Todos en algún momento viven una situación difícil, desagradable, dolorosa, triste. Perder un ser querido, un quiebre amoroso, un accidente, un fracaso, una vulneración. Ejemplos de vivencias cargadas de sensaciones amargas se pueden dar muchos, así como también de efectos y reacciones frente a éstas, algunos de los cuales aparecen casi de manera espontánea e inconsciente para protegerse y evitar revivir aquello que hizo sufrir. No decirle a nadie, evadir el tema y actuar como si nunca hubiera pasado e incluso eliminarlo de las memorias son algunas.
Pero, ¿qué pasaría al verse obligado a contar lo sucedido una y otra vez, a personas distintas y desconocidas? Imaginar ese escenario es la invitación que la doctora en Psicología y académica de la Universidad de Massachusetts Amhers de Estados Unidos, Lisa Fontes, hizo para tomar consciencia de la realidad que miles de niños, niñas y adolescentes víctimas de agresiones sexuales viven, quienes están condenados a la revictimización.
"En Chile, cuando el niño revela que ha sido abusado o alguien sospecha, puede llegar a ser entrevistado 10 veces por instituciones y personas diferentes. La meta de un nuevo proyecto de ley, y la mía, es ayudar a crear una situación en que se minimice al máximo la traumatización secundaria", afirmó la experta en abuso sexual que visitó Concepción para capacitar a distintos profesionales, en una iniciativa organizada por Fundación Tierra de Esperanza en conjunto a la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo de Concepción.
Contar con las herramientas para detectar tempranamente este delito y mejorar el abordaje pericial fue el objetivo de la instancia, así como las motivaciones de la doctora Fontes, pues es una convencida de que en Chile hacen falta cambios para prevenir el agravamiento del daño en los menores de edad que han sufrido abusos sexuales. Y que son, de hecho, las principales víctimas, pues el Ministerio Público recientemente informó que 7 de cada 10 personas afectadas por estas agresiones tienen 14 años o menos, y que de 2012 a la fecha ya suman 81 mil denuncias que involucran a este rango etario en el país, 7 mil en la Región del Biobío.
UN SOLO PROCESO
El primordial avance que se debe realizar, dijo, es que las entrevistan periciales se constituyan como un solo proceso para cada niño; donde puede que sea más de una entrevista, pero siempre con el mismo entrevistador y en un solo lugar, tal como sucede en países como Estados Unidos. "Éstas son videograbadas y el equipo aprovecha este material para hacer todo lo que se necesita para avanzar en el caso a nivel legal, para proteger al niño y ayudar en su reparación", apuntó.
De hecho, contó que el consenso internacional es que la mejor manera de trabajar estos casos es a través de centros multidisciplinarios donde el entrevistador está con el niño y el resto del equipo como representantes de la fiscalía, policía o servicios de menores observa y tiene acceso tanto a la grabación como a otros documentos para trabajar en el caso.
Fontes, precisó que las variadas entrevistas periciales que se hace a los niños, sobre todo cuando son muy pequeños, también puede llevar a que se confundan. "Por ejemplo, si están hablando de un episodio con una persona y de otro con alguien diferente, ambos entrevistadores podrían no darse cuenta de eso y pensar que el niño está siendo inconsistente en su relato", sostuvo.
ELIMINAR LA VALIDACIÓN
Erradicar la validación de la entrevista es otro cambio necesario, pues según afirmó la doctora en Psicología en otros países está obsoleto. "Este proceso, que se hace en algunos sitios, usa instrumentos que no tienen validez científica para tratar de medir la veracidad del relato del niño. Y la única verdad es que no sabemos si el niño está diciendo la verdad, pero sabemos si lo que relata es consistente con una historia de abuso", dijo.
Eso sí, destacó que no se debe perder de vista que los niños y niñas no suelen mentir sobre abusos sexuales, que no existen motivaciones para que lo hagan y que no entiende los cuestionamientos que muchas veces se generan cuando cuentan una experiencia de abuso sexual, sobre todo si se considera que se trata de uno de los delitos que más tiempo las personas tardan en develar. "No sé por qué sospechamos más de los niños víctimas de delitos como abusos sexuales que de otras personas que sufren crímenes. Cuando alguien es robado o lesionado en otras circunstancias no sospechamos, no tenemos que validar su relato y se condena al victimario", reflexionó, pero ante los abusos sexuales, incluso se llega a preguntar si quien es indicado como agresor será capaz de cometer dicho crimen.
VÍNCULO Y ACCESO
Al respecto, llamó a no olvidar que "quien comete las agresiones sexuales contra menores suele ser una persona conocida, no necesariamente familiar, pero alguien de la escuela, vecindario, iglesia, el club deportivo", es decir, sujetos con el que hay un vínculo que le da acceso al niño, haciendo realidad el dicho "en la confianza está el peligro".
Agregó que aunque hay condiciones que exacerban el riesgo de que un niño sufra este tipo de agresiones y suelen darse más en poblaciones con mayores índices de pobreza, por motivos como falta de recursos para pagar a alguien que cuide de los hijos mientras los padres no están, el abandono que muchos menores sufren o el hacinamiento, estos delitos cobran víctimas en toda la escala social. Esto, sobre todo, "si los padres están muy ocupados, si no prestan tanta atención a los hijos, no van a ver los signos de problemas", sostuvo.
ESTAR SIEMPRE AL TANTO
Al respecto, aclaró que no existen signos específicos del abuso sexual, sino indicadores que pueden alertar algo está pasando, por lo que siempre deben ser un llamado de atención. "Dificultades para dormir o comer, cambios de comportamiento, tener miedo de ciertas personas, masturbación compulsiva, una infección genital son algunos ejemplos que podrían indicar algún problema", detalló.
Pero, más allá de estar atentos a las señales que pueden dar los niños, sobre todo ante las dificultades para hablar sobre la experiencia, Lisa Fontes recalcó que lo trascendental para prevenir o detectar a tiempo es construir y siempre fortalecer la confianza como base en la relación con los hijos. "Lo más importante es conversar siempre con ellos, decirles que pueden contarnos cualquier cosa, darles seguridad que les ayudaremos a resolver sus problemas. Tenemos que prestarles atención, validar lo que sienten y demostrar interés por lo que nos dicen, por sus preocupaciones y lo que les sucede, porque siempre hay que estar al tanto de lo que pasa en la vida de los hijos", finalizó.