José Chesta y la dramaturgia
Las obras teatrales de José Chesta Aranguiz (1936-1962) constituyen lectura obligatoria para pensar la dramaturgia sobre el sur de Chile, especialmente aquella inscrita temporalmente en la década de 1960. Aquí los lugares, los colores, los sonidos, las fronteras concretas y simbólicas, las formas de decir, los anhelos, denuncias y luchas contra los poderes imperantes, como contra las vicisitudes incontrolables de la naturaleza configuran un imaginario representativo de las identidades del sur inexplorado por la llamada dramaturgia nacional.
Chesta forma parte de una generación de dramaturgos formados al alero de los teatros universitarios, específicamente del Teatro de la Universidad de Concepción, TUC (1945-1973), elenco que, junto al Teatro de la Universidad de Chile (1945) y de la Universidad Católica (1943), revolucionó la escena teatral desde mediados de la década de 1940 hasta 1973. Una de las dimensiones más relevantes de este proceso de cambio fue la renovación del repertorio de obras que, a partir de la década de 1950 comenzó a incluir dramaturgia nacional y a explorar en la búsqueda de una expresión artística "propia", en coherencia con el ideario de los elencos universitarios de la época, "sin dramaturgia chilena no hay teatro chileno".
Chesta, vivió a un ritmo acelerado como si hubiera sabido que todo había que hacerlo a la brevedad. Su vida fue de una intensidad sorprendente. Escribió dos obras teatrales, Las Redes del Mar (1959) y El Umbral (1961); el radioteatro, Cruces Hacia el Mar (1962); y tres relatos, La Cárcel disfrazada (1952), Aves y Caracoles (1953) y Ratonera (1962-3).
Su producción dramática se encuentra reunida en el libro José Chesta. Textos y Contextos, publicado el año 1994, por Marta Contreras, Enrique Luengo y Luz Marina Vergara, en el marco de un proyecto de investigación del área de estudios teatrales del Departamento de Español de la Universidad de Concepción.
El 23 de diciembre del año 1961, Chesta murió en un accidente automovilístico cerca de San Fernando. Lo perdimos tempranamente, sin embargo, su proyecto poético permanece materializado en sus obras y en las decisiones que tomemos para releer y reescribir su propuesta en el espacio escénico local, nacional e internacional.
OBRAS CON SENTIDO
Tal como dice Riedemann sobre la poesía del sur o la poesía de la suralidad,"la primera conciencia que posee una comunidad para ser tal, es la de habitar un territorio." Es precisamente a lo que nos invita Chesta en sus obras El Umbral, Las Redes del Mar y Cruces Hacia el Mar. En estas tres propuestas no podemos sino reconocer y encontrarnos con una conciencia territorial y con una historia local. Para ello el dramaturgo define ciertos hitos en el marco de una búsqueda por imaginar.
En El Umbral todo ocurre enLota, inmediatamente después de la hazaña de los mineros que, en señal de protesta,marchan desde allí a Concepción y con ello hacen visible a nivel nacional y tal vez, a nivel internacional, el conflicto entre los trabajadores de la mina, los patrones y el gobierno de Jorge Alessandri, asunto largamente revisitado por los discursos históricos y literarios desde hace 57 años. En Concepción, el último antecedente de ello data del año 2015, en el queAlexis Figueroa y Claudio Romopublican la novela gráfica, Lota 1960, la huelga larga del carbón.
En El Umbral, Chesta instala a unos personajes que comparten una vida y un destino, aparentemente inmodificable, en un espacio ominoso. Pese a ello y a la precariedad material que los rodea, gran parte de ellos gozan de saludables relaciones comunitarias y vecinales. Lo propio ocurre en las otras dos obras, Las redes del mar y Cruces hacia el mar. Naturalmente que,en estas últimas, tal como lo insinúa su nombre, todo ocurre a orillas del mar, en una caleta de pescadores, aquí se comparten relaciones como también la incertidumbre frente a la naturaleza incontrolada y desconocida, "la vida del mar es demasiado dura… la comida depende del tiempo, la vida depende del tiempo"(Chesta 221). El mismo discurso del acotador advierte que la historia no necesariamente tiene que ver con el litoral de la Región del Biobío, sin embargo, sabemos por los antecedentes biográficos del autor, que estos personajes habitan una caleta de pescadores de Cerro Verde de Penco.
OBRAS IMPORTANTES
Una de las dimensiones más interesantes de la producción dramática de Chesta es su"poética del saber". En sus obras, especialmente en El Umbral no incluye personajes intelectuales y externo a la comunidad que expliquen a los mineros las "verdaderas razones de su dominación". Aquí los propios mineros se ocupan de sus asuntos y de los asuntos comunes. En este sentido, no sólo se resisten frente a la dominación de los patrones, sino que también a reproducir su propia vida y a dejar el cuidado de sus asuntos enmanos de los "hombres de pensamiento, de la palabra, de la visibilidad y de gobierno"(Ranciere 2007), en resumen, en manos de los que históricamente han sido considerados "los que saben". Aquí, son los mismos mineros, representantes de los trabajadores, los sujetos políticos, son los poseedores de una discursividad representativa de quienes supuestamente no tendrían que hablar, los trabajadores del carbón. En esta obra es Hernán, un joven minero líder de la huelga, el que explica los asuntos comunes de interés, "hablamos de injusticias, arreglamos el país con palabras; pero no hacemos nada. Y aquí estamos llorando miserias… pidiendo que vengan otros a hacer lo que debimos hacer nosotros"(Chesta 167).
La dramaturgia del sur, como la de Chesta y Navarrete, define una cartografía territorial inexplorada por el teatro de la época y una poética del saber que anticipa en más de 50 años las reflexiones contemporáneas sobre las relaciones entre arte y política.