"Una de las primeras declaraciones que se escucha de todos lados y por parte de los empresarios es que el capital más importante que tenemos son las personas y que el activo relevante son los clientes. Llevar esto a la práctica, cambia todo, porque si se aplica, transforma a la empresa en una súper B".
Esto porque hay políticas de trato laboral, de remuneraciones y de beneficios que tienen que estar a la altura de ese discurso. Es lo que plantea el ingeniero comercial Alfredo Zepeda, quien hace 10 años tomó el control de la empresa que fundó su padre y la transformó en "Insumos Médicos Zepeda", orientándola hacia el alto desempeño y a un mejor clima laboral.
De esta forma la organización ha sido reconocida como el quinto mejor lugar para trabajar en Chile, según Great Place To Work; como una empresa con buenas prácticas laborales, según la Fundación Carlos Vial Espantoso, y también como una compañía con un alto porcentaje de engagement, según Fundación Chile.
CAMBIOS
Ayer estuvo en Concepción invitado por Social B Cowork para dictar una charla en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción, donde expuso sobre la experiencia de un empresa B de alto desempeño.
Antes conversó con este medio acerca de cómo llevó a que su firma haya alcanzado estos reconocimientos, que haya sido destacada en distintas instancias, lo que le ha permitido formar parte del equipo de Mentores de Impacto, convirtiéndose en un guía para los emprendedores que buscan cambiar el mundo con sus negocios.
Llegó al sector de la salud porque su padre fue técnico de una empresa que reparaba equipos médicos, donde aprendió muchísimo y gracias a su esfuerzo le tocó representar una marca en Chile y se independizó. Así, la firma nació desde la necesidad y la oportunidad.
Hace 10 años se la compró a su papá y así, con mucha ingenuidad, como reconoce, partió una nueva fase, donde le introdujeron procesos, ingeniería y les fue súper bien, donde la invención casi no existía, se copiaba casi todo de libros.
Pero hubo dos hitos que le hicieron cambiar la forma de ver a su empresa y su cultura interna. El primero se dio el 2009, cuando una técnico paramédico del hospital de Curanilahue les contó que estaban sufriendo porque la lista de espera estaba creciendo por la pérdida de un equipo. Primero le ofrecieron prestar uno, pero luego decidieron ir. Se sumaron 4 médicos, gente de la empresa, técnicos y enfermeras de Concepción. En solo dos días hicieron 80 endoscopías, que es lo que se concreta en tres meses. Todo se realizó de manera gratuita y solo dieron las gracias por dejar ayudar.
IMPACTO
Esto se ha mantenido a lo largo de los años y ha impactado hasta este año, cuando en Nueva Imperial se hicieron 1.200 endoscopías, en que vinieron tres médicos japoneses, uno de Inglaterra, de Uruguay y 80 facultativos chilenos trabajaron en los procedimientos. Desde Estados Unidos se metieron en el tema porque cáncer gástrico no había, pero hoy hay muchos latinos con este problema.
"Fue un impacto mundial y todo gracias a la paramédico llamada Yeny, quien nos vislumbró que ayudando podíamos hacer cosas más grandes que solo vendiendo equipos. Por eso, teniendo un propósito importante, da lo mismo en qué corazón esté", hizo ver.
El segundo fue luego del terremoto del 2010. Por iniciativa propia y luego de algunas otras personas de la compañía comenzó a llamar a todos los clientes del sur para saber si estaban bien. Había un médico de Curanilahue al que no podían ubicar y luego de conseguir salvoconductos con el Ejército, obtuvieron mucha ayuda, llenaron tres furgones grandes y viajaron hasta la comuna de la Provincia de Arauco. "Lo encontramos, estaba atendiendo en el hospital. Seguimos viajando, ayudamos a reconstruir casas, echando abajo otras, llevando regalos a los niños. Llegamos muy cansados el domingo y el lunes todos volvimos al trabajo y nadie se quejaba. Fue algo personal, donde no habían horas extras ni dinero de por medio", contó.
Todo esto, contó, terminó impregnando el ambiente durante toda la semana, estaban todos contentos y entendieron que esa labor tuvo un propósito mucho más trascendente, que fue ayudar a Chile y a la gente que estaba sufriendo. Entonces, "si le das un propósito a la gente, ella mueve el mundo".
Con la ingenuidad decidieron darle un propósito a la empresa, que entendieran que lo que estaban haciendo era para dar salud a las personas y no solo para ganar un poco más dinero o mover un indicador de la organización, es porque es bueno hacerlo. Si un técnico repara un equipo es para que sea bien usado en el Hospital Regional o de Rancagua, donde sea, pues hay un enfermo detrás.
Así, comenzaron a aplicar herramientas que midieran eso, con encuestas que evaluaran el compromiso de la gente, cursos de liderazgo y en la práctica todo se gestiona y hay dinámicas. Por ejemplo, para la gente es importante que cada 7 días se le diga que las cosas las hace bien, lo que es relevante. "Entendimos que el recurso humano tiene que calzar con la cultura y la cultura con la persona. Si el objetivo de la empresa no hace sentido, solo se trabajará por el sueldo. Esto se logra con mucho esfuerzo, cambiando la acción y no la mente. Partir estos procesos cambiando tu espíritu es imposible", afirmó el ejecutivo que cuenta con 65 trabajadores, a los que tratan de sacar lo mejor de cada uno.