Colaciones proteicas favorecen el rendimiento de los escolares
Sabido es que el tipo de dieta que sigue una persona tiene, para bien o mal, un efecto directo en su estado de salud físico, incidiendo en el peso corporal, nivel de colesterol y azúcar en la sangre, mayor riesgo o presencia de condiciones como hipertensión arterial, hígado graso, resistencia a la insulina, diabetes y algunas patologías oncológicas, o incluso la calidad de la piel y el cabello.
Pero no sólo eso y según afirma la nutricionista Alejandra Pereira, "en la última década se ha evidenciado que una adecuada nutrición, balanceada y variada en cuanto a la ingesta de proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas, minerales y otros nutrientes juegan, puede influir en el sistema nervioso central".
Es por lo anterior que la profesional, quien es coordinadora de Fomento y Promoción de la Salud de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo de Concepción, plantea que la calidad de los alimentos que se ingieren, cómo se consumen y en qué cantidades, son variables que se deben considerar a la hora de pensar en el comportamiento de una persona en aspectos como el rendimiento, laboral o académico.
EFECTO EN LA CONDUCTA
De la mano de esta premisa, en un distrito escolar de Iowa, Estados Unidos, implementaron un programa relacionado con las colaciones de los estudiantes, donde aquellas en base a carbohidratos que eran comunes como galletas saladas, barras de granola y cereales, fueron reemplazadas por huevo duro, yogur y queso, snacks proteicos y con bajo contenido de azúcar.
Junto con favorecer una alimentación saludable al optar por productos más naturales, de mejor calidad y aporte nutricional, y por ende propiedades, "La intervención de proteínas", proyecto que se ejecutó entre 2015 y 2016, se guió por la hipótesis de que este cambio podría ayudar a mejorar el comportamiento de los alumnos en la clase y así beneficiar su potencial para el éxito académico.
El análisis incluyó a estudiantes que tenían más de cinco sanciones por mala conducta y la mayoría prefirió los huevos duros. Los resultados arrojaron que sólo el 11,5% recibió amonestaciones en los días de intervención, mientras que el otro 88,5% de las sanciones conductuales ocurrieron en los días en que no lo hicieron.
Dado lo anterior es que el informe, cuya información está disponible en inglés en la página www.aeb.org, concluyó que "con un esfuerzo sistemático y sostenido de ofrecer proteínas dentro de las escuelas de alta necesidad, se pueden reducir los problemas de conducta, lo que garantiza menos tiempo fuera de la sala de clases y una mayor probabilidad de logro académico".
El estudio y sus resultados son interesantes, opina la directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Chile, Soledad Reyes, quien plantea que se reafirma el importante papel que tienen las colaciones de los escolares, siempre complementadas con un desayuno saludable, para mejorar el rendimiento. Eso sí, si bien el consumo de proteínas y, en particular el huevo, se asocie a menos frecuencia de sanciones por conducta es un dato relevante, "no hay que olvidar que el estudio en su diseño sólo permite hacer una asociación, no establecer causalidad", recalca la nutricionista.
PAPEL DE LOS AMINOÁCIDOS
Aunque lo expuesto por la profesional deja de manifiesto que hace falta investigación para avalar lo propuesto por el análisis del programa ejecutado en Estados Unidos, hay certeza de que el papel de las proteínas en la dieta de las personas es uno clave en todas las etapas vitales y deben ser consumidas a diario.
Algo que, según asevera Alejandra Pereira, se sustenta en el hecho de que son un macronutriente que aporta aminoácidos esenciales.
En el caso de niños y adolescentes, especifica que son tan indispensables para el desarrollo y crecimiento como para la formación de nuevas conexiones neuronales. "Físicamente, las proteínas son indispensables en el desarrollo muscular de los niños, manteniendo una composición corporal adecuada. Cuando se consumen en la mañana, aumentan la síntesis de noradrenalina y dopamina cerebral, incrementando aún más la capacidad de alerta, concentración y memoria. Además, aportan triptófano, cuya escasez produce déficit en la síntesis del neurotransmisor serotonina", detalla la académica.
Sobre los aminoácidos menciona que hay 22 fisiológicamente importantes y 8 son considerados esenciales, ya que no pueden ser sintetizados a la velocidad y cantidad requerida por el organismo, razón por la cual se deben aportar a través de la dieta. "Dentro de los alimentos que presentan este patrón y que tienen una proporción de aminoácidos esenciales en el 100% están el huevo, la leche y la carne", asevera la experta.
Alimentos de origen vegetal como legumbres y cereales también son fuentes proteicas, pero aclara que son deficientes en algunos aminoácidos esenciales, por lo que mezclarlos es la forma de mejorar su calidad y perfil aminoácido.
REQUERIMIENTO
Por los efectos que las proteínas tienen en el organismo, Alejandra Pereira sostiene que la mañana es el momento ideal del día para consumirías y, por lo mismo, son también una de las mejores opciones para las colaciones escolares.
Para este tiempo de comida recomienda una porción de yogur o leche (semi o descremada sin azúcar, dependiendo estado nutricional); un trozo de quesillo en un sándwich o ensalada, un huevo duro o atún.
Vale la pena aclarar que aunque se deben incluir las proteínas cada día en la dieta, es importante respetar las porciones y en los niños, la nutricionista afirma que "el requerimiento de proteínas diario está basado en la cantidad que se debe consumir para formar tejidos necesarios para crecer adecuadamente, compensar las pérdidas y mantener un buen estado de salud".
Respecto a la dosis inocua de ingesta, ésta tiene relación directa con la edad y en menores de entre 6 a 12 años es de 0,95 gramos de proteínas por kilo de peso corporal cada día.
Esto, puntualiza la experta, se traduce en tres tazas diarias de lácteos sin azúcar, 80 gramos de pescado dos veces por semana, 3/4 de taza de legumbres cocidas dos veces por semana, un huevo dos o tres veces a la semana, y 50 gramos de pollo, pavo o carnes bajas en grasas dos veces por semana.