La mitad de candidatos por el distrito 20 ha ostentado cargo
De los 50 candidatos a diputado por el distrito 20 (que corresponde a la Provincia de Concepción menos Lota), 27 ha ostentado un cargo de elección popular o fue designado por un gobierno para desempeñar una jefatura a nivel local.
De las seis listas que están en competencia electoral, las presentadas por Chile Vamos y la Fuerza de la Nueva Mayoría, con siete de nueve aspirantes, son las que suman un mayor número de candidatos con ese tipo de experiencia previa.
Los analistas locales Lesley Briceño de la UDD y Pablo Martínez de la UdeC coinciden en que esa condición tiene matices positivos y negativos para conseguir uno de los ocho escaños que reparte el distrito 20 en la elección de noviembre. Por un lado, dicen que es una ventaja, por el reconocimiento de la gente. Sin embargo, también sostienen que les podría jugar en contra la percepción de eternización en los cargos, asociada a las malas prácticas y la falta de renovación en la política.
Sin experiencia
Respecto de los aspirantes que no presentan experiencia previa, Lesley Briceño destaca que para saltar la valla del desconocimiento deben acentuar en su discurso la misma falta de renovación en la política y buscar votos en el sector de la ciudadanía que se manifiesta ajena a sectores políticos.
En tanto, Pablo Martínez señala que "deberían trabajar en todos los medios de comunicación disponibles para enviar sus propuestas y su rostro. La regla de oro de este momento es lograr posicionarse como una alternativa válida y legítima para el ciudadano, en este sentido la publicidad es prioritaria".
¿ventaja?
Los 27 postulantes con experiencia previa se dividen en cinco diputados en ejercicio, un ex diputado, una ex gobernadora, tres ex alcaldes, tres ex consejeros regionales electos en las votaciones de 2013, un ex intendente y también ex ministro. Se suman un ex concejal, dos ex seremis, una ex directora nacional de servicio, una ex directora regional de un programa y un ex agregado cultural en España (ver infografía).
"Los candidatos incumbentes o que han ostentados cargos políticos en gobiernos previos son rostros conocidos por la ciudadanía. Han desarrollado redes que les permiten darse a conocer más fácilmente como candidatos. Todo esto con el respaldo de los partidos políticos, lo que les permite captar de mejor manera el voto de la ciudadanía", dice Briceño.
Agrega que "lo negativo se relaciona con la falta de renovación de los rostros en la política y la percepción de que es una actividad controlada por una elite. Eso puede generar una desafección política y también la falta de participación por parte de la ciudadanía y su compromiso por participar en las elecciones".
El sociólogo Pablo Martínez explica que haber ostentado cargos, sobre todo de elección popular, permite tener experiencia en campañas, en la representación del cargo como tal, en las funciones que le haya tocado realizar. Esto se complementa, opina, "con el conocimiento que la ciudadanía tiene de las personas que hoy son candidatos previo a la elección".
La desventaja para Martínez apunta a la desprestigiada situación en que se encuentra la política, donde se incluyen los partidos y los dirigentes políticos: "Por los graves casos de corrupción, que parecen nunca acabar, el haber ocupado un cargo previamente puede resultar contraproducente para el objetivo de volver a ser electo, en este caso".
electos v/s designados
Pablo Martínez estima que tener o haber tenido un cargo obtenido por elección popular no es una ventaja frente a aquellos que han sido autoridades designadas por el Ejecutivo.
"No es lo mismo que un cargo de elección popular, eso es evidente, pero para efectos de recordación, de marketing y comunicación performativa, que impacte en la presencia de los candidatos para lograr visibilidad, lo importante es hacerse conocido. Si es de un cargo público o de uno designado no es lo relevante", destaca.
Según Martínez, un seremi es ejemplo de un cargo que, de ser bien administrado, lograría reconocimiento ante la ciudadanía.
Para Lesley Briceño la ventaja corre por cuenta de los candidatos que alguna vez han sido designados en cargos de Gobierno: "Es una ventaja, porque son conocidos, tienen mayor cobertura por parte de la prensa y además porque han demostrado, en algunos casos, el interés en el servicio público y la capacidad de poder trabajar en la implementación de los programas de gobierno, las políticas públicas y en la administración pública".
La analista agrega que "por lo que la percepción es que si han realizado un buen trabajo en sus cargos, podrán hacerlo en uno de elección popular. Y esto, generalmente, se traduce en un recurso que se utiliza en la misma campaña electoral".