Pablo Quintanilla se dio un tiempo en su agenda en Concepción para enseñar a quienes dominan poco y nada cómo manejar una motocicleta, vehículo de dos ruedas que no es fácil de conducir, pero cuando hay pasión y ganas de aprender, la dificultad queda atrás.
Desde muy chico, Quintanilla sabía que su futuro estaba en el mundo "tuerca". Desde aquel momento que abrazó esta actividad, nunca más se bajó de la moto. Con el paso de los años, el crédito de Valparaíso ya fue campeón del mundo el año pasado y sigue buscando ser el mejor en el Dakar, la carrera raid más dura del mundo.
"Desde los cuatro años arriba de la moto, a los seis ya competía, y desde las primeras carreras sentía ese sueño de ser un piloto profesional. Soñé todos los días de mi vida con eso", dijo.
Y con más de 20 años compitiendo, Pablo expresa que clave en esto han sido sus padres por el apoyo brindado, pues este deporte es caro en Chile y, además, sumamente riesgoso. Recordar que en el último Dakar, sufrió una caída que lo hizo abandonar tempranamente, incluso con lesiones de consideración, cuando existían muchas esperanzas de que se subiera al podio.
Pero esa historia queda atrás cuando hay otras metas por delante, sabiendo que tiene mucho por dar.
Hoy, Pablo es piloto de Husqvarna, marca austríaca que confió totalmente, a tal punto de considerarlo como uno de sus pilotos oficiales.
La vida siempre ha sido para Quintanilla andar en moto, pero el porteño expresó que si le ofrecen conducir un auto, lo hará con todo gusto.
"Me gustan los autos, siempre ha sido así. Si en algún momento tengo la posibilidad de poder correr, lo haría pensarlo", aseguró Quintanilla.
De cara a lo que viene, el piloto nacional está entreverado en el campeonato mundial de rally, donde ha obtenido buenos resultados en las dos primeras fechas, en Abu Dhabi y Qatar, respectivamente.
Lo próximo será competir en una nueva fecha en el país, para seguir con destino a Argentina y luego a Marruecos, donde asegura que "siempre llegamos a pelear el campeonato".