Los alimentos que nos entregan ha permitido mejorar la alimentación de nuestros beneficiarios, aminoró nuestros gastos, nos permite ahorrar. Pudimos renovar nuestros refrigeradores y comprar dos congeladores", dijo Edelmira Melgarejo, directora de la Hospedería Lota.
Por su parte, Evelyn Oñate, directora del centro de lactantes "Nido Concepción", de Hualpén, destacó "que la ayuda ha implicado que generemos un ahorro que bordea los 600 mil pesos mensuales y que este dinero pueda ser destinado a otros requerimientos de los niños como pañales y leches especializadas. Incluso, logramos habilitar la sala de estimulación de los lactantes que teníamos pendiente".
Similar es el caso del hogar de adultos mayores de Tomé "Villa Nazareth" y Feliciana García, religiosa de la congregación a cargo de la residencia, apuntó que el ahorro generado ha sido destinado a comprar pañales y hacer arreglos como pintar la casa y cambiar las ventanas, tapizar sillones o renovar las sábanas, frazadas y la loza.
Pero, hay un aspecto en el que se detuvo y es que "quienes donan quizás no dimensionan lo feliz que hacen a los que reciben los alimentos y lo bien que les hace tener una mejor alimentación o cuánto puede significar poder comer un kuchen, un postre o tener una ensalada en la mesa. Estas preparaciones que para muchos son comunes, para otros son un lujo", manifestó, por lo que la experiencia de los beneficiados por este banco de alimentos deja de manifiesto que este tipo de iniciativas mejoran en todo sentido la calidad de vida, por un lado porque mejoran nutritivamente la dieta, claro está, pero también porque aportan bienestar integral.