Desde tiempos remotos el ser humano y los animales han formado una relación bastante cercana y que han sabido mantener a lo largo de la historia. Es así como este vínculo ha sabido usarse para beneficiar la salud de las personas, desarrollándose tratamientos cada vez más conocidos y valorados como la Zooterapia.
Delfines, caballos, perros, gatos y conejos son algunos de las especies que forman parte de terapias de apoyo y/o complementarias para abordar distintas condiciones o patologías en niños como el Trastorno del Espectro Autista, Síndrome de Down o enfermedades cerebrovasculares, donde los animales pasan a ser parte fundamental de los logros y avances en cuanto al desarrollo cognitivo, de aprendizaje y de mejoras en la calidad de vida.
Mario Uribe, médico veterinario de la Universidad Austral con estudios en Zooterapia, comenta que esta terapia alternativa ha dado grandes frutos en tratamientos para niños. "Las mascotas logran crear importantes lazos con los niños, y se transforman en un punto clave a nivel fisiológico y social", afirma.
Sin importar el animal ni el tipo de afección, la zooterapia como tal ha sido aplicada en distintos países, obteniendo resultados positivos hacia ambos lados. "Por ejemplo, los niños con Síndrome de Down o Autismo, logran establecer un vínculo importante con el animal, que les permite desarrollarse en el ámbito social, pero también logran entender instrucciones, manejar su frustración y desarrollar responsabilidades", asegura.
Y es que la relación entre niños y animales es un vínculo prácticamente natural, que les enseña a los más pequeños a tomar decisiones y tener responsabilidades desde temprana edad. Para los niños en situación de discapacidad, ya sean físicas o de la esfera cognitiva, esta compañía especial resulta muy valiosa, ya que, pueden presentar dificultades para generar amistad con sus pares. "En este caso los animales logran sustituir esta situación y se transforman en una oportunidad de conectarse con otro ser vivo, punto importante para el desarrollo de los pequeños", subraya.
TERAPIA DE AFECTO
En esa línea, como lo plantea el veterinario, existen ciertas condiciones que implica que los pequeños tengan problemas para relacionarse con compañeros de su misma edad, que muchas veces no logran entender el comportamiento que traen consigo algunos trastornos.
Por esta misma razón, Uribe destaca que "la zooterapia es una terapia de afecto, es decir, los animales entregan amor y compañía sin pedir nada a cambio al niño, y eso permite que los más pequeños promuevan su confianza y que se sientan cómodos con otro ser vivo".
Sin ir más lejos, el especialista explica que las terapias se basan sencillamente en el cepillado, los cuidados básicos, la observación del animal y algunas salidas en terreno, para que los niños sean los protagonistas y formen un vínculo inmediato con la especie que se esté trabajando.
Desde el mismo punto, el médico veterinario agrega que la conexión emocional que se crea entre los animales y los niños es lo que permite desarrollar la interacción y el apego, y que ésta no sea con padres o el círculo familiar cercano, para que logren desenvolverse en un escenario social diferente al de su hogar. "La confianza, compasión y comprensión que genera un animal en un niño, es lo que da paso a que puedan conocer cosas como el cuidado, el amor, y que al mismo tiempo entiendan que están creando un lazo de amistad", recalca.
DIFERENTES ANIMALES
Si bien el trabajo con peces, conejos y gatos se ha comenzando a implementar en zooterapia, dando frutos importantes en el tratamiento de patologías de los niños, los caballos, delfines y perros han sido los animales más utilizados para este tipo de intervenciones terapéuticas.
César Fuentes, es un veterinario que hace algunos meses comenzó a crear un recinto para realizar terapia con animales en Los Ángeles, luego de que su hijo menor fuera diagnosticado con Autismo. "Me di cuenta de que mi hijo y mis perros habían creado una relación muy cercana, y eso le hacía muy bien a mi hijo", reconoce, siendo éste el puntapié para abrir su Centro de Zooterapia.
De esta manera, tras meses de estudio obtuvo dos caballos, con los que ha comenzado a tratar a distintos niños a través de la equinoterapia, la que, afirma, es "es beneficiosa a nivel fisiológico y emocional. El calor que desprende el caballo suele actuar como un relajante muscular, y el galope o el trote permite aumentar las conexiones neuromusculares", detalla.
Fue así como Fuentes pudo darse cuenta que tanto perros como caballos desprenden sentidos emocionales hacia los niños, como alegría o tristeza, enseñándoles de una manera distinta lo que son las distintas emociones del ser humano. "Las habilidades sociales de los niños con Autismo o Síndrome de Down muchas veces pueden ser carentes, pero el animal les permite reconocer cuándo se enojan, cuándo tienen pena o cuándo están felices", asevera.
Por otro lado, la canoterapia, donde los perros son los protagonistas en el tratamiento, permite beneficios como la coordinación y la confianza. "Como la mayoría son perros entrenados para estas terapias, estos pueden ayudar a los pacientes a ponerse y sacarse los zapatos, o recibir la comida de cucharadas, que tiene un sentido muy importante y de responsabilidad", cuenta.
Finalmente, el veterinario recalca que el mantener el cuidado de los animales para las terapias, permite que los niños asuman obligaciones y deberes, para que comprendan que tienen que cumplir con lo que se les pide. "Los animales favorecen la autonomía de los pequeños, se convierte en su amigo y también los ayudan a ejecutar acciones básicas que muchas veces no logran con las terapias comunes", concluye.