Arauco avanza en restauración de bosque nativo de parque Coyanmahuida
En la Región del Biobío existía un pulmón verde con árboles nativos de cientos de años. Pero a fines de enero de este año el incendio de Florida arrasó con el 90% de este parque natural, abierto al público desde 2011.
En estos años, cerca de 10.000 niños transformaron el lugar en su aula viva aprendiendo de la flora y fauna del lugar y poco más de 5.600 turistas dejaron su huella en el lugar.
Recorrer este parque, propiedad de la empresa Arauco, actualmente permite dimensionar el impacto que dejan los incendios. Árboles centenarios en el suelo, otros quemados en su base y un porcentaje importante con su follaje café.
A fin de asegurar la disponibilidad futura de olivillos, peumos, naranjillos y otras muchas especies que alberga este relicto de bosque nativo, sus guardaparques han recolectado y enviado semillas al Vivero Quivolgo, ubicado en Constitución, con la esperanza que en un par de años vuelvan a su origen y permitan la recuperación de este lugar único de la Región del Biobío.
El vivero Quivolgo, reproduce más de 200 mil plantas nativas anualmente. Aquí, la empresa Arauco "viveriza" las semillas que colecta desde sus predios a fin de conservar y proteger especies únicas que existen en Chile, proceso que cobra aún más relevancia tras los devastadores incendios de principios de año.
La viverización es uno de los sistemas que se utiliza para la restauración de bosque nativo. Si bien el mejor escenario es que la planta crezca en forma natural en el mismo entorno donde creció y se desarrolló por años, con los siniestros del verano y las más de 77 mil hectáreas que se perdieron de bosque nativo a nivel país, hoy existe más superficie a restaurar, generando la necesidad de contar con más plantas. En este contexto, contribuir con especies nativas desde viveros es un proceso que ayudará a enriquecer el patrimonio forestal del país.
Así lo enfatiza Rodolfo Calquín, jefe Viveros y Genética de Forestal Arauco, empresa que en esta catástrofe perdió 17 mil hectáreas de bosque nativo. "Acá trabajamos las semillas recolectadas desde las áreas donde la empresa tiene bosque nativo. En los años 2000 y 2003 producíamos unas 20.000 plantas nativas por año. Hoy, logramos 200.000 y nos estamos proyectando para alcanzar 1 millón de plantas en un plazo de dos años", afirma el experto.
La viverización de plantas nativas es un proceso que requiere de mucha preparación, delicadeza, pero, en especial, paciencia. Dependiendo de la especie como queule y ruil, hay que esperar entre 5 y 7 años para que crezcan 50 centímetros. El primero es un árbol chileno único en el mundo a nivel de género y especie que se encuentra en peligro de extinción. El ruil, en tanto, es un fósil viviente, el más antiguo de la familia de robles del mundo también en peligro de extinción y raro. O sea, muy difícil de encontrar. Ambas especies están declaradas como Monumentos Nacionales y durante los incendios del verano, varios de ellos simplemente desaparecieron.
En el vivero Quivolgo se ha hecho un extraordinario trabajo para reproducir éstas y otras especies, como avellano, araucaria, quillay, maitén, maqui, peumo, boldo y pitao.
A fin de asegurar la preservación, en las últimas semanas se ha intensificado en los predios de Arauco la recolección de semillas. "Ahora han llegado muchas semillas de ruil del área Quivolgo", dice Daniela Ruiz, encargada de Investigación y Desarrollo del vivero, añadiendo que eso es una muy buena noticia porque en esta zona existían ruiles centenarios que fueron consumidos por las llamas.
Restauración del
bosque nativo quemado
"Estamos avanzando en la restauración de 17.000 hectáreas de bosque nativo, zonas de protección y Áreas de Alto Valor de Conservación (Aavc) que resultaron afectadas, principalmente en las regiones del Maule y Biobío", explica Patricio Eyzaguirre, subgerente de Asuntos Públicos de Arauco.
Además, la empresa se encuentra trabajando intensamente en la recuperación de las 80.000 hectáreas de plantaciones forestales dañadas tras los incendios, dando protección a los suelos y cursos de agua en los lugares afectados. En este sentido, comenta Eyzaguirre, se priorizó la protección de 14 cuencas abastecedoras de agua, que impactan a más de 56.000 personas.