Una historia larga, algo así como la mitad de la vida, según dicen. El camino de Inti Illimani y Quilapayún en el imaginario nacional (e internacional) no se ha detenido desde que ambas agrupaciones nacieran en el Chile de mediados de los años 60.
Otras voces y otros ámbitos, históricos y sociales, hicieron que precisamente estas bandas legaran dos trabajos claves en los surcos de la música popular chilena.
Quilapayún con "La cantata Santa María de Iquique" (publicada en 1970) e Inti Illimani aportando lo suyo a través de "Canto para una semilla", editado en 1972, a partir de los textos de Violeta Parra y musicalización de Luis Advis, que también había trabajado en "La Cantata".
Han pasado más de 45 años desde la aparición de estos trabajos, y medio siglo desde que ambas agrupaciones tomaron la decisión de sintonizar con la música.
Décadas que ambos conjuntos vienen a celebrar a Concepción, en el espectáculo "Inti + Quila" agendado mañana, a las 18 horas, en el Teatro UdeC. Un escenario que, cuentan desde ambas partes, conocen y al que siempre es agradable volver. "El Teatro es excelente y el marco más adecuado para presentar estos conciertos", dice Eduardo Carrasco, parte de Quilapayún.
Su colega y compañero artístico de tantas jornadas, Horacio Salinas, acota que "como toda gran ciudad de este país, tiene su importancia visitarla por cuanto Concepción es una referencia que palpita en la historia del arte y la cultura. Su gran universidad habla por supuesto de lo que digo. Desde siempre la hemos visitado y el Teatro es testigo en diferentes épocas de aquello", apunta el integrante del Inti Illimani Historico.
Se queda pensando y Salinas arremete. "La verdad es que uno quisiera recorrer todo Chile mostrando estas dos obras tan intensamente emotivas (la referencia es a los citados discos). Creo que para nosotros, los Intis, ha sido magnífico acoplarnos a los Quilas, y viceversa", señala el miembro histórico de la agrupación fundada en 1967, y que desde 2004 apunta en dos direcciones (la otra es Inti Illimani Nuevo).
LA EMOCIÓN DE VOLVER
Llega un momento en que el artista no le debe cuentas a nadie. Por lo mismo, es que sus palabras tienden a la sinceridad, más que a lo políticamente correcto. De ahí que Eduardo Carrasco no le tenga que pedir permiso a nadie para expresar su sentir, y también del llegar nuevamente a la capital regional. "Es emocionante volver a Concepción. Sabes, allá hemos estado en múltiples ocasiones a lo largo de nuestra carrera", indica.
- La primera vez que cantamos allá fue en los patios de la Universidad junto al característico Campanil (...) Y desde siempre hemos encontrado a un público atento y acogedor.
- Concepción es en lugar emblemático al que llegamos en medio de las luchas estudiantiles de los años 60. Desde ese entonces hemos vuelto a cantar innumerables veces. Ciertamente, es un hito para nosotros, pues además fue la puerta de entrada a nuestras inolvidables experiencias con los mineros de Lota y Schwager.
- Las dos cantatas son hoy día clásicos de la música chilena y sin lugar a dudas las obras más importantes del movimiento de la Nueva Canción. Son obras de gran expresividad y de mucha sabiduría musical y poética. Y como dices ambas consolidaron un estilo de música que hoy día es conocida mucho mas allá de las fronteras del país. Han sido interpretadas en muchos países de todos los continentes. El Inti Illimani y el Quilapayún son la parte pura de un pasado glorioso y son grupos emblemáticos debido a su trayectoria, consecuencia ética y artística que los transforma en un legado que viene de nuestra historia. Efectivamente, ambos trabajaron con Luis Advis, pero también con Víctor Jara, con Sergio Ortega y con varios artistas de primera línea en la cultura nacional. Ambos vivieron el exilio de manera creativa y lograron importantes éxitos en los países donde residieron, Italia y Francia respectivamente.
- Las obras que presentamos son de una eficacia indiscutida. Pero, sabes, cuando las presentamos uniendo nuestros recursos artísticos, su expresividad y originalidad se multiplican. Los primeros deslumbrados con los resultados somos nosotros mismos (risas). Cuando nos juntamos a cantar, redescubrimos el gran valor de estas obras. Estamos seguros de que el público que vaya a los conciertos quedará tan encantado como lo estamos nosotros.